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Una buena noticia llega a la familia García Obregón después de tres años de momentos muy difíciles. Javier, el único hijo nacido del matrimonio de Paloma Lago y Javier García Obregón, se casa con su novia desde hace siete años, Eugenia, de 28. Una pareja atractiva y muy preparada con muchas cosas en común -ambos son hijos únicos de padres separados, y sueñan con formar una gran familia numerosa.
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El sobrino y ahijado de Ana Obregón es licenciado en Administración de Empresas por el IE Business School, y tiene un máster en el IEB, el Instituto de Estudios Bursátiles, trabajó en Deloitte, consultora de estrategia y operaciones, que forma parte de las denominadas Big Four, y hace más de un año ocupa un importante cargo en la división de fusiones y adquisiciones de Banco Santander en Madrid.
Eu, como la llaman familiarmente, estudió Psicología, realizó un máster en Recursos Humanos, y actualmente trabaja en una importante consultora estratégica. Nos reunimos con ellos en casa de Paloma, uno de los rostros más reconocidos de la televisión, en Covas, Cabo Prior, situado en Galicia, el espectacular enclave donde fijó su residencia con la pandemia, rodeada de familia y un paisaje único. Y entre risas y emociones nos cuentan los detalles de su boda y nos hablan de su historia. Desde una noche de moda hace siete años, su primer encuentro, a vivir juntos desde hace dos, y un inolvidable viaje a las Maldivas, donde él le pidió matrimonio el pasado abril.
“Nos casamos a principios de mayo del próximo año en Madrid”
- Javier, estáis posando en Galicia, donde habéis pasado parte del verano.
- Sí, y otra parte en la Costa de los Pinos, Mallorca, donde llevo veraneando todos los años desde que tengo una semana de vida. Son los días que paso con mi familia paterna. Allí nos vemos todos.
- Ahora ya volvéis a la rutina, a vuestra vida en Madrid, pero con la mejor de las noticias.
- Javier: Sí, nos casamos en Madrid a principios de mayo del año que viene en la iglesia de San Fermín de los Navarros y luego la celebración será en una finca muy bonita a las afueras.
- ¿Ya habéis empezado entonces a planificar todo?
Javier: Nos pusimos bastante rápido porque en Madrid los sitios vuelan.
Eugenia: Como tenemos trabajos tan complicados, a los que dedicamos tanto tiempo, nos están ayudando a organizar la boda Leti y Marta de Limón y Sal, las mejores wedding planners, que están super pendientes de nosotros y, sin ellas, esto sería imposible.
- ¿Tienes ya pensado cómo quieres que sea tu vestido de novia?
- Sí, lo tengo pensado, no voy a dar más detalles, porque quiero que sea sorpresa, pero sé que voy a llevar más de uno. Te diré solo que no creo que sea de princesa. Soy muy fashion alternativa.
- ¿Qué consejos te ha dado tu madre, Javier?
- Mi madre me ha dado el mejor consejo: “Es vuestro día, tenéis que hacerlo a vuestra manera, con vuestros gustos. Que sea algo que recordéis para siempre”. Con mi madre tengo una relación super cercana, hablamos todos los días, nos contamos todo… Hace cuatro años que se estableció en Galicia, pero intentamos vernos lo máximo posible. Nos está apoyando absolutamente en todo.
- Eugenia: Todo el mundo se está involucrando en nuestra boda, tanto que nos ha sorprendido mucho… Javier, el padre de Javi, María, su mujer, y mi madre, que está super implicada y no sabes la ilusión que le hace. Paloma, que está siendo un apoyo a todos los niveles, incluso también a nivel emocional. Todo el mundo está muy volcado y muy contento.
- Eugenia, cuando lo conociste, ¿sabías que Paloma Lago era la madre de Javi?
- No, al principio yo sabía que él era Javi, estudiaba en el IE y que me parecía un cañón, nada más. Un día me dice: sabes que siempre soy sincero contigo y quiero que sepas que mi familia es mediática. A Paloma me la presentó al poco tiempo de conocernos como una amiga, porque aún no éramos novios oficialmente. Paloma me parece la bomba, porque a parte de ser guapísima y espectacular es majísima, muy abierta y encantadora. Además, Javier padre es un hombre excepcional, al que adoro. La relación es maravillosa. Tengo mucha suerte por parte de la familia paterna y materna de Javi. Me ha tocado el gordo.
“Me parece la bomba porque, a parte de ser guapísima y espectacular, es majísima, muy abierta, encantadora. Con toda la familia de Javi me ha tocado el gordo”, dice Eugenia de su suegra
- Lleváis siete años de noviazgo, dos de convivencia y en un momento, Javi, empiezas a planear pedirle a Eugenia que se case contigo. ¿Cómo lo organizaste?
