Asturias fue el escenario de su gran presentación como princesa y Oviedo, en otro regreso ‘feliz’ a la tierra de su madre, volvió a ser el marco en el que señaló el final de una etapa de su vida con un poderoso mensaje sobre su compromiso con España. A su lado, los Reyes; su hermana, Sofía, que viajó desde Reino Unido para acompañarla, y la Reina doña Sofía. Por primera vez, desde agosto, juntos. No son tantas las ocasiones que tenemos de verlos a lo largo del año y es en el Principado donde cada otoño se hace muy visible la unión, el amor y la solidez de la Familia Real.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Eran las 18:32 horas cuando los cinco llegaron a escena entre vítores y el sonido de la Real Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo. Minutos antes había cesado la lluvia. La Reina, con un espectacular vestido negro, miró al cielo y extendió la mano comprobando que el mal tiempo les había dado una tregua, mientras Leonor, de azul, se ocupaba de guiar a su abuela doña Sofía a la entrada del teatro Campoamor.
Llevó su primera joya con historia: los pendientes de diamantes y aguamarinas que don Felipe regaló a doña Letizia tras su nacimiento
Allí los esperaban 1.300 invitados para recibirlos con una ovación que los acompañó hasta el escenario durante los casi 80 metros de alfombra azul. Un recorrido en el que siempre hay una parada de segundos: la Reina buscando con los ojos a su madre entre las butacas para decirle lo importante que es para ella y el Rey alzando la cabeza hacia el palco para encontrarse con la mirada de doña Sofía como cada año desde hace tantos. Tenía trece cuando entró por primera vez de su mano en ese mismo teatro: sus primeros premios, su primer discurso. Sonó entonces el Himno Nacional y declaró Felipe VI abierto el acto de entrega de los premios.
Por primera vez desde 1981, entre los ocho galardonados hubo dos ausencias por fallecimiento. La del profesor y escritor italiano Nuccio Ordine, premio de Comunicación y Humanidades, que murió a los 64 años el pasado 10 de junio, y la de la historiadora francesa Hélène Carrère d’Encausse, distinguida con el de Ciencias Sociales, quien falleció en agosto a los 94 años. Asimismo, tampoco pudo asistir el biólogo estadounidense Jeffrey I. Gordon por la reciente muerte de su esposa. Sí han estado sus colegas Bonnie L. Bassler y Peter Greenberg, reconocidos por sus estudios sobre las bacterias resistentes a antibióticos y premiados en la categoría de Investigación Científica y Técnica.
“A la Reina y a mí —como Reyes y como padres— nos hace estar profundamente orgullosos de su sentido del deber, de su entrega y de la ilusión con la que afronta su futuro” (Felipe VI)
Tomó la palabra Luis Pizarro, director ejecutivo de la organización DNDi (Cooperación Internacional) y puso en el foco que 1.600 millones de personas sufren anualmente alguna enfermedad desatendida porque “son demasiado pobres para que sus enfermedades interesen en este lado del mundo”. Y también Eliud Kipchoge (Deportes), considerado el mejor maratoniano de la historia. Todos los galardonados reciben reconocimiento y aplausos a su paso por Asturias, pero este año Meryl Streep (premio Princesa de Asturias de las Artes) marcó la diferencia y fue, sin duda, con permiso de la Familia Real, la gran protagonista. Desde su llegada, y como en un rodaje, todos los focos estuvieron sobre ella.
Meryl conquistó con su cercanía, sus bailes al son de las gaitas, los besos al aire y su mano derecha permanentemente sobre su corazón en gesto de agradecimiento y cariño. Y también con sus palabras en la ceremonia de entrega, donde reivindicó la empatía e hizo gala de su dilatada experiencia profesional con una ‘puesta en escena’ magistral. Controlando el tiempo de su intervención, sus miradas, sus sonrisas y sus silencios.
“Así también nos hace sentir su hermana, la infanta Sofía, que igualmente avanza en su formación adquiriendo conocimientos, valores y experiencia para servir y ayudar a los demás”
Fue un discurso intimista desde la humildad del que no merece el premio, centrada en un profundo análisis de su profesión y la magia de la conexión con el espectador. Y no se olvidó de hacer un guiño a España al nombrar a Penélope Cruz y Lorca… Y todavía quedaba una sorpresa. Pocas horas después, Meryl Streep, aún en suelo español, sorprendía al mundo con un inesperado giro de guion en su vida personal. La reina de Hollywood confirmaba, a través de un comunicado, que su matrimonio con el escultor Don Gummer, padre de sus cuatro hijos, y que todos creían inquebrantable, está roto desde hace mucho tiempo: “Llevan separados más de seis años (se casaron en 1978) y, aunque siempre cuidarán el uno del otro, han escogido caminos distintos”.
