Antes de convertirse en una estrella internacional del pop-rock y conquistar la cima del éxito, Alecia Beth Moore, más conocida en el panorama musical como Pink, estuvo muy cerca de no cumplir el gran sueño de convertirse en la artista que es a día de hoy. La vocalista estadounidense que saltara a la fama a inicios de los 2000 al lanzar el sencillo There you go, enmarcado en su primer álbum Can't Take Me Home, vivió un doloroso episodio que ahora, pasadas casi tres décadas desde que ocurrió, ha contado con detalle: estuvo muy cerca de perder la vida a causa de una sobredosis en el año 1995, cuando tan solo tenía 16 años.
El incidente que pudo costarle la vida
Mostrando su faceta más cercana y humana, Pink, que sopló las velas de su 44º cumpleaños el pasado mes de septiembre, se ha sincerado para narrar el difícil momento al que tuvo que enfrentarse siendo una adolescente. Antes de formar parte de la banda de R&B Choice, que antecedió a su trabajo en solitario y gracias a la cual firmó su primer acuerdo con LaFace Records, la cantante atravesó una infancia y una adolescencia muy rebelde. Una actitud que, según ha revelado a la periodista Cecilia Vega en el programa 60 Minutos de la cadena estadounidense CBS en una conmovedora entrevista, se intensificó a causa de la mala relación y el divorcio de sus padres después de cumplir su primera década de vida. Fue entonces cuando comenzó a sumergirse en el mundo de las sustancias, dejándose tentar por ellas y por las fiestas nocturnas, hasta que el día de Acción de Gracias de 1995 tocó fondo.
El incidente se produjo unas semanas antes de firmar el que sería su primer contrato discográfico: "Crecí en un hogar donde cada día mis padres se gritaban el uno al otro, se tiraban cosas. Se odiaban. Empecé a tomar droga. Y a vender droga”, ha recordado, al tiempo que ha contado que se recuerda como una joven punki, malhablada que estaba "bajo mucha presión". Su actitud desencadenó en su expulsión del domicilio familiar y el abandono del instituto donde estudiaba, pero el cuarto jueves de noviembre de aquel año pudo no contarlo después de escaparse a una fiesta. "Descarrilé", ha admitido: "Estaba en una rave y sufrí una sobredosis. Había consumido éxtasis, polvo de ángel, cristal... Todo tipo de cosas. Luego se me fue. Mucho. Muchísimo", ha continuado diciendo, asintiendo cuando su interlocutora le ha preguntado por si pudo fallecer, pues se encontraba "fuera de control".
Un antes y un después en su trayectoria
Este suceso unido al enfrentamiento que tuvo con su madre, Judith Moore, que terminó con esta cayendo por las escaleras, marcó para ella un antes y un después en la trayectoria de la ganadora de tres premios Grammy. Si a día de hoy lo que siente al recordarlo es arrepentimiento, por aquel entonces le sirvió para abrir los ojos. Aunque hace varios años ya hizo referencia a este instante tan crucial para ella cuando comentó en Entertainment Weekly que entre los 12 y los 15 años salía de fiesta "muy fuerte" y que tuvo "una sobredosis en el 95, y luego nunca jamás tomé drogas", nunca había profundizado en la gravedad y trascendencia de los hechos, algo que hace público con el fin de ayudar.
Las experiencias de Pink con las drogas culminaron ahí y después de que un DJ que le había brindado la oportunidad de cantar en un local le hiciera prometer que no volvería "a tocarlas". Le dio su palabra y semanas más tarde realizó las audiciones que terminaron por llevarla a formar parte del grupo Choice como voz y líder; después vino la fama mundial, sus aclamadas letras, los espectáculos cargados de energía y personalidad y una de las carreras más sólidas, meteóricas y mejor pagadas del mundo artístico. "Me di cuenta de que el machete que siempre he cargado es lo que me hace realmente buena con lo que hago hoy. Esto es lo que me hace una superviviente", ha concluido, subrayando lo importante que fue para ella aquella lección.
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Un gran año a nivel profesional y personal
Más allá de sus alegrías profesionales, entre las que ha logrado posicionarse como una de las cantantes con mayores ventas en el mundo gracias a su estilo único y pasional y ha recibido reconocimientos como un Daytime Emmy o siete premios MTV Video Music Awards, Pink, que este 2023 ha lanzado su noveno álbum de estudio, Trustfall, después de Hurts 2B Human en 2019, ha formado junto a su marido, el expiloto de motocross Carey Hart, una encantadora familia. Junto a él tuvo a los dos grandes amores de su vida, sus dos hijos, Willow Sage, de 12 años, que canta como los ángeles, y el pequeño Jameson Moon, de 6. Ellos son, sin lugar a dudas, su razón de ser y se desvive por ellos, de ahí que en múltiples citas importantes para la artista hayan sido sus acompañantes de excepción, pues la apoyan en cada uno de sus pasos y gozan de una unión maravillosa.
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