- Mucha gente me había dicho que lo había comentado antes con sus padres o con sus mejores amigos, pero yo quería organizarlo como a mí me pareciera. Durante meses íbamos pasando por joyerías y así ella se iba probando anillos y yo tomaba nota de lo que podría gustarle. Y cuando tomé la decisión dije: ‘vamos a hacer un viaje inolvidable -estábamos planeando irnos a Maldivas en Semana Santa- y quiero que lo sea aún más’. Hablé con un pequeño taller del centro de Madrid, y diseñé con ellos un anillo totalmente personalizado como yo quería. No le consulté absolutamente nada a nadie.
- Eugenia, ¿y tú ibas probándote anillos y no sospechaste?
- Nunca lo sospeché, es verdad que a mí me gustan mucho las joyas y Javi siempre me ha regalado alguna por momentos especiale,s y por eso no me sorprendía tanto entrar a un sitio a probarme. También es verdad que a nosotros nos gustaría ser padres jóvenes y tener familia numerosa, cuatro o cinco hijos y no muy tarde, y por eso habíamos hablado de la posibilidad de poder comprometernos no muy tarde.
- Así que os fuisteis a Maldivas.
- Javier: Sí, fui, como te diría, de lo más sigiloso -ríe-. Yo iba escaneando el terreno para ver cuál era el momento adecuado. Y esperé, dándole todo el rato pistas falsas tipo: ‘¿te imaginas que hubiera traído aquí un anillo y te pidiera la mano?’ Para que ella no se lo esperara.
- Eugenia: Y fíjate que, en cuanto le dije a mis amigas que nos íbamos a Maldivas, lo primero que me dijeron fue: ‘te va a pedir matrimonio, seguro, porque es un sitio ideal’. Pero después de cinco días sin pasar nada, pues no me lo esperaba. Total, que después de unos días más en islas locales y hoteles más pequeños, comenzamos la segunda parte del viaje, en el típico resort paradisíaco. La primera tarde que estuvimos ahí, Javi me dijo, voy a preguntar aquí en el hotel un sitio para ver bien la puesta de sol. Yo estaba en la habitación y él me escribió para decirme que había encontrado un sitio precioso.
- ¿Estabais solos como tú querías?
- Javier: Absolutamente. Era una calita con palmeras, el sol caía sobre el mar, de postal de verdad.
- Eugenia: Cuando llevábamos media hora hablando, de repente, veo que empieza a meter la cabeza en una palmera. Le pregunté: ‘¿te encuentras bien?’ No entendía nada.
- Javier: había dejado el anillo en una caja negra en la palmera y no lo encontraba. Estuve ahí como 20 segundos que me parecieron eternos, con el corazón saliéndome por la boca porque creí que un animal se lo había llevado.
- Eugenia: De repente, lo encontró. Se arrodilló y me lo pidió. Y me quedé en shock. Y luego me puse a llorar y estuve así como un día. Ni en mis mejores sueños me hubiera imaginado una pedida de mano así. Fue un viaje mágico y un momento irrepetible. Nosotros no se lo dijimos a nadie hasta que llevábamos como una semana en Madrid y luego fuimos grabando las reacciones. Lo que más ilusión me hizo es que Javi hubiera diseñado el anillo con la joyería.
“¡Unos 100 invitados van a ser familia por las dos partes! Así que es bastante difícil que sea una boda íntima. Y tenemos bastantes amigos. Queremos celebrarlo con la gente a la que queremos”
- Y cuando se lo cuentas a tu madre, Javier, ¿qué te dijo?
- Se puso a llorar de alegría y me dio un abrazo enorme, se emocionó muchísimo. Claro, soy su único hijo, y tenemos una relación fantástica.
- Eugenia: bueno, y tu padre también.
- Javier, ¿cómo es la relación con tu padre?
- Muy buena también. Es verdad que es más cercana porque vivimos los dos en Madrid y siempre hacemos muchos planes juntos. Yo con mis padres me llevo genial y estamos muy unidos. Nunca he tenido que pasar ningún tipo de disgusto porque ellos estuvieran separados y eso se lo agradezco mucho. Siempre han velado por mí y han intentado que haya la mejor relación para y por mí.
- Con la familia tan grande que tenéis, no creo que podáis hacer una boda íntima, ¿no?
Javier: ¡Somos una barbaridad de familia! Unos 100 invitados van a ser familia por las dos partes, así que es bastante difícil que sea una boda íntima. Y, después, nosotros tenemos bastantes amigos. Queremos celebrarlo con la gente a la que queremos, todos. No será un concierto, pero no va a ser íntimo.