La imagen de su torso desnudo emergiendo de las azules aguas del Tirreno podría ser algo así como la estampa de una Odisea ilustrada, siempre y cuando Homero hubiera tenido a un buen fotógrafo con el que inmortalizar a Ulises allí donde, precisamente, su héroe escapaba del acoso de las sirenas… Eso debió de pensar Victoria , que, a diferencia de Penélope con las agujas de tricot, ejerció de paparazzi, minicámara en mano, para inmortalizar todos y cada uno de los movimientos de su marido y, por qué no, de su familia al completo. Esto es: desde que David Beckham pone pie en barca a los pies de Nerano, donde el equipo del restaurante Lo Scoglio recoge a la troupe para comer, hasta sus juegos con sus hijos menores —Cruz y Harper—, después, en la eslora del yate.
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Pese a la estricta dieta de la ex spice girl, la pareja abandonó por unas horas su yate para almorzar un plato de pasta en un exclusivo restaurante local con vistas al mar
El matrimonio Beckham, David y Victoria ha regresado a su enclave favorito del Mediterráneo: la Costa Amalfitana , el lugar donde el verano pasado David grababa a su esposa mientras hacía footing y él comía absorto frutti di mare. Este agosto, sin embargo, la pareja ha decidido confundirse con la lujosa atmósfera de esta mítica zona vacacional y ha disfrutado de todos sus placeres. Después, con el languidecer del sol, solo quedaba seleccionar las mejores instantáneas del día.