hola 4126 mario y scar casas© Valero Rioja

Mario y Óscar Casas posan para ¡HOLA! como nunca antes los habíamos visto

Posan para ¡HOLA! como nunca, nos descubren los secretos de su primera película juntos, ‘Mi soledad tiene alas’, y se sinceran sobre sus comienzos y su gran conexión


25 de agosto de 2023 - 9:02 CEST

Confía. Es la palabra que no ha parado de repetir  Mario Casas  a su hermano  Óscar  durante su gran viaje juntos —seguro que el primero de muchos—, en el que han ido de la mano y han aprendido mucho de sí mismos. Doce años los separan —Mario tiene 37 y Óscar cumplirá 25 el mes que viene—, sus caminos en la interpretación comenzaron de maneras distintas, pero ahora se han cruzado cumpliendo un sueño que ha supuesto un reto para ambos y ese sueño se llama Mi soledad tiene alas. Mario se pone por primera vez detrás de las cámaras, con un guión al que dio vida durante la pandemia y el protagonista de su historia tenía que ser su hermano. Porque, desde la primera línea, siempre fue él. Y no solo le ha brindado un personaje a medida, sino que, caprichos del destino, la química que Óscar tiene delante de las cámaras con la protagonista, Candela González, ha superado la ficción y se han convertido en una bonita pareja en la vida real.

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© Valero Rioja

“Óscar me ha sorprendido mucho, no solo como actor, sino por su profesionalidad, trabajo y constancia... Yo, a su edad, no era así nos dice orgulloso Mario Casas (sobre estas líneas, izquierda) sobre su hermano (derecha), quien protagoniza ‘Mi soledad tiene alas’, que llega el 25 de agosto a los cines. Es la primera película escrita y dirigida por Mario y la primera en la que los hermanos que, junto a estas líneas, posan en el cielo de Madrid, trabajan juntos

El resultado de la unión de este tándem de hermanos y de talento llega a los cines el 25 de agosto y, días antes del estreno, han querido compartir con ¡HOLA! cómo ha sido esta aventura y se han tirado a la piscina, posando como nunca y contándonos cómo vivieron sus comienzos, las dificultades a las que han sabido enfrentarse y qué significa para ellos la familia, y la suya —muy numerosa porque son cinco hermanos— es de película. Todos forman parte, de alguna manera, del mundo del cine y son, sobre todo, inseparables.

—Llega el fin de trayecto de este viaje que ha sido Mi soledad tiene alas. ¿Os preocupa la acogida que tendrá?

MARIO.—Hay nervios, pero ya está hecha. Es como cuando haces una peli como actor, llega un momento que te tienes que desentender. Me quedo con que lo hemos hecho con el mayor amor y cariño y hemos trabajado muchísimo, durante años, para que salga adelante. Habrá gente a la que le guste más o menos pero, en cuanto a las interpretaciones, que para mí eran lo más importante, la gente que ya la ha visto coincide en que los actores emocionan.

“El viaje que hemos hecho ha sido precioso y, sobre todo, creo que Óscar y yo hemos aprendido muchísimo”, confiesa Mario, que debuta tras las cámaras dirigiendo a su hermano pequeño
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—¿Qué ha sido lo mejor?

ÓSCAR.—Hacer la película juntos. Que el director sea mi hermano y que todo lo que ha hecho desde el principio haya sido un viaje de la mano, en el que me he sentido seguro como nunca. Lo que he sentido en esta película es una emoción tan grande, que constantemente palpitaba porque no era solo un personaje precioso, es que todo el proceso lo estás viendo con tu hermano. Cada día era una emoción por tres. Cuando te toca la familia y algo tan bonito, es todo muy especial.

—¿Cómo es Mario como ‘el jefe’?

