El mundo de la cultura vuelve a vestirse de luto. La cantante María Jiménez ha fallecido a los 73 años en Sevilla. Sus seres queridos, entre ellos su hijo, Alejandro, anunciaron la triste noticia esta madrugada y la recordaron como "una mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos, y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable".
La intérprete de canciones tan recordadas como Se acabó o La lista de la compra no tuvo una vida fácil. Comenzó siendo empleada del hogar y cuando empezaba a triunfar por los escenarios se quedó embarazada. Tuvo dudas de tener o no ese hijo, pero finalmente decidió seguir adelante con su embarazo y vino al mundo una niña, a la que llamó Rocío. Nunca se dio a conocer quién era el padre, que desde el principio se desentendió del bebé, y la artista tuvo que asumir todas las responsabilidades ella sola, pese a que era una época muy difícil para ser madre soltera.
María Jiménez se desvivía por la niña de sus ojos y apareció en su vida Pepe Sancho, que acabaría adoptándola y dándole su apellido. Ella era una cantante de éxito y él uno de los actores más reconocidos gracias a su papel en Curro Jiménez. Vivieron una historia de amor tormentosa, llena de idas y venidas, en la que se llegaron a casar hasta en tres ocasiones y tuvieron un hijo, Alejandro, el 16 de febrero de 1983. Sin embargo, rompieron un año después de dar la bienvenida a su hijo.
El peor momento de su vida llegó el 8 de enero de 1985 cuando su hija Rocío fallecía en un accidente de tráfico con solo 16 años. La artista le había comprado a su hija un billete de tren, pero nunca llegó a subirse a él. "Yo no lo entiendo, ella tenía los billetes, la llevó Pepe a la estación, ya estábamos Pepe y yo separados. Estaba esperando a un amigo que venía de la sierra y no llegaba porque se le había congelado el circuito del líquido del coche y a la una y media de la madrugada me llamó la Guardia Civil para darme la noticia y dije: 'Si mi hija va en el tren'. Y me dice: 'No, señora. Su hija iba en un coche'", recordó en una entrevista con Bertín Osborne.
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Un duro mazazo que la marcó para siempre y del que no se pudo recuperar. "Cada día me acuerdo de ella, el dolor sigue... La herida se va cerrando, pero el dolor no. Solo vas colocando el dolor en un sitio para que te deje vivir y caminar", revelaba en una entrevista en Sábado Deluxe. Del entierro de Rocío recuerda cómo se iba desvaneciendo, vencida por el dolor y la angustia. "A Pepe le vi caer desplomado en los brazos de muchos de nuestros grandes amigos que nos acompañaban en ese trágico momento, a los dos, a él y a mí, porque los dos habíamos perdido a una hija", contaba.
Tras vivir el momento más trágico de su vida, Pepe Sancho y ella volvieron a estar juntos, se refugiaron en su dolor y decidieron darse otra oportunidad. Sin embargo, nada solucionaría esos problemas y las cosas acabaron muy mal entre ellos. Tanto, que María incluso llegó a interponer contra él una demanda por malos tratos. "Era un cachondo en la calle, luego en casa era otro", contaba la andaluza. Alejandro, el único hijo que la artista tuvo con Pepe Sancho, habló de lo difícil que había sido la vida a su lado del actor, del que llegó a decir: "Fui el fiel delator, quité la venda a mi madre (por sus continuas infidelidades). A mi padre le perdoné cuando se murió".
Los últimos años tampoco fueron fáciles para María Jiménez en cuestiones de salud. La artista ingresó en 2019 en estado muy grave por una obstrucción intestinal, de la que nunca se llegó a recuperar por completo. Pero ella, que era genio y figura, se reía de aquellos que pensaban que se iba a morir. "Hay María Jiménez para rato. Mucha gente me dio por muerta, sí señor. Yo me reía y cantaba: ‘No estaba muerta que estaba de parranda".