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En la nueva mansión de Jeff Bezos en Miami se crían varias matas de tomates de Barbastro. Y no, no es una greguería. Porque la espectacular villa frente al Océano que al titán de Amazón le ha costado la friolera de 78 millones de dólares pertenecía, hasta hace muy poco, a una española. Zaragozana para más señas y, trágicamente y muy a su pesar, con un apellido clave en la crónica negra de nuestro país de los últimos treinta años: Cordón. Efectivamente, hablamos de Raquel Cordón , hija del empresario secuestrado y asesinado por la banda terrorista GRAPO Publio Cordón, y de su marido Raúl Calvoz, para la literatura, JK Franko. Ambos eran sus dueños de la que hoy es la casa más cara de Miami y los Cayos de Florida. Ellos se enteraron hace nada también de que la medalla de bronce en eso de ser “el hombre más rico del mundo” se había quedado finalmente con el que había sido su hogar.
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Fue algo fortuito de hecho. Porque delegaron la venta en una agencia inmobiliaria y fue el guardia de seguridad del exclusivísimo condominio donde se encuentra emplazada la vivienda en Coral Graves quien les “chivó” que el padrastro del Sr. Bezos y la que es su mujer, Lauren Sánchez Bezos, habían visitado la finca en más de una ocasión para formalizar la compra tal y como aparecía en los registros y… Bueno, solo necesitaron leer The New York Post después para confirmar sus sospechas de que se la habían vendido -muy pero que muy bien- al multimillonario. Que en Estados Unidos, lo de publicar los catastros, registros de propiedad y la escrituras –públicas- de las casas y terrenos es algo más que habitual... Nos lo confiesa el propio matrimonio, entre divertido, sorprendido y, también, a sottovoce, con esa humildad del que, de repente, se ve relacionado con alguien que, a todas luces parece y pertenece a otra Liga. Véase: famoso, inmensamente rico, triunfador, que sale en las revistas… Y resulta paradójico porque esta pareja también pertenece a esa división de celebrities.
Almorzamos con ellos en la puesta de largo en España del éxito literario de Raúl, perdón, rectificamos, JK Franko, que así firma sus libros. Vida por vida, publicada por el sello Booked de Planeta, y que llega a España avalada por un éxito descomunal de ventas. Más de un millón de ejemplares vendidos en USA de un best seller en el que este abogado mercantil metido a escritor flirtea con la idea del crimen perfecto y también con la sed de venganza. Un libro que, precisamente, ultimó en el que ahora podría ser también el nuevo dormitorio del multimillonario de las ventas online, dado que JK (un pseudónimo elegido en homenaje a JK Rowling o mejor dicho, invocando su mismo impacto en las librerías, y a James Franco, que le encanta) encontraba en esa habitación el lugar idóneo para poner en negro sobre blanco su mente criminal en ebullición. “Escribo de noche –nos confiesa-. No duermo mucho, así que siempre tengo una cama articulada, levanto la espalda y escribo. Mirando al mar. Un mar negro”. Por eso, si cae en manos de Jeff Bezos este texto, se enterará ahora de que su nueva propiedad es, en cierta manera, protagonista no solo de este ejemplar, sino de una de las trilogías de novela negra top en este momento en su propio portal electrónico: La ley del Talión. “Cuando la escribí, me imaginaba que los protagonistas vivían en esta casa. Sale descrita en los tres libros y en ella suceden muchos de los acontecimientos de las tres novelas. Incluso yo iba a la casa cuando todavía estaba en obras para inspirarme mientras escribía”, nos comenta el autor.
Hace un año el matrimonio enseñaba a ¡HOLA! su casa en la que realmente es la única urbanización completamente privada de la zona. De ahí, quizás, el interés de Bezos por adquirirla. Y, también, porque es magnífica en todos los sentidos. Con una superficie de 1.400 metros cuadrados distribuidos en un terreno de 7.500 metros cuadrados, el inmueble principal dispone de siete dormitorios, nueve cuartos de baño, dos garajes con capacidad para siete coches, rocódromo, bar, bodega, piscina… Y embarcadero propio porque, por si faltara algo, la finca se asoma al mar a lo largo de 60 metros de playa. En el Caribe.
Acababan entonces, nos cuentan, de concluir con la reforma. Y lo que suele ocurrir con estas cosas, después de la pesadez de las obras, a los Calvoz-Cordón se les puso entre ceja y ceja vender. Que si los hijos se hacen mayores y dejan el nido para estudiar, que si la casa es demasiado grande para los dos solos, que si… la morriña de España. De hecho, nos hacen partícipes muy discretamente de que han reinvertido parte del dinero que les ingresó Bezos en el banco en un pis(az)o en Madrid. Milla de Oro. Comemos a pocos metros, en el restaurante Kabuki, y nos prometemos que, pronto, una vez esté completamente a su gusto, mostraremos este nuevo escondite madrileño en las páginas satinadas de la revista.
Porque el matrimonio vivía en Dallas cuando compraron en Coral Graves . Fue en 2015 cuando cambiaron el desierto de Texas por los manglares de Florida. “Cuando compramos la casa, no era al cien por cien de nuestro gusto, pero la compramos mientras buscábamos un terreno mejor donde construir”, nos cuenta Raúl. “Una amiga y socia de Raquel fue quien encontró la finca (la artífice ahora por cierto también de la venta al emperador de Amazon). La renovamos, transformándola de un estilo anticuado neomediterráneo a algo parecido al estilo “neopalladiano”, con proporciones armónicas, simetría y elegancia basada en la sencillez”.