La Reina presumió de físico con un vestido espectacular de escote asimétrico y zapatos joya
Último discurso como menor de edad
A las 19:26 llegó el turno de la princesa. Era su última intervención antes de alcanzar su mayoría de edad y reafirmó su papel como heredera al trono. Recordó “haber prestado juramento de servicio a España ante nuestra bandera hace apenas dos semanas” y habló de cómo su formación militar le está permitiendo “compartir el aprendizaje continuo con personas que han elegido una vida de servicio con grandes exigencias y renuncias personales”.
Y también hizo referencia su próxima cita en las Cortes Generales: “El día 31 cumplo 18 años y tendré el honor de jurar la Constitución, con lo que eso significa para mí personal e institucionalmente. Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades”. Y que una de ellas (de sus responsabilidades) “es comprender y valorar lo que nuestros premiados aportan a una sociedad… Porque siento que transmiten, con sus acciones y en sus obras, esa esperanza que nos guía y nos inspira a los jóvenes”.
La Reina doña Sofía y Paloma Rocasolano, dos abuelas a las que les gusta hacer planes privados juntas, se sienten muy orgullosas de su nieta y estaban muy emocionadas
La princesa habló de Nuccio Ordine y de cómo, al conocer su inmenso legado y “cómo consiguió humanizar la humanidad y su defensa de los maestros”, entiende “por qué la educación es el cimiento de toda sociedad que pretende ser mejor”. De las películas de Meryl Streep, en las que ve “cómo una gran artista puede despojarse de sí misma… con libertad, valentía y sensibilidad hacia los desafíos de nuestro tiempo”. También de la aportación de Hélène Carrère al análisis de la historia contemporánea y los esfuerzos de la organización Mary’s Meal (Concordia) para alimentar a niños en sus escuelas.
“El día 31 tendré el honor de jurar la Constitución, con lo que eso significa para mí personal e institucionalmente. Lo que puedo decirles es que entiendo muy bien y soy consciente de cuál es mi deber y de lo que implican mis responsabilidades”
Las abuelas y las lágrimas
Mientras, Paloma Rocasolano se emocionaba hasta las lágrimas y su otra abuela, doña Sofía, se incorporaba en el palco para no perderse ningún detalle. Sin olvidar a sus padres con sus cabeceos de asentimiento o la mirada de admiración de su hermana, Sofía, a la vez que Leonor reconocía, además, que “me admira que Murakami —premio de las Letras— haya construido durante décadas un universo propio con palabras”. La princesa añadió que observa “con entusiasmo el afán del atleta keniata Kipchoge por superar sus límites y, además, ser solidario”. Y que “me asombran” los biólogos Gordon, Greenberg y Bassler con “sus estudios sobre las bacterias que habitan en nuestro organismo y lo esenciales que son para la salud y para la vida”. Concluyendo, la princesa agradeció a los premiados la “luz” que proyectan sobre “los retos y la complejidad del mundo que nos toca vivir”.
Emocionado al hablar de sus hijas
Segundos después, Felipe VI iniciaba su intervención poniendo en valor los objetivos de la fundación desde hace 43 años: rendir homenaje a través de sus premios a quienes “son ejemplo —para todos— de los valores más elevados” y cuya obra “siempre nos da motivos para la esperanza, para seguir confiando en la humanidad y en nuestra capacidad de avanzar y, así, no ceder ante los peores presagios”. Continuó el Rey resaltando, primero, la labor de los premiados, y después, hablando de sus hijas —emocionado y con la voz entrecortada—, reafirmando las palabras de la heredera, recordando los momentos que está viviendo en la academia militar, así como su próximo compromiso.
Tras recibir el premio (Artes) y estando todavía en Asturias, Meryl Streep sorprendió al mundo al anunciar que lleva separada seis años de su marido, Don Gummer, padre de sus cuatro hijos
“El próximo día 31 —alcanzada la mayoría de edad— será su jura de la Constitución ante las Cortes Generales, un acto de enorme trascendencia institucional, simbolismo histórico y compromiso personal”. “A medida que va dando estos pasos, a la Reina y a mí —como Reyes y como padres— nos hace estar profundamente orgullosos de su sentido del deber, de su entrega y de la ilusión con la que afronta su futuro. Y así también nos hace sentir su hermana, la infanta Sofía, que igualmente avanza en su formación adquiriendo conocimientos, valores y experiencia para servir y ayudar a los demás”.
