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EXCLUSIVA

Irene Urdangarin, primeras imágenes de su nueva vida como chica de la Cruz Roja

Asiste a un curso de asesoramiento en la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja para buscar destino como cooperante


4 de octubre de 2023 - 8:52 CEST

En 2013, los Urdangarin Borbón se mudaron a Ginebra en un giro brusco de su mundo feliz; y diez años después, la vida de todos ellos no puede ser más diferente. Empezando por Irene, la protagonista de este número, que quiere trabajar como voluntaria. Tal y como avanzó ¡HOLA! la semana pasada, en exclusiva, Irene ha decidido tomarse un año sabático antes de empezar la universidad y se prepara para ponerse al hombro la mochila de ‘cooperante’, seguramente después de Navidad.

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La hija de la infanta Cristina será una más entre 16 millones de voluntarios; la FICR es la red humanitaria más grande del mundo

Cumplió 18 años el 5 de junio, terminó bachillerato 11 días después, consiguió lo que parecía muy difícil —reunir a todos para celebrar su graduación y su mayoría de edad— y disfrutó de un gran verano… Un tiempo para divertirse, crear nuevos recuerdos con su familia, pero también para pensar en el futuro y en su carrera universitaria, que no tenía del todo claro. De ahí que, apoyada por todos y habiendo descartado ya que estudiará Administración de Empresas y Gestión Hotelera en la EHL Hospitality Business School, de Lausanne, haya tomado la decisión de tender la mano a las personas más vulnerables. La hija de la infanta Cristina desea marcar una diferencia, mientras explora lo que quiere estudiar el curso 2024/25.

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En las imágenes, se ve a Irene paseando por Ginebra y hablando por teléfono. En la mano, su herramienta de trabajo: un ordenador en rosa. Viste camisa celeste, pantalón cargo azul marino, ‘pashmina’ al cuello y deportivas ‘eco’ de la firma Veja.

Segundo hogar

Las primeras imágenes de su nueva vida llegaron a nuestra redacción con el inicio de octubre: Irene paseando por la ciudad en la que ha residido desde que era una niña y que es su segundo hogar, hablando por teléfono; y en la mano su herramienta de trabajo: un ordenador en rosa metalizado.

Vestida informal con camisa celeste, pantalón cargo azul marino con ‘pashmina’ al cuello y, siempre a la moda, con sus deportivas ‘eco’ de la firma Veja, se la ve disfrutando de su caminata y parando a comprar un café. También llegando al edificio que alberga la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja y fue, hace un siglo, la primera sede mundial de la Liga de Sociedades de la Cruz Roja.

Para Irene, hay tres destinos en el horizonte: Camboya, Mozambique y la India, donde estuvo su hermano Juan antes de empezar a trabajar con Alejandro Agag; pero curiosa por naturaleza, busca más información, y ha estado haciendo en Ginebra un curso de asesoramiento, para encontrar su mejor destino como cooperante. Y tampoco debe ser fácil. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja (FICR), según informa en su web, es la red humanitaria más grande del mundo y está presente en prácticamente todas las comunidades del planeta. Reúne a más de 16 millones de voluntarios, apoya la acción en más de 191 países y llega a 160 millones de personas cada año. Todos están comprometidos con la paz, salvar vidas y cambiar mentalidades, y siguen como plan de acción la Estrategia 2030, para abordar los principales desafíos humanitarios y de desarrollo de esta década.

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A la izquierda, el edificio (con la placa identificativa, al lado) al que ha estado acudiendo estos días y es sede de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Medialuna Roja.

La nueva generación de mujeres Borbón (Ortiz, Marichalar y Urdangarin) tiene mucho que decir y de diferente manera. Victoria Federica dio un giro radical a su vida hace casi dos años y es influencer; y ahora llega el turno de cambios para sus primas, aunque con grandes diferencias. Leonor, la única que no puede elegir, recibirá formación militar durante tres años; la infanta Sofía estudia bachillerato internacional en Gales, e Irene sigue el camino del voluntariado.

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