“Tuvimos que hacer muchos cambios estructurales en la casa”, añade Raquel. “Movimos columnas, reconstruimos desde cero las escaleras principales, cambiamos de sitio o ampliamos todas las ventanas y puertas de la casa. Me encargué yo personalmente de la reforma y, además de pasármelo muy bien, el resultado fue fantástico”, nos reconoce Raquel que, además de abogada también es artista –hizo un Master en Bellas Artes y ha expuesto su obra pictórica en Nueva York y en la feria Art Basel, de Miami- pero también correctora y casi marchante de su marido y… ¡su crítica más exigente! Haber sido golpeada por la vida, por el sistema político-judicial, y también por la prensa, le ha permitido tener una visión bastante certera sobre el lado oscuro de la Luna, véase, la criminalidad.
Quizás por eso, para la tercera de las hijas del malogrado y aún nunca encontrado Publio Cordón, su lugar favorito en la que era su mansión era parte más luminosa: la gran terraza del piso superior y el jardín amplio jardín donde, aprovechando esa eterna primavera de Miami, había labrado un pequeño huerto que cultivaba ella misma. Y sí, donde tenía ese pedacito de su tierra con el que empezábamos esta información: las tomateras de Barbastro, fruto de unas simientes que le dio la mujer del cónsul español en Miami, aragonesa como ella.
The New York Post cuenta ahora que Jeff Bezos ha comprado también las fincas adyacentes a la de los Calvoz-Cordón para isolarse aún más si cabe en lo que se ha venido en denominar “el bunker de los millonarios”, Indian Creek, el área de Miami donde se encuentra esta urbanización de lujo donde también tenía su casa, por ejemplo, Ivanna Trump. Pero si bien la última de las tres viviendas adquiridas por Bezos en Coral Graves -según Bloomberg y por 68 millones de dólares- sería para su uso, circunstancial y dedicada a viajes relámpagos, la de Raquel tendría un valor mucho más sentimental. Y es que, esta casa sería un regalo en usufructo para sus padres, Jackie y Mike Bezos (madre y padrastro de Bezos), una finca que, según parece, compró a través de su filial Forgotten Fountain LLC. De ahí, las visitas del padre del empresario y no de él mismo y en persona para llevar a cabo la compra. Tenía que gustarle a quien la iba a habitar.
“Cada centímetro de 9501 Journey’s Lane –la calle donde se ubica la casa- es apto para un multimillonario. No escatimamos en gastos, seleccionando los materiales más exquisitos y raros desde el techo hasta los cimientos”, declara al Post, Manny Angelo Varas, encargado de la reforma de la casa llevaba a cabo por Raquel Cordón que calificaba, por cierto, de “obra maestra de la arquitectura de 2021”. “No me sorprendió en absoluto saber quién había comprado la casa de los Calvoz-Cordón –añade-. En particular, el comprador pagó casi el doble del precio por pie cuadrado por esta propiedad que por la de al lado, lo que demuestra un innegable aprecio por el nivel de artesanía y diseño”.
Ese mismo apego a los padres, como contábamos antes, aceleró la venta de la casa de Miami. Raquel echaba de menos España pese a que el sol de nuestro país estuviera velado por la tragedia. Echaba de menos a su madre. Su casa, entendida como sus raíces. “Miami fue como el primer paso para decir: ‘tengo que volver a España’. Aquí hay un ambiente muy español, una mezcla latina… Llegó un momento en que le dije a Raúl: ‘No sé qué hago yo en América, si lo que quiero es estar en España con mi madre y mis hermanas’”..
.- Sin embargo, España no sé si te trae los mejores recuerdos…
.- Mi familia ha sufrido mucho por culpa del secuestro y el asesinato de mi padre. Mis hijos nunca conocieron a su abuelo… En las Navidades, los cumpleaños, los veranos, en todas las celebraciones familiares siempre sentimos ese vacío, esa inconmensurable desazón… La verdad es que, a veces, sí que sientes que no ha habido justicia...
.- La novela de Raúl habla de la venganza. Sería extraño no preguntarte por eso…
.- Más que sentimientos de venganza, sentimos que hemos sufrido una injusticia irreparable. Pero no, venganza no. Cuando naces con unos principios y unos valores, renunciar a ellos, saltártelos por tomarte la justicia de tu mano, te arranca la esencia de tu propia persona, te transforma.
.- ¿Has pensado en que Raúl escribiera tu historia? O quizás ¿la de tu madre?
.- Mi madre tiene 87 años y aún sigue buscando el cuerpo de mi padre. Es una mujer incansable y no desiste en su empeño de obtener respuestas. Ella puede ir al cementerio a llorar a sus padres o a su hijo, mi hermano, que falleció dos años antes del secuestro de mi padre, pero no tiene un lugar en el que sepa que está su marido. Es muy duro. El asesino confeso de mi padre dijo que le había pegado un tiro y dónde lo había enterrado, pero nunca fue encontrado. No sé si cuando muera mi madre su lucha continuará, al final mis hermanas y yo tenemos nuestras vidas. Pero es muy complicado.
Y volvemos a una frase que nos ha acompañado durante casi toda la conversación: desde la compra de Bezos de su casa a la dramática singularidad del secuestro y muerte de Publio Cordón pasando por el guiño cinematográfico con el que comienza la saga bibliográfica de Raúl, con Extraños en un tren, la mítica novela de Patricia Highsmith convertida en celuloide por el mago del suspense, Alfred Hitchcock… y es que: “La realidad siempre supera la ficción”.