El pasado sábado 7 de octubre, la infanta María Francisca, hija de los Duques de Braganza, contrajo matrimonio con el abogado Duarte de Souza Araújo en la basílica del Palacio Nacional de Mafra, a 40 kilómetros de Lisboa. Desde 1995 no se celebraba en Portugal una boda real, por lo que los medios de todo el mundo se hicieron eco de este gran acontecimiento que reunió a 1.200 invitados, entre los que se encontraban representantes de numerosas casas reales europeas.
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Como informa la revista ¡HOLA! en su último número, para la ceremonia religiosa, la duquesa de Coimbra, de 26 años, llevó un majestuoso vestido de novia , obra de la diseñadora portuguesa Luzia do Nascimento. Realizado en seda mikado, con cuello corola y manga francesa, el traje estaba enriquecido con bordados de cristales y recordaba al que llevó la Reina Letizia en su enlace con Felipe VI. María Francisca se inspiró en el que lució su madre, la duquesa Isabel de Braganza, y también llevó la misma tiara histórica que llevó ella, una creación que data de 1887 y fue elaborada para Amelia de Orleans, última Reina de Portugal, con 800 diamantes engastados en plata y oro, motivos de flores de lis e hileras de collares de diamantes.
Pero la Infanta, una novia alegre y sonriente en todo momento, sorprendió también con los otros looks que llevó en las diferentes celebraciones de su boda. La noche anterior al enlace, María Francisca organizó una fiesta preboda en la casa de sus padres, en San Pedro de Sintra, donde quiso rendir homenaje a algunas de las tradiciones de su tierra. En una divertida mezcla de nuevas y viejas costumbres, los invitados disfrutaron de un aperitivo informal en food trucks, mientras presenciaban una muestra del folclore portugués con la actuación de varios grupos de danza. La duquesa de Coimbra apareció vestida de Novia del Miño, con el traje típico que usan las novias en Viana do Castelo. Se trata de un vestido de terciopelo negro, con bordados de cristal, que se usa con una mantilla blanca a modo de velo y en el que destacan las múltiples cadenas y medallas de oro que adornan la pechera.
Para poder disfrutar de la fiesta, tras la cena, la hija de los duques de Braganza mostró sus dotes de baile, al atreverse a realizar alguna de las danzas tradiciones con los integrantes de los grupos que actuaron en la preboda. Para esta ocasión, la joven princesa cambió el traje típico por un vistoso vestido camisero de falda corta y manga larga, con un suave estampado en verde y blanco, de Zara.
Tras la ceremonia religiosa del sábado, los recién casados y sus invitados se trasladaron del Palacio de Mafra a la casa de los padres de la novia, en San Pedro de Sintra, Lisboa, donde tuvo lugar una cena de gala. La Infanta María Francisca se cambió de traje y en esta ocación optó por un elegante y sencillo vestido blanco con cuello halter, obra también de Luzia do Nascimiento, que recordaba en su silueta al diseño de Stella McCartney que lució la duquesa de Sussex en su boda con el príncipe Harry, también para la fiesta posterior a su enlace.
La duquesa lo combinó con unos pendientes de esmeraldas y diamantes de su abuela Francisca, madre de don Duarte Pío, y un broche también de esmeraldas y diamantes herencia de familia, que lució en su peinado. De los pendientes de su abuela paterna salió el diamante central del anillo de compromiso, un proyecto que reunió al novio, Duarte de Sousa Araújo, y a los duques de Braganza con el objetivo de sorprender a la novia. “Tanto en el anillo como en los pendientes, tengo representados a mi abuela Francisca y a Duarte”, comentó la Infanta en los medios portugueses.