Sara Carbonero (39) ha abierto su corazón en una carta en la que ha dado las gracias a la vida por todas aquellas pequeñas cosas que cada día la hacen un poco más feliz como, por ejemplo, sus mascotas. “Tengo una perra que se cree modelo y por eso no se queja cuando le ponemos el disfraz de calabaza y una gata muy gata que últimamente ha bajado la guardia y pide y da más mimos que nunca, especialmente desde que su hermana se fue al cielo de los gatos. Aunque les ha costado, han terminado llevándose bien”.
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Una misiva en la que la periodista también ha hecho un guiño a todas esas lecturas que le hacen compañía en las tardes de otoño, que, a pesar de ser más frías y lluviosas, guardan un inquebrantable halo de paz. “Tengo una pila de libros que voy dejando a medias porque me gusta leer varias cosas a la vez. Libros de los que aprendo continuamente y que me sirven para evadirme y viajar con la mente, muchas veces a otras épocas en las que me hubiera gustado vivir”.
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Una afición que tiene como telón de fondo una banda sonora que la transporta en el tiempo y que va variando según su estado de ánimo. “Tengo una playlist que de vez en cuando escucho porque forma parte de mi infancia y mi adolescencia. Gracias Dolly Parton porque este fin de semana solo me apetece plantarme un peto vaquero y unas botas de cowboy y ver pasar las horas en una mecedora”.
Pero, sobre todo, la comunicadora está agradecida por las personas que están a su lado. Su pilar fundamental que la acompañan en cada aventura, cada batalla y cada nueva ilusión. Un grupo del que, por supuesto, forman parte sus hijos: Martín y Lucas, de nueve y siete años, y su chico Nacho Taboada, al que hace una mención velada. “Tengo cerquita unos ojos (los que hay detrás de estas fotografías) llenos de sensibilidad que me miran siempre bonito. Tengo suerte”.
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Una carta que Sara ha querido finalizar con una reflexión sobre la alegría y la fortuna. Dos sentimientos que son preciosos, pero, por desgracia muy efímeros y variables. Una realidad que tiene aún más presente desde que tuvo que hacer frente al cáncer en 2019. “En estos instantes efímeros de felicidad, que cada vez agarro con más fuerza, es inevitable no recordar de nuevo la frase de Miki Naranja: amarás lo cotidiano porque no durará siempre”.