Tamara Falcó está a punto de hacer realidad su sueño de estrenar su casa, el lujoso ático dúplex de nueva construcción que adquirió hace tres años, muy cerca de Puerta de Hierro, la exclusiva zona de Madrid donde reside su madre. Entusiasmada con el que será su nuevo hogar junto a Íñigo Onieva, la marquesa de Griñón contó hace unos días a sus compañeros de El Hormiguero cómo van los avances: “Mi casa es genial. El bloqueo botánico va viento en popa. Estoy feliz, nos mudamos ya. Ya he hecho las fotos... Me he hecho la cocina de mis sueños”.
Tamara se refería a la reforma que emprendió tras adquirir la vivienda para adaptarla a sus gustos y necesidades y a las plantas XXL —el bloqueo botánico— con las que ha decorado la fachada exterior de la vivienda, toda acristalada, para proteger su intimidad.
Desde que se dieron el ‘sí, quiero’ y regresaron de su luna de miel, Tamara e Íñigo han estado viviendo en casa de Isabel Preysler, pero como explicó la propia aristócrata, ya queda menos para que puedan iniciar esta nueva etapa de su vida en su propia casa, instalada en una urbanización que cuenta con piscina comunitaria, social gourmet, spa y gimnasio.
El pasado domingo 22, la pareja quiso comprobar de primera mano cómo está quedando la reforma y, aprovechando que está a solo diez minutos de la vivienda familiar de Isabel Preysler, fueron hasta el ático caminando. Acompañados por sus perras, ‘Jacinta’ y ‘Vainilla’ , los marqueses de Griñón disfrutaron de este paseo en familia, acompañados por su primo Álvaro Castillejo Preysler y la mujer de este, la periodista Cristina Fernández Torres.
Junto a ellos, iba también el mayor de los dos hijos de Ana Boyer y Fernando Verdasco, Miguel, con el que la marquesa de Griñón, que es su madrina, ejerció de ‘súper tía’. Tamara no se separó de él en ningún momento, practicando así para su futura maternidad, como publica la revista ¡HOLA! en su último número.
Aprovechando el paseo, el grupo se acercó hasta el ático. Demostrando la buena relación que existe entre ambas parejas, Tamara e Íñigo ejercieron de perfectos anfitriones con sus primos y el pequeño Miguel, recorriendo las diferentes estancias de su futura casa sin olvidarse de la impresionante terraza que ya están decorando a su gusto. Una vez terminada la visita, Fernando Verdasco acudió al encuentro de sus cuñados para recoger a su hijo y llevárselo de regreso a casa de Isabel Preysler.