Está serio. Guapo, pero parece mayor. Porque es esa seriedad oculta, apretando las mandíbulas, un cierto nerviosismo. La situación impone ¡ojo! Impone aún cuando tú no tienes nada que ver y podrías ser su padre. Así que, imaginas que, en su caso, con todas las miradas puestas en él, en su esmerado corte de pelo, sus zapatos de charol brillante, su impoluto esmoquin de Armani, sus ojos color café y una barba perfectamente delineada, tiene que estar tenso como poco. Le sueltas una broma para que relaje e inmediatamente, Julio Peña sonríe. Tímido, sí. Reservado. Discreto. Pero esa sonrisa le convierte, otra vez, en un chaval. En un chaval con el brillo de una estrella. De repente, cobra sentido esa frase tan manida de “es un actor que enamora a la cámara”.
Este madrileño enamora con o sin cámara mediante. Combina, tanto en su actitud como en su expresión corporal, eso que luego corroboras con su conversación: que sus inquietudes intelectuales van más allá de las de un chico de su generación y que tiene un cierto recelo a posar, al oropel y la lentejuegla. Son cosas que acepta e incluso disfruta porque van el sueño, pero teme que la luz excesiva de los focos le despierten demasiado rápido. Utilizando una analogía cinéfila, Julio Peña es más de pequeño cine estudio viendo un mediometraje de Tarantino para comentarlo después con los amigos que de red carpet en el Dorothy Chandler Pavillion. Pero va a tener que acostumbrarse porque, viendo lo meteórica que va su carrera, con 23 años, ya lleva dos Mostras de Venecia a sus espaldas. Acompañamos al actor de manos de Armani Beauty a la Ciudad de los Canales donde descubrimos un poco más al actor del que todo el mundo habla.
- 23 años y ya has pisado la alfombra roja del Palazzo del Cinema del Lido dos veces. Yo tengo 47 y ésta es mi primera y desde detrás de una catenaria… ¿Qué sensación te produce cuando te comentan esto? Porque te lo comentarán ¿no?
- (risas) Suerte. Supongo que suerte, sí. Porque haber venido aquí dos años seguidos y poder ver el Festival de Venecia tan desde dentro es algo muy icónico… A mí me encanta poder formar parte de algo así… Estoy empezando y, experimentar una cita como ésta es…: “Wow, qué afortunado soy”.
- El sueño completo sería regresar el año que viene con peli, claro….
- Obviamente.
- ¿Qué te pasa por el cuerpo cuando ves a 10.000 paparazzis en 20 metros cuadrados disparando delante de ti?
- Pues… no sé. Es raro. Es una sensación rara. A veces me siento un poco intruso. Como si estuviera fuera de lugar.
- ¿Síndrome del impostor?
- No, exactamente, no. Es algo que llevas viendo toda la vida y que, una vez dentro, lo ves de una forma diferente a como lo habías visto siempre desde fuera.
- ¿Cómo?
- Desde fuera, ves a las estrellas, ves las luces, veslos vestidos… Desde dentro, ves a un montón de artistas que viene a presentar su trabajo de la mejor forma posible. Ves a un montón de gente haciendo su trabajo lo mejor que puede. Desde los artistas posando con las mejores marcas y los mejores maquillajes gracias a profesionales de eso, a los paparazzis consiguiendo la foto más impactante. Por eso, haber venido estos dos años de la mano de Armani Beauty, que es una marca que acompaña muchísimo el cine, también me acerca más a la industria. A diferencia de lo que pudiera pensarse, a mí esto no me hace perder la cabeza, sino que me permite bajar a tierra todo. Entender la industria.
- Está bien entender todo el proceso. Que tu trabajo no acabe cuando dices tu última frase, sino que después sepas que te queda la promoción, hablar conmigo, posar delante de un photocall…
- Creo que soy una persona que me gusta mucho el proceso. Soy muy feliz en los sets de rodaje, en el día a día, trabajando, creando un personaje y demás. Al final, me hace muy feliz eso y también me llena.
