Tiene tan sólo 16 años, pero Olivia Mandle ya se ha convertido en la voz de toda una generación. Esta joven barcelonesa que, de pequeña, soñaba con ser Jane Goodall, no se sorprende cuando se le compara con Greta Thunberg. Ella, al igual que la conocida activista, alza su voz para proteger el planeta, aunque, nos cuenta, en su caso, tiene una misión concreta: salvar a los delfines .
“España es el país de Europa con más delfines en cautiverio, el sexto a nivel mundial, después de países como Estados Unidos o China”, nos cuenta, preocupada. Su fascinación por estos animales viene de lejos, y en su propósito por lograr que puedan vivir en libertad, ha promovido una campaña ‘No es país para delfines’, que cuenta con miles de firmas. Una labor que la Fundación Inspiring Girls ha querido reconocer, concediéndole uno de los premios que otorga, año tras año, a personalidades que son un referente en diferentes ámbitos.
- ¿Qué supone para ti este premio, Olivia?
- Para mí es un honor estar aquí. Que me hayan reconocido por toda mi labor, estar con el resto de ganadores que son tan inspiradores… siendo una chica de dieciséis años, es un orgullo.
- Has recibido este reconocimiento por ser un referente para próximas generaciones… ¿Sientes algo de presión?
- No porque al final yo he dado muchas charlas, muchos talleres... a niños desde tres años y a adultos. Y la verdad es que, cuando me dicen que soy una inspiración, me siento súperbien conmigo misma porque sé que estoy haciendo algo bueno tanto para el planeta como para la sociedad. Cuando salgo de estos eventos y una persona se me acerca y me dice: ‘Oye, me ha hecho pensar, reflexionar…’. Me llena tanto… Es lo que me hace seguir, porque sé que realmente estoy creando un impacto en la gente.
- ¿Cuándo empezó todo esto? Porque sólo tienes 16 años
- Esto empezó desde bien pequeña. Siempre me han gustado la naturaleza, los animales. En mi familia siempre hemos ido a pasear en entornos naturales, hemos ido mucho al mar… Y me encantaban los delfines. Es mi animal favorito, me llaman mucho la atención. Yo estoy súperconectada con el mar. Me paso horas ahí. Es como mi segunda casa.
- ¿Por vivir en Barcelona?
- Sí. Yo veraneo en un pueblo de la Costa Brava y es ahí donde paso más tiempo en el mar. Cuando tenía cinco años, fui con mi colegio a ver un espectáculo de delfines en Barcelona, y para una niña ver a su animal favorito en vivo y en directo fue como ‘wow’. Pero tenía un sentimiento un poco contradictorio porque los había visto en su entorno natural, y verlos ahí en un tanque, saltando y haciendo ‘tonterías’… Me provocaba un sentimiento extraño. Cuando regresé a casa, les pregunté a mis padres si esos delfines, después del espectáculo, volvían a casa igual que lo hacía yo. Me dijeron que no… y ahí es cuando me di cuenta de que quería ayudarlos en un futuro.
- ¿Cuál es tu principal herramienta para hacer llegar tu mensaje?
- Principalmente las redes sociales. Yo me centro en dos proyectos: uno para limpiar microplásticos del fondo del mar; y mi campaña ‘No es país para delfines’, que nació de una anterior donde pedía al Zoo de Barcelona que trasladaran a los delfines a un santuario marino. Cuando los trasladaron a otro zoo, yo estaba súperfrustrada, busqué información acerca de ello en España. Y descubrí que este era el país de Europa con más delfines en cautiverio, y el sexto a nivel mundial (después de países como Estados Unidos o China). Creo que España no puede ser líder en transición ecológica teniendo a estos animales en cautiverio, y en mi campaña solicito al gobierno español una ley del cierre programado de los delfinarios en España. Tengo el apoyo de científicos relacionados con el medio marino a nivel nacional e internacional. Yo sigo luchando y concienciando para que, al final, sea posible esta ley.
- Pero me imagino que todavía queda mucho por hacer, ¿no?
- Es verdad que cada vez hay más gente joven que sale a la calle a expresar lo que piensa. Pero también hay otros que están en su burbuja, que tienen como un antifaz con el que no ven la realidad… Y creo que tienen que liberarse de ese antifaz porque al final es un problema que nos afecta a todos. El planeta es nuestra única casa y la tenemos que salvar. Si no, vamos a llegar a una situación de no retorno, y no queremos eso. De hecho, estoy escribiendo un libro que se publicará en octubre que se titula ‘Sí es cosa tuya’ porque sí es cosa nuestra. Está en nuestras manos salvar el planeta.
- ¿Crees que tu generación también está más concienciada?
- Yo siempre digo que mi generación es la que tiene la necesidad de hacer un cambio, pero tal vez seamos la última con esta posibilidad antes de que sea demasiado tarde. Es verdad que las generaciones pasadas nos han dejado un planeta destrozado y está en nuestras manos el solucionarlo, por eso debemos hacer piña y juntarnos para intentar salvar nuestro mundo.
- Seguro que te lo han dicho alguna vez, pero te habrán comparado mil veces con Greta Thunberg… ¿Es para ti una inspiración?
- (Se ríe) Sí. Es para mí una inspiración, y al final no soy nada comparado con ella, siempre lo digo, porque al final fue ella la que llevó el movimiento contra el cambio climático a las calles. Ella ha movilizado a la gente joven y ha conseguido que se hable de esto. Las dos tenemos un objetivo en común que es salvar el planeta. Yo trabajo más por los derechos de los animales, y Greta se centra muchísimo más que es el cambio climático… Pero nuestra meta es común y eso es lo que nos une.
- ¿Cómo te ves dentro de diez años?
- Me encantaría ser… desde pequeña siempre he tenido súper claro que quiero estudiar Biología marina y quiero estudiar a los delfines en libertad. Me encantaría crear mi santuario marino en la Costa Brava porque hay poquísimos en el mundo, y en España no hay ninguno. Para poder dar una vida mejor a estos animales.