Como pareja en la vida personal y en la profesional, Marta Hazas y Javier Veiga forman un tándem de éxito. Y de risas imposibles de aguantar cuando se comparte un ratito con ellos. Se conocieron en el rodaje de Muertos de amor , en 2012, y desde entonces han sido muchos los proyectos en el teatro y también en la pequeña pantalla, confirmando que juntos funcionan, aunque precisamente parte de ese triunfo se deba a que cada uno tiene, además, su propia carrera independiente del otro.
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Fundaron su productora, Medio Limón, con la que ya hicieron la serie Pequeñas coincidencias, y ahora lo arriesgan todo en la gran pantalla para contar la historia de María, Nacho y Suso en una comedia muy especial, Amigos hasta la muerte, que llega a los cines el 22 de septiembre y es también la primera película de Veiga como director. “¡Esta vez sí ha sido lanzarnos!”, nos dicen durante la sesión de fotos en Santander, la tierra de la actriz, donde se casaron el 1 de octubre de 2016. El filme ya viene avalado por la buena acogida en los festivales en los que se ha presentado y su éxito en México, aunque hay nervios: “No son tanto por el resultado empresarial, sino porque lo que tú crees que va a hacer reír o emocionar a la gente, efectivamente ocurra, que esa magia suceda”.
“Ambos entendemos la profesión de la misma manera y nos divierte el mambo y asumir ciertos riesgos. Todo se da de modo natural y fácil”
—En Amigos hasta la muerte sois productores, protagonistas, y Javier, director y guionista, esto sí que es “todo a la vez en todas partes”… ¿Cómo lo habéis conseguido sin morir en el intento?
— (Ríen ambos).
MARTA.—Trabajando mucho y con mucha suerte, las dos cosas. Nos apetecía meternos en esta aventura y todo ha salido muy bien, estamos muy contentos. Queríamos contar esta historia y hacerlo nosotros con el tono de comedia que tiene Javi y con el fondo que deseábamos.
JAVIER.—Es cierto que ya es complicado de por sí hacer una película, y ocupar tantas facetas como hemos hecho Marta y yo aquí no es nada sencillo. Pero creíamos que esta es una historia muy personal que debíamos contar en primera persona y pienso que el alma que hemos puesto se refleja en la pantalla.
—¿No es un riesgo poner toda la carne en el asador en los tiempos que corren para el cine?
J.—La verdad es que sí —ríe—. Contar historias personales, no buscar el éxito en fórmulas más comerciales; aunque hacemos comedias, yo las llamaría casi de autor, tiene su riesgo. Pero, en realidad, es algo que no eliges, nos sale contarlo así y hacerlo de esta manera casi artesanal.
—Javier, ¿escribiste el personaje de María pensando en Marta o no tuvo nada que ver y te convenció ella para hacerlo?
—El original, cuando parte esta historia, no estaba hecho para Marta, pero el guion sí. Es decir, cuando empecé a desarrollarlo ya sabía que Marta iba a interpretarlo. No hace falta que me convenza, claro, porque tengo la suerte de compartir casa con una de las mejores actrices de España, sería absurdo llamar a otra para hacerlo. O sea, lo tengo más fácil imposible —ríe—.
—La película es en tono de comedia, pero hay drama, aunque se trate desde un punto de vista muy diferente…
J.—Sí, la intención era, de hecho, hacer una comedia muy emotiva, no solamente para reír, sino una historia que te emocione, con la que te puedas identificar e incluso casi angustiarte, pero desde un tono amable y salir del cine con una sonrisa. Elegimos poner un prisma de comedia, pero la historia, efectivamente, contada de otra manera sería un dramón.
M.—La comedia es el género que más me gusta, sobre todo, para que lleguen ciertos mensajes que serían demasiado densos o moralizantes de otra manera.
—Habíais trabajado juntos otras veces, pero ¿cómo es trabajar tan ‘intensamente’ juntos, prácticamente 24 horas al día?
M.—Sin ninguna duda, en el momento de levantar los proyectos son 24 horas, porque hasta sueñas con ello. Pero la verdad es que ambos entendemos la profesión de la misma manera y nos divierte el mambo y asumir ciertos riesgos. Y luego, como estábamos los dos empeñados a partes iguales en querer contar esta historia, todo se da de manera natural y fácil.
—Está claro que en vuestro caso el tándem funciona.
M.—Sí. Yo creo que lo bueno es que no dependemos el uno del otro, sino que cada uno va haciendo su carrera y nos juntamos para hacer las cosas que nos apetecen. Eso hace que todo fluya, sea muy fácil y ninguno de los dos se sienta obligado a trabajar con el otro. Y esto, al mismo tiempo, hace que te apetezca.
