Paloma Lago, uno de los rostros más reconocidos de la televisión, no puede estar más feliz. La modelo y presentadora nos recibe en Covas , Cabo Prior (Galicia), el espectacular enclave donde fijó su residencia con la pandemia.
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Con este paisaje único de fondo, posa, en exclusiva, para ¡HOLA! junto a su único hijo, Javier, y su prometida, Eugenia, que nos anuncian su próxima boda en la que Paloma, además, jugará un importante papel.
—Paloma, menudo hijo que tienes. Tan majo, tan educado.
—Sí. La verdad es que sí. No es sólo amor de madre, es que realmente es un chico que deja huella, que tiene valores. Para mí, imagínate, es mi joya. Le veo con ojos de admiración, de ternura también, porque es un chico muy maduro. Cada día me sorprende.
—Cuéntame, ¿cómo recibiste la noticia de que se casaba? Porque, aunque llevaban ya unos años, lo mantuvieron todo en secreto.
—Si te digo la verdad, fue algo impresionante. Yo estaba en Madrid, me quedé a cuidar de Chloé, una perrita Golden Retriever que tienen, que es el bebé de la casa. ¿Y quién me iba a decir que en esos momentos mi hijo, a miles de kilómetros de distancia, se estaba arrodillando y dándole el anillo de compromiso a Eugenia en Maldivas? De hecho, cuando ellos volvieron, no supe nada. Y, de pronto, el Día de la madre me lo dijeron. Fuimos a pasar un fin de semana a Covas, con la excusa de presentar a Chloé a la familia, porque no la conocían. Y yo entré completamente en el cuento, preparé una merienda para toda la familia, pero para presentar a Chloé.
—O sea, tú no tenías ni idea...
—Nada. De pronto me dicen que están comprometidos. Imagínate el abrazo que le di a Javi, no sé si recuerdo otro igual, fue una emoción increíble, porque realmente no me lo esperaba. Ellos ya llevan años juntos y yo, como madre, de vez en cuando le decía a Javi: “¿Cuándo tenéis pensado? Porque algún día te casarás, tendrás hijos y tal”, para estar preparada. Y él siempre me contestaba: “No, mamá, tranquila. A los 30. Tú hasta a los 30 no te preocupes”. Entonces, pues yo tenía sus 30 años como objetivo para empezar a pensar en ello. Y bueno, se ha adelantado un poquito, porque tenía muchas ganas de dar este paso.
—No puedes recriminárselo. Tú también te casaste jovencísima.
—Sí, sí, es verdad. Yo me casé con 23 años, pero en aquel momento era algo natural. En familias clásicas como la nuestra, pues era algo normal. Ahora hay mucha diversidad. Creo que depende mucho de las posibilidades que tengan las parejas jóvenes hoy en día. Y en el caso de Javi y de Eugenia, se han esforzado muchísimo a nivel académico. Consiguieron sus objetivos en la Universidad y luego su máster, cada uno muy potente. O sea, en el momento que terminaron, ya tenían varias posibilidades de trabajo excelentes. Entonces, ¿cuál es el siguiente paso? formar una familia, lógicamente. Y en eso están.
—Parece que tienes mucha complicidad con tu nuera también, ¿verdad?
—Sí, es que es muy tierna, es una niña muy educada, tiene un vínculo muy, muy especial con su familia, pero, sobre todo, con su madre. Creo que ahí encontramos un punto de unión. Lógicamente, soy la madre de Javi, pero sí que hay ese punto en el que de pronto disfrutamos de una charla de moda, de cosmética, de psicología. Es una relación muy sosegada, porque yo voy a Madrid, ellos vienen aquí. Es perfecto, cada mes o mes y medio nos estamos viendo en un lugar o en otro. En el fondo, lo pienso y digo: “Qué suerte tenemos, ¿no?” De tener unos hijos sanos, que son personas centradas, inteligentes, que saben lo que quieren, que buscan la estabilidad. Entonces, lo demás es disfrutarlos.
—Tú tiras por tierra la mala fama absurda de las suegras, pero eres una ‘súpersuegra’.
—Y yo creo que Julia, la madre de Eugenia, también lo es para Javi, porque nos conocemos, hemos tenido charlas, y creo que, cada una por su lado, somos suegras muy tiernas y muy admiradoras de ellos. Sí, los admiramos mucho.
—¿Cómo te preparas para la gran boda? Porque pequeña no va a ser. Ya me han dicho que solamente de familia salen más de 100 personas.
—Sí, además todo el mundo quiere ir. Tanto por parte de mi familia como por parte de la de Javi padre, es la primera boda de un sobrino o un primo, ¿sabes? O un nieto por parte de mis padres. Y tiene una pintaza esta boda... Ellos tienen muchos amigos y creo que va a ser una boda muy joven, muy divertida, familiar, preciosa.
—¿Te han pedido ya que seas la madrina?
—Es mi único hijo y yo voy a ser su madrina. Es la joya de mi vida, así que ahí estaré, acompañándole al altar.
—¿Cómo va a ser si no?
—Lo tengo visualizado, además, desde siempre. Es algo que me hace tanta ilusión. Soy muy romántica.
—Esta boda, como tú dices, es la primera de las familias, será también un momento de felicidad después de momentos muy duros, y entiendo que con ganas de celebrar también, para la familia de Javier padre.
—Sí, desde luego. Por supuesto, lo que ha pasado está en la mente de todos. Pero lo bonito es que se puede situar ese sentimiento en que los que no están estén presentes desde la tranquilidad, desde la serenidad. Esto forma parte del camino de la vida y la fe da mucha fuerza para seguir adelante, para seguir creando vida, para seguir confiando en la fuerza de la vida. Y ellos tienen un camino que recorrer y se lo merecen desde el amor hacia las personas que no están con ellos en la Tierra, pero lo están ahí arriba en el Cielo. Y creo que esto sí que lo han asimilado y lo han vivido todos muy unidos.
—No sé si has tenido oportunidad de hablar con Ana, que además es madrina Javier. Cómo está ahora, qué diferencia, qué momento más feliz está atravesando después de tanta tristeza, ¿no?
—Sí, desde luego. Me encantó escucharla decir que con este paso tan importante que había dado, recuperó la fe que había perdido. Esto dice tanto, porque, en el fondo, hay que recuperarse y seguir adelante. ¿Y cómo sigues adelante? ¿Cómo lo hace una madre cuando está desgarrada por dentro? Ella ha encontrado la fuerza y ha hecho algo precioso y está feliz de ver que está creciendo una vida maravillosa. Cuando nació Javi, tuvimos claro que Ana fuera su madrina, porque ella estaba feliz de cumplir ese papel. Su padrino también es fenomenal, Ricky Fuster, una persona fabulosa que ha sido un gran referente para mi hijo
—Me decían Javier y Eugenia que ellos quieren ser padres pronto y de familia numerosa.
—Me encanta. Ellos están muy organizados, muy estructurados. Y se ven así. Yo me los imagino también así, con familia numerosa..
—¿Y tú te visualizas como abuela?
—Yo, como con la boda, se tomarán su tiempo y un día, de repente me lo dirán, pero tengo que decir que a mi me encantan las sorpresas.