La huelga de actores de Hollywood ha mermado este año la presencia de intérpretes estadounidenses en el Festival de San Sebastián que, sin embargo, ha logrado traer a la ciudad a estrellas como Mads Mikkelsen o Jessica Chastain. La actriz californiana Jessica Chastain ha acaparado los focos y las miradas del certamen y se ha convertido en una de las sensaciones de esta 71ª edición con su glamour y simpatía.
Chastain visitó San Sebastián por primera vez en 2014 con La desaparición de Eleanor Rigby, de Ned Benson, y el año pasado regresó con Los ojos de Tammy Faye, de Michael Showalter. Su papel en este filme no sólo le valió la Concha de Plata a la mejor interpretación protagonista, distinción que compartió con Flora Ofelia Hofmann, sino que después conquistó un Oscar que arrebató a Penélope Cruz.
En esta tercera ocasión, la actriz ha presentado en la sección Perlak el drama Memory, rodado en inglés por el mexicano Michel Franco y estrenado antes en el último Festival de Venecia. Chastain encarna a una trabajadora social cuya vida da un vuelco cuando se reencuentra con un antiguo compañero del instituto interpretado por Peter Sarsgaard, que no ha podido viajar a San Sebastián.
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La protagonista de películas como El árbol de la vida, La noche más oscura o Interstellar ha causado sensación en los distintos photocalls y paseos por la alfombra roja. Como sucedió en su visita anterior, Jessica Chastain ha sido generosa en su acercamiento al público, a quien ha firmado autógrafos y con quien se ha sacado numerosos selfis. Antes de lucir hoy un espectacular vestido de noche, Chastain deslumbró el lunes nada más llegar al hotel María Cristina enfundada en un llamativo traje amarillo y pasar más de 15 minutos saludando e incluso abrazando a quienes le esperaban.