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El mundo de la cultura se viste de negro. La condesa Marina Cicogna ha fallecido este 4 de noviembre, a los 89 años, en su casa de Roma a causa del cáncer que padecía. Fue la primera mujer italiana en convertirse productora de cine. Su vida profesional ha estado repleta de reconocimientos, entre ellos un Oscar como productora de cine de autor. Además de ello, su vida personal también adquirió cierto protagonismo, ya que fue una de las grandes amigas de la infancia del rey Juan Carlos.
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Alfonso de Borbón fue su primer amor
“Jugábamos de niños en Lausana. Su primo Alfonso, que después se casó con Carmen Martínez-Bordiú, fue mi primer novio. Adoro la compañía de don Juan Carlos, es muy espontáneo y animado. La gente así puede parecer desenfadada, pero es un hombre muy serio. Hoy, la prensa supone un gran problema. Les encanta destruir la reputación de la gente conocida. Le admiro, ha hecho muchas cosas bien y le considero extremadamente inteligente. Pero: nadie es perfecto”, declaraba hace unos años Marina Cicogna en una entrevista a Vanity Fair, sobre su relación con el rey Juan Carlos. Ambos se conocieron durante la infancia en Lausana, una de las ciudades suizas a la que acudieron muchas familias reales y aristócratas, durante la II Guerra Mundial. Desde ese momento, la condesa se convirtió en una buena amiga de don Juan Carlos y ambos se han dejado ver asistiendo juntos ocasionalmente a algún evento.
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Marina Cicogna nació el 29 de mayo de 1934, en Roma, Italia. Era hija de la condesa Annamaria Volpi di Musurata y de Cesare Cicogna, un reconocido banquero y aristócrata. Además, su abuelo, Giuseppe Volpi di Misurata, fue el creador del Festival de Cine de Venecia. La pasión por el séptimo arte llegó a la vida de la productora a una edad muy temprana. Cuando era pequeña, se encargaba de convencer a su tutora para saltarse las clases e ir al cine, donde llegaban a ver hasta cuatro películas al día. Con tan solo 13 años, ya conoció lo complicada que era la vida, tras tener que hacer frente al fallecimiento de su padre. En los años 60, regresó a la ciudad italiana tras haber pasado un tiempo en Nueva York y Columbia, donde estudió Fotografía.
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Cuando volvió a Roma, su madre, que siempre la había apoyado por su amor al cine, invirtió parte de su fortuna en una distribuidora. Desde ese momento, la productora comenzó a comprar películas, entre las que se encontraban algunas que ganaron el Festival de Venecia, como por ejemplo Helga. Sin embargo, años más tarde, Marina tuvo que hacer frente a otro duro golpe, el suicidio de su hermano Giuseppe. Ambos mantenían una estupenda relación más allá de la vida familiar y eran socios de Euro International Films. Un hecho que supuso un punto de inflexión en la vida de Cicogna, que decidió abandonar Italia durante un corto periodo de tiempo y se mudó a Los Ángeles para trabajar en Hollywood. Belle de Jour, de Luis Buñuel, Hermano sol, Hermana luna, de Franco Zeffirelli o Érase una vez en América, de Sergio Leone han sido algunos de los títulos más relevantes en los que ha participado.