O.—Increíble. Es duro, obviamente, porque yo nunca lo he visto como ‘el director’; dentro del respeto que tienes que tener dentro del set, yo siempre lo vi como mi hermano. Cada frase y cada cosa que decía que no estaba saliendo, cada indicación me llegaba más allá que una indicación normal. Lo ha sabido hacer muy bien, ser duro y a la vez protegerme cuando me tenía que proteger. Creo que ha trabajado mucho y ha sido muy inteligente, porque nunca me he desequilibrado por ser hermanos, sino al revés, me ha hecho llegar a sitios a los que con otro a lo mejor no habría llegado.

“Llevar el apellido Casas y parecerme a Mario es algo con lo que tendré que luchar mucho tiempo, a la hora de trabajar. Pero no lo cambiaría por nada… ¡Me ha hecho una peli! —bromea—. Es mi maestro”

—Mario, nadie mejor que tú para saber hasta dónde podía llegar Óscar, ¿lo has exprimido mucho?

M.—Ha sido más como guiarlo al tipo de peli y el personaje que era. Con lo joven que es ha hecho ya personajes muy potentes, pero es cierto que el tono de  Mi soledad tiene alas  no lo había hecho. Es un tipo de peli más costumbrista, más realista y todo rodeado de gente no profesional que tiene una verdad, ya de por sí, aplastante y vienen del barrio. Y a él había que sumergirlo ahí, entonces, durante meses, ha sido guiarlo y hacer que confíe. Él como actor proponía, pero mi deber, también junto a Gerard y Débora, era hacerlo confiar. Decirle olvídate del Óscar actor, vamos a intentar quitar -como me pasaba a mí- todos los vicios y estas cosas que te funcionan o crees que te funcionan y estos mecanismos que utilizamos los actores.

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—¿Cómo es su personaje?

—Es muy complejo de hacer. Dan es un personaje con unas emociones, unos matices de alguien adulto, alguien de mi edad. Es joven, pero con algo dentro que tiene que ver con la familia, con la amistad, con descubrir quién es realmente y qué es lo que quiere. O sea, hablamos de esto en la película con todos los personajes. Y no mostrar, para mí era muy importante el guardar las emociones y que fuera un personaje muy para adentro, que no sabe realmente qué le pasa, que está roto por una desestructuración familiar e interiorizando eso y no sacarlo. Oscar ha hecho un viaje muy bonito, que se ha tenido que exponer, claro, ha tenido que abrirse, porque a mí no me va a engañar, pero lo sabía ya. Él sabía que tenía que entrar en esos lugares donde rompe.

—Tú ya sabías que Óscar era bueno, pero ¿te ha sorprendido?

M.—Mucho. Ya no solo como actor, sino porque con su edad tiene una profesionalidad, un trabajo, una constancia… Como si estuviese haciendo la película más grande de su vida y eso no se suele ver en los actores jóvenes. A veces se dispersan mucho más, hay muchos móviles en los sets de rodaje… Y Óscar era una fijación con el personaje, con querer realmente ser Dan. Lo comparo conmigo, cuando yo tenía su edad, y yo no era así. Él además ha vivido el proyecto muy de cerca, cómo se produce, cómo se dirige, cómo se hace. Algo que es súper interesante para un chaval tan joven y que no suele pasar. Pero a mí me ha sorprendido. Todos estaban maravillosos, pero había algo que cuando estaba en la sala de montaje, de repente te encontrabas una nueva peli y con la montadora veíamos la peli y no podía apartar la mirada de Oscar.

Los hermanos Casas entrevista making of

—Desde la primera línea que escribiste el guión, supiste que era Óscar. 

M.—Sí, siempre.

—Óscar, cuando te lo contó, ¿cómo te quedaste?

O.—Él ya llevaba mucho tiempo en casa hablándolo. Ya había escrito cosas, pero en la cuarentena fue cuando realmente me dice que nos vamos a poner a escribir, pero no me quería decir mucho. Quería esperar a que leyera el guión y lo leí muy tarde. Fui el último de mi casa en hacerlo. Y al leerlo pensé: es imposible, no lo voy a poder hacer.

—¿En serio?