- Porque tú antes que actor eres cinéfilo, ¿no?
- Pensándolo bien, creo que soy incluso más seriéfilo. Me gusta mucho el cine, pero sí que es verdad que me queda mucho cine por ver. Sin embargo, en cuanto a series, creo que he visto las series más importantes.
- Y ¿eres de clásicos? ¿De clásicos modernos? De experimental?
- Un poco de todo. Lo fundamental es que después de ver la serie o la peli salgas de una manera diferente a como entraste. No soy de esos que, a la primera de cambio, dicen “bah, esto no es bueno”, aunque en realidad sepas que no es buena serie o una buena película… A mí, me gusta ver lo bueno que tiene cada trabajo porque, incluso, hay películas universalmente aceptadas como muy malas que, a lo mejor, tienen un momento que se puede aprovechar.
- Venga, va, dime tú director favorito.
- Tarantino.
- Así, sin dudar.
- Tarantino. Sí, Tarantino.
- Ya lo entiendo: un poco de todo: en Tarantino hay serie B, hay clásico, hay experimental… y es autor de clásicos modernos…
- Y tiene un punto de western… Sí, como ves, me gusta analizarlo. Y todo lo que hace Tarantino me gusta. Desde el guión, que me encanta. Me encantan los textos que tiene. Hay frases que son... Que se podría decir que son muy escritas. En Kill Bill, por ejemplo.
- ¿Que parecen falsas quieres decir?
- Sí, sí total. Pero que luego encajan en la forma que tiene él de contar las historias. Esa forma de estructurar las cosas, ese desorden ordenado. Me encanta. La comedia que tiene en una cosa aparentemente tan “gore” y tan fuerte.
- Tú, Julio, ¿cómo llegaste al cine?
- Empecé a hacer teatro muy pequeño. Tuve la suerte de que, en mi colegio, el grupo de teatro que había, era el grupo de teatro Arcadia.
- ¡Es muy conocido!
- Porque se curra mucho para conseguir hacer cosas tan guays. Es amateur, pero roza algo más. Ahí aprendí un montón hasta los 18 años. Iba a estudiar una carrera… Creo que me engañaba un poco a mí mismo, diciéndome: “Yo voy a estudiar audiovisuales”. Y, lo de ser actor, “está por ahí”... Pero la vida me lo puso delante. Sería actor. Que del principio y hasta el final, era lo que yo quería.
- No te atrevías a ser sincero contigo…
- Sabía que era lo que quería hacer, pero siempre están los discursos, en plan “me mola, pero bueno, lo tendré solo como hobby”. Y, de repente, la vida me dijo “Oye, que no, que puedes dedicarte a lo que te apasiona” .
- Antes hablábamos de todo lo que rodea a ser actor, pero todo lo que rodea a ser un fenómeno social, ¿Eso cómo se gestiona? Porque por lo poco que te conozco, eres un chico tímido…
- Todo lo que rodea mi trabajo, al final es parte del trabajo, aunque sea una parte que, a lo mejor, no disfrute tanto.
- ¿Para ti es algo más circunstancial a tu trabajo? ¿coyuntural?
- Yo agradezco muchísimo todo el cariño de la gente. Si alguien me viene a saludar, hay veces que te apetece más y, otras, que te apetece menos. A lo mejor, has tenido un mal día y no te apetece hacerte una foto, pero no se la vas a negar a alguien que al final se acerca a ti porque aprecia tu trabajo. Eso me lo repito siempre: “Julio, la gente que te pide una foto o un autógrafo es gente a la que le gusta tu trabajo y aprecia lo que haces”. Por eso, intento dar lo mejor de mí. Incluso, si no puedo, me siento mal. Siento culpabilidad. A veces digo: “joder, podías haber esto menos tímido y un poquito más simpático ¿sabes? Otras veces, sin embargo, sientes un poco comprometida tu vida privada… y entonces es complicado.