“Tanto nosotros como nuestros amigos seguimos recordando un montón de anécdotas de nuestra boda, y ese día, como el fiestón de nuestras vidas”
—¿Y no es contraproducente llevarse el trabajo a casa?
M.—(Risas). En nuestro caso es que, como también nuestro ocio es ver series, ver cine, ir al teatro…, como que es inevitable que al final, a veces, te descubres viendo una película y analizando los planos. No… la verdad es que lo llevamos bien, porque sabemos diferenciar y en el momento que es casa… es casa.
Entre risas
—¿Sois capaces de deciros a la cara lo que no os gusta de lo que ha hecho cada uno?
M.—Totalmente. Además, Javi, que dirige, en este caso, lo dice muy educadamente y con mucha sensibilidad, pero lo dice.
J.—Yo soy el director y tengo que decirlo, aunque sea con mano izquierda. Marta no tiene mano izquierda, con lo cual lo dice igual. Entonces, al final, estamos empatados —ríen los dos—.
—¿Y en algún momento habéis pensado en cambiar la batuta y que, a lo mejor, Marta sea la que dirija?
M.—Hasta ahora no me lo he planteado, porque me llena ser actriz y, de hecho, en el tándem que hacemos para producir también me encanta mi parte de productora ‘conseguidora’. Pero sí es cierto que no lo descarto.
J.—Verás cómo dirigirá y llamará a otro actor para hacer sus películas —ríen ambos—.
—Os conocisteis en el rodaje de Muertos de amor, en 2012, y en breve celebraréis siete años de casados. ¿Sois de recordar las fechas de los aniversarios? (Se miran cómplices y se parten de la risa antes de contarnos la anécdota).
M.—Al año casarnos fuimos a El hormiguero y nos preguntaron qué día nos habíamos casado. Y Javi responde: “El 1 de noviembre”, y yo: “que no, el 1 de octubre”. Y él: “Que no, el 1 de noviembre”. Y así estuvimos discutiendo en directo.
J.—Soy el tío más idiota del mundo —ríe—. Me olvidé antes del primer aniversario, o sea, no es que me olvidara del segundo... ¡me olvidé antes del primero! Es un récord mundial, creo, de olvido de aniversario —ríe de nuevo—.
M.—Pero vamos, sí lo celebramos. A mí las fechas me gustan y siempre hay una cenita o una escapadita, seguro.
—Me contaste una vez, Marta, que al conocer a Javi le dijiste que no le pegaba el nombre porque era de chico guapo.
J.—¿A ti qué te parece? Menuda presentación.
M.—Hombre, tampoco fue exactamente así. A Javi todo el mundo le llama Veiga, y siempre escuchaba referirse así a él cuando aún no le conocía. Y a mí no me pegaba llamarle Javi ni Javier. Me dijo: “¿Cómo que no te pega?”, y le respondí: “No sé, Javi es como nombre de chico guapo”, me salió, pero no me refería de que él fuera feo, sino que era como: “Javi, el chulito del barrio”.
J.—Sí —ríe— es nombre de chulito… pero dijiste claramente “nombre de chico guapo”.
—¿Cuál es vuestro éxito como pareja después de tantos años?
M.—Por un lado, que vamos evolucionando, nos vamos metiendo en nuevos líos y nunca la vida es monótona ni igual. Y por otro, el hecho de que coincidimos en el ocio que nos gusta, nos suelen caer bien las mismas personas y compartimos amigos. Todo ha fluido y ¡no me parece que haya pasado tanto tiempo!
J.—Lo de que las parejas se atraen por opuestos no tiene mucho sentido, porque para estar bien con alguien mucho tiempo lo mejor es ser muy parecidos. Y creo que eso es parte de la historia, que somos bastante tal para cual; realmente no hay que discutir muchas cosas, porque estamos de acuerdo de antemano.
—¿Reírse de todo es imprescindible en vuestro día a día?
—Sí, yo creo que el sentido del humor es muy importante y, sobre todo, en profesiones donde hay tantas ilusiones en juego y donde no siempre son objetivas las decisiones que tomas ni las que toman los demás. El sentido del humor y reírse un poco de todo tiene que estar ahí, porque si no, te amargan recorriendo el camino.
J.—De hecho, no sé otra manera de relacionarme con el mundo y no conozco otra manera que no sea reírme de las cosas.
—¿Diríais que vosotros sois “amigos hasta la muerte”?
M.—Sí, sin duda. Si tú y yo lo dejáramos —mira a Javi—, salvo que la liaras mucho, seguiríamos siendo amigos.
J.—¿En caso de separarnos? Yo quiero pensar que sí, creo que debe ser así. Uno debe querer tener cerca siempre a la gente que ha querido, sean cuales sean las circunstancias. Eso quiere decir amigos hasta la muerte, alguien que quieras tener cerca pase lo que pase.