No podía faltar en su intervención un recuerdo a la desgarradora situación del conflicto en Oriente Próximo: “Como si las lecciones severas de un pasado no tan lejano hubieran caído en el olvido”. Ni tampoco a nuestro país: “Debemos cuidar lo mejor de nuestra historia… Son muchos nuestros problemas y las soluciones llegarán de la unidad, nunca de la división”. Momento en el que fue interrumpido por los aplausos, antes de convocar los Premios Princesa de Asturias 2024. Segundos después, el auditorio acompañaba tarareando —Felipe VI y la princesa Leonor incluidos— los sones de las gaitas en el Asturias, patria querida.
Intimidad: las dos reinas con Leonor
La princesa Leonor salió del teatro del brazo de la Reina Sofía y fue entonces cuando los fotógrafos captaron un momento de intimidad: su abuela le retiraba el pelo a su nieta para ver mejor los pendientes de diamantes y aguamarinas que llevaba. Una joya que se ha atribuido a Bvlgari —no es de esta firma—, pero que, según diferentes informaciones, habría sido un regalo del Rey a doña Letizia cuando nació Leonor. Fue entonces cuando doña Letizia se paró en seco para explicarle la historia que hay detrás y que no sabemos.
La misma imagen, 20 años después
La Familia Real regresó al hotel, donde hubo cena y recepción y también una sorpresa. Felipe VI y doña Letizia decidieron recrear la imagen que dio la vuelta al mundo y ha pasado a la historia como su primera foto juntos. Nostalgia, romanticismo y un toque de humor. Mismo lugar, sonrisa, mirada y mismos gestos, pero 20 años después. Fueron testigos del saludo (compartido por la Casa Real el sábado), además de los periodistas que se encontraban en el set de TVE, la princesa Leonor y la infanta Sofía, que, por un momento, apuntó El Comercio, se ruborizaban y por momentos se reían… ¡Veinte años!”, dijo la Reina recordando el día 24 de octubre de 2003: “Estaba agotada, llevaba todo el día en directo, llovía…”, antes de que el Rey la abrazara y le diera un beso.
Escondían un gran secreto: eran novios e iban a casarse, pero solo lo sabía su círculo más íntimo. Por eso, aunque era la primera vez que se les fotografiaba juntos, nadie se fijó en sus ojos brillantes y el momento se “leyó” como un saludo entre el príncipe y la presentadora del telediario… Ocho días después fue anunciado el compromiso. Y al año siguiente, Letizia, princesa de Asturias, ocupaba un sitio de honor junto a don Felipe.
La despedida
El sábado, los Reyes y sus hijas madrugaron para conocer a los vecinos del concejo de Villaviciosa y hacer entrega del premio Pueblo Ejemplar a las parroquias ganadoras, Arroes, Peón y Candanal. Fueron casi cinco horas de no respiro con las gentes del valle recibiéndolos con júbilo… Pero también un tiempo precioso para los Reyes, la princesa y Sofía, que siguen descubriendo las maravillas de la tierra de su madre. Juntos conocieron la cultura local, la producción sidrera de la zona, los llagares, la explotación forestal y la economía agroalimentaria y hasta al toro Galo, distinguido con el título de Míster Ternera Asturiana, que pesa 1.200 kilos.
Tanto Felipe VI como la princesa Leonor hicieron referencia en sus discursos al poder “de trabajar unidos —con intereses e ilusiones compartidos— para la construcción de un futuro mejor”. Y se refirió el Rey a las parroquias como “ejemplo de conservar una economía diversificada partiendo de los recursos locales”. Padre e hija también señalaron las pomaradas y la cultura sidrera en sus intervenciones, dando el Rey un espaldarazo real a la candidatura asturiana de la sidra a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Asimismo, Leonor destacó que Arroes, Peón y Candanal son un buen ejemplo de que “una aldea también es un buen lugar para la innovación tecnológica y social”… “Y no me puedo olvidar de la sidra, que estamos en la comarca de las pomaradas. A ver si aprendo ya a escanciar”, concluyó más espontánea que nunca.
Los Reyes recrearon la imagen que dio la vuelta al mundo y pasó a la historia como su primera foto juntos. “¡Veinte años! Estaba agotada, llevaba todo el día en directo, llovía…”, dijo doña Letizia recordando el momento