- A ti, por ejemplo, con toda esta locura que supone el cine, los festivales, las plataformas, las redes ¿Qué es lo que impide que se te vaya un poco la cabeza?
- Principalmente, mis amigos y mi familia. Tengo mis amigos del cole y mis amigos del grupo de teatro, que son los amigos que siempre veo y que sé que me conocen de verdad. Aquellos para los que nunca voy a ser Julio Peña, ¿sabes? Para los que siempre seré “Julio o Julito” porque, lo del nombre y el apellido todo junto, nunca es para ellos y eso me gusta. Y también me ha atado muchísimo a tierra trabajar con gente que lleva muchísimos años en esta profesión y que son gente súper humilde, que trabaja súper bien, que trata a todo el mundo estupendamente, hacen su trabajo como lo tienen que hacer. Acabo de trabajar en Berlín con Pedro Alonso, con Michelle Jenner, con Tristan Ulloa… Y son actores que son así, gente muy profesional. A mí eso también me ayuda un montón en el sentido de que son referentes. Actores que llevan muchos años en esta profesión y que aún tienen esa actitud tan humilde y tan trabajadora. A mí es lo que me gustaría llegar a alcanzar.
- ¿Ese estatus?
- Sí, el de llevar a la espalda muchos años de profesión, el de construirme un nombre y seguir siendo una persona que respeta a todo el mundo, que trabaja, que trabaja bien, que está a sus horas, que es profesional y buena gente..
- ¿Te ves siempre como actor o te gustaría también de repente dirigir? Da la sensación de que, en ese afán por conocer y disfrutar del proceso, te gustaría tirarte a la piscina
- ¿Estar detrás del objetivo? Sí, seguro. En algún momento me encantaría. Tampoco tengo prisa. Estoy contento con mi trabajo como actor y me parece que tengo tantas cosas que aprender aún como actor que no quiero abarcar demasiadas cosas. Pero sí que en algún momento, cuando de mí surja, me gustaría contar una historia. Creo que ese momento llegará y lo haré con muchísimo gusto y con muchas ganas. Pero, por ahora, estoy disfrutando mucho de actuar. Yo siempre pienso en el momento de la canción de Anne Hathaway en Los Miserables. Y cuando veo esa escena, eso es lo que quiero hacer, eso es lo que quiero transmitir, yo quiero poder sentir esa emoción. Es muy difícil conectar con una emoción y mantenerse dentro sin recordar que estás rodeado de cámaras en un set. Y hay veces que ves eso en compañeros, como esta escena que te digo de Hathaway, y es maravilloso. A mí eso es lo que me emociona y me hace tener la piel de gallina y me hace llorar. Y yo quiero hacer eso. Es lo que persigo de alguna forma: mejorar mis aptitudes e ir trabajando cosas que veo que me fallan más. Yo soy un actor que se ve mucho.
- Que se analiza…
- Me gusta analizar mucho mi trabajo, analizar qué cosas podría hacer de forma diferente para que fueran más creíbles, más naturales o lo que fuera.
- Pero no te torturas…
- No. Claro que no. Pero creo que en todos los trabajos tienes que analizar el resultado. Yo soy muy partidario de que hay que verse. Solo viendo el error puedes mejorar .
- ¿Hay antecedentes artísticos en tu familia, Julio?
Mi abuelo Pepe y mi abuela Concha eran pintores y escultores. De siempre, fueron los artistas en mi familia. Todos los demás, de ciencias (risas).
- ¿Qué tienes ahora entre manos?
- Hay cositas. Pero, por ahora, no puedo hablar. Ah, y estrenamos Berlín en diciembre de 2023. Y la tercera y úlltima temporada de A través de mi ventana, la serie que me lo ha dado todo.
- ¿Te ha costado ese final?
- Siempre cuesta deshacerte de un personaje del todo. Siempre quedan resquicios en cosas que vas haciendo, ¿sabes? Pero no, me gusta soltar lastre y volver a descubrir algo nuevo.