En O Grove y en Santander
—En vuestras vacaciones, cuando no estáis trabajando, ¿qué gana: O Grove, de donde eres tú, Javier, o Santander, de donde eres tú, Marta?
M.—Solemos hacer mitad y mitad. No hay guerra, porque los dos sitios nos gustan mucho a los dos y nos lo pasamos muy bien en ambos, somos superequitativos.
—Aquí en Santander os casasteis. ¿Qué recordáis de ese día? ¿Fue divertido?
M.—La verdad es que sí. Los dos dijimos: “Qué bien se nos da esto de montar fiestones”, porque fue un día muy bonito, muy emotivo y muy especial. Empezamos organizando un partido de baloncesto, amigos del novio contra amigos de la novia, y ahí se conocieron todos. Tanto nosotros como nuestros amigos seguimos recordando un montón de anécdotas, y ese día como el fiestón de nuestras vidas.
J.—Yo diría que incluso la boda fue un poco el motivo de querer contar películas como esta. Fue muy bonita, fue inmensa y muy lúdica, todo hecho casi como siguiendo un guion, y fue muy divertida, la gente se rio muchísimo y también lloró a moco tendido. Conseguir en la ficción lo que ese día pasó en la realidad es algo que nos encantaría que ocurriera.
“De Marta, lo que más valoro es su capacidad para buscar siempre el lado divertido de las cosas, hacer una fiesta de todo; creo que eso es una gran virtud”
—Por cierto, la película está rodada en Galicia, ahí ganaste tú, Javier.
—Efectivamente —ríe—. Ahí tiré yo para casa. Tuve la suerte de contar con un gran apoyo por parte de Ourense, una provincia poco conocida, pero con unos espacios maravillosos. Creo, además, que aporta valor ver historias que ocurren en otros lugares que no sean los de siempre.
—¿Y vosotros disfrutáis más de la ciudad o de la naturaleza?
M.—Yo soy superurbanita, me encanta venir a Santander, obviamente, y perderme en la naturaleza, pero mentiría si dijera otra cosa, amo las ciudades.
J.—Marta podría ir a la naturaleza si le pones, por ejemplo, un bar al fondo, 100 cosas para hacer, cosas urbanas con las que ir disfrutando por el camino —ríen—.
“¿Si es contraproducente llevarse el trabajo a casa? La verdad es que lo llevamos bien, porque sabemos diferenciar y en el momento que es casa... es casa”
—También sois muy foodies. Os gusta mucho conocer sitios gastronómicos.
M.—Sí, la verdad es que esa es una de las cosas que nos une, la buena gastronomía y los buenos vinos, es otro de nuestros ocios favoritos.
J.—Foodies con tendencia a tragaldabas —ríen—.
Pensando en lo próximo
—Lo que más valoráis el uno del otro.
—De Javi, su increíble capacidad de trabajo, que me parece infinita. Y luego, cómo se toma los reveses de la vida o las malas rachas. Él es capaz llevarlo bien y no dejar que tiña todo lo demás. Tiene la objetividad para ser capaz de diferenciar, y eso me parece muy bonito y muy difícil de hacer.
—Yo de Marta diría que buscar siempre el lado divertido de las cosas e intentar encontrar en todo la parte juguetona, hacer de todo una fiesta, creo que eso es una gran virtud.
“No hizo falta que Marta me convenciera para hacer el papel de María, porque tengo la suerte de compartir casa con una de las mejores actrices de España. Sería absurdo llamar a otra. ¡Lo tengo más fácil imposible!”
—¿Ya estáis pensando en lo próximo que haréis?
M—La verdad es que sí. Es que venimos muy felices de la respuesta del público, tanto en el Festival de Málaga como en Tarazona y en Alicante. Estamos viviendo cosas muy bonitas. Así que esto ya ha generado un monstruo… nos ha picado el gusanillo de querer dar con la tecla que llegue a la gente.
J.—Tenemos ya un par de proyectos en desarrollo y estamos en esa parte compleja que es conseguir levantarlos para rodar el año que viene.
—Hablando con vosotros parece todo fácil.
J.—Amigos hasta la muerte se estrena dentro de unos días y ahora todo es muy bonito, pero hubo momentos de estar a punto de tirar la toalla, momentos de crisis y decir: “Con esto nos vamos a meter en un lío financiero. ¿Para qué complicarnos la vida?”.
M.—Tenemos la suerte, además, de tener un grupo de gente a nuestro alrededor que se involucra en primera persona en nuestros proyectos. Quería resaltar también la banda sonora de la película, porque es precioso lo que ha hecho Xoel López. Hay un tema original suyo y tenemos otros que le han dado un empaque muy bonito a la película.