María Jiménez falleció el pasado jueves, 7 de septiembre, a los 73 años. Unos meses antes de morir, la artista sevillana se puso ante las cámaras para hacer balance de una vida marcada por una infancia muy complicada, el nacimiento y de su hija en plena adolescencia y los malos tratos de Pepe Sancho. De todo ello habló sin filtro en María Jiménez: mi mundo es otro, la serie documental que laSexta emitió este domingo para rendirle homenaje. "Quiero contaros la de golpes que me ha dado la vida y quiero contaros de lo que nunca he hablado", decía la cantante al inicio de la serie. De esta forma, se refería a la enfermedad que quiso llevar con la mayor discreción posible en los últimos años. "Me han detectado una mancha en el pulmón. Me están dando quimio en pastillas. Se me ha caído el pelo. Lo que llevo es una peluca, señores. El cáncer de pulmón llegó a mi vida y se ha convertido en mi compañero de viaje", explicaba con su característica fortaleza.
Durante el rodaje de la serie, la cantante no se encontraba bien y así se lo hizo saber al equipo. "Estoy fatal. Tengo ganas de vomitar. Desde esta mañana tengo el estómago mareado, a ver si se me pasa", comentaba mientras su hermana Isabel y su hijo Alejandro le ayudaban a tumbarse unos minutos en la cama antes de continuar con la entrevista.
'Tuve una madre alcohólica'
María Jiménez nació el 3 de febrero de 1950 en el barrio de Triana y su infancia fue muy complicada. "Tuve una madre alcohólica que me hizo pasar lo más grande y situaciones que nunca he contado hasta ahora. Mi madre conmigo ha sido un bicho, que Dios me perdone, porque es mi madre y que en paz descanse, pero ha sido muy mala. A mi me odiaba esa mujer. He aguantado lo que otra criatura no hubiesen podido", confesaba. Cuando se fue a trabajar con 15 años a Barcelona, se sintió liberada, pero su madre seguía muy presente en su vida. "Mi madre me llamaba muy de tarde en tarde para pedirme dinero y me daba mucha tristeza. Me lo robaba todo, el dinero, las joyas...". A pesar de todo lo que sufrió, llegó a sentir mucha lástima por ella. "Me daba pena porque era una mujer alcohólica, estaba enferma".
'A los 16 años me quedé embarazada'
La cantante nunca hizo público el nombre del padre de su hija Rocío, tan solo se sabe que era ganadero. "Cuando le dije que estaba embarazada, me dijo que no era de él. Es una persona absurda que ya murió. Me dijo que no era de él y le dije: 'Me parece muy bien, pero si no es tuyo hoy no lo voy a ser nunca'. Fue un palo muy gordo, una decepción muy grande, pero como soy fuerte lo superé", recordaba en la entrevista. En aquel momento, María tenía 16 años y su embarazo fue un auténtico escándalo para la época. "A mí me daba igual ser madre soltera porque yo pasaba de todo el mundo".
'Pepe Sancho fue el mayor error de mi vida'
María Jiménez se enamoró de Pepe Sancho cuando más éxito tenía. "Apareció y cambio todo. Fue el mayor error de mi vida, aunque yo no lo sabía", manifestaba con rotundidad ante las cámaras de laSexta. Según narraba, lo suyo fue "amor a primera vista", pero después vinieron "500 puñadas". Además, explicaba que fue ella quien le pidió matrimonio. "Un día, en un trabajo de promoción, apareció él y le dije: 'Te voy a hacer una pregunta. Di sí o no. ¿Te quieres casar conmigo?'. Y él dijo que sí". La cantante estaba "enamorada como una loca" del actor, de quien tenía una imagen muy distinta a la que después descubrió. De hecho, en el documental compartía el consejo que le dio Sancho Gracia cuando le contó que se iba a casar con su compañero de la serie Curro Jiménez. "Me dijo: 'No te aconsejo que te cases con él, yo te quiere a ti mucho más que él te quiere a ti. No te cases, María. Te va a hacer una desgraciada'".
Esta advertencia no detuvo a la artista. La boda se celebró el 1 de junio de 1980 en Triana y después del banquete se produjo un desagradable episodio. "Se conoce que era muy celoso y se podrían celoso en la boda con alguien y formó la mundial. Y yo le decía en la puerta de mi casa: 'Tú en mi casa no entras, tú te vas esta noche dónde tú quieras, pero yo me separo por la mañana de ti'. Pero ese hombre empezó a llorar como una magdalena y yo me sentía culpable. Culpable, señores. Así fueron los 22 años que estuve con él", sentenciaba, unas duras palabras a las que se sumaban las de su hermana Isabel. "Una vez que se casó, quiso quitarnos de en medio. A Rocío, cuando mi hermana le dijo que se casaba, le dio alegría, pero porque mi hermana pensaba que ella se quedaba en Sevilla, pero él no quería dejar a la niña aquí, porque una vez que se llevara a la hija, mi hermana perdía el contacto con nosotros, que es lo que él quería".
"Para nosotros fue como perder una hija. La niña me escribía cartas, yo tengo las carta de la niña, mi padre se fue a Madrid a buscarla, cuando llegó al chalé, por orden de Pepe, no le abrieron la puerta y no pudo ver a la niña. Eso fue horroroso. Le tuvo que recoger el guarda de la finca. Mi padre se murió con esa pena y sin ver a la niña, no la volvió a ver. Y ahí mi hermana no remedió nada, eso fue una de las partes más duras de mi vida con ella. Él no tenía porque haber intervenido y ella lo dejó. No lo conocíamos, pero ni nosotros ni ella, ¿eh? Que ni ella tampoco. Y fue su perdición hasta hoy", señalaba Isabel con lágrimas en los ojos.