O.—No sé si era por la época o por lo que había vivido hasta ese momento, pero yo leía sobre un chaval de verdad, de barrio de verdad, con esos problemas… era un guión donde se palpaba la verdad, no había artificio. Yo le preguntaba a mi madre y ella me decía que sí, que lo tenía claro, pero yo estuve un tiempo dudando.

—Mario te puso entonces todo un reto. 

O.—Pasé meses, e incluso en los ensayos, creyendo que realmente no iba a poder, que se estaba equivocando. Pero la palabra confía era lo que siempre tenía en su boca. Me costó entender que se puede llegar a cualquier sitio con trabajo.

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—Además, tu hermano y el destino te han puesto en el camino a Candela. ¿Cómo es ella? Porque para todos es una desconocida, este es su debut.

O.—Ella está flipando también. A ella le ha cambiado la vida. Realmente, Mario me ha cambiado la vida a mí y a muchas personas. Candela ha encontrado un nuevo camino, que la ha hecho la persona más feliz del mundo. Creo que la gente se va a sorprender con ella, porque realmente tiene algo muy especial. Es una chica que se escapa del estereotipo y tiene algo muy fuerte y muchas cosas que contar. Ella rapea y creo que esta película le va a dar espacio a nivel actriz.

“Llegué a Madrid con 18 años para ser actor y mis padres me dejaron en un hostal. Yo miraba atrás, ellos también... Y tocaba hacerte mayor”, recuerda Mario

—Entonces has tenido buen ojo con ella, Mario.

M.—Había algo en ella. Yo para el personaje de Vio quería una mujer como es ella, con carácter, con fuerza. Y en este viaje que hacen, también de historia de amor y de amistad, yo quería que los dos protagonistas estuviesen en el mismo lugar. Ella tiene algo muy magnético y diferente. Si es cierto que le he cambiado un poco la vida por esta experiencia, para mí eso ya es el regalo. Con eso ya soy feliz.

—¿Le va a dar alas?

O.—Yo creo que sí, lo tengo bastante claro.

—A ti te abrió el camino así Antonio Banderas. Un padrino de lujo.

M.—Sí y para mí es una referencia cómo era él en el rodaje y cómo fue con los actores, la hermandad que creaban… De él aprendes lo que es la humildad o evitar egos desmesurados. Antes hablabais de mí como ‘el jefe’ y un director para mí no es el jefe. El cine es un trabajo de muchísima gente. Sobre todo, en mi caso, siendo mi primera peli, yo tenía que confiar en los actores, tenía que pedirle opinión al director de foto… a todo el mundo. Necesitaba escuchar a los que han hecho esto muchas más veces. El viaje ha sido precioso y sobre todo creo que Óscar y yo hemos aprendido muchísimo.

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—Decías que una parte del viaje de los protagonistas te recordaba a ti, cuando llegaste a Madrid para ser actor.

M.—Sí, ellos van de Barcelona a Madrid con 18 o 19 años, que es la edad que yo tenía cuando hice ese viaje. No es que el guión sea mi vida, porque nada tiene que ver, pero inconscientemente, cuando escribes, te estás abriendo. Yo llegué con 18, mis padres me dejaron en un hostal y yo miraba hacia atrás, mi madre también, mi padre... y tocaba hacerte mayor. Es un poco lo que les pasa a Óscar y Candela en la peli.

—Esa época en Madrid, ¿fue difícil?

M.—Sí. Yo me sentía muy solo. Eres un niño que de repente está solo, iba a la escuela de interpretación, me buscaba trabajo, hacía algunos castings… Tuve suerte de empezar muy rápido, que me cogieron en Televisión Española para una serie. Pero la vida te cambia por completo, te tienes que hacer mayor de un día para otro. Te marca y te cambia para siempre.

“La primera oportunidad en el cine me la dio Antonio Banderas y, para mí, es un referente cómo era él en el rodaje y cómo fue con los actores, la hermandad que creaba”

—¿Tus padres te apoyaron en todo?

—Sí, sí, en todo.

—Tuvo que ser duro también para ellos porque dejar a un hijo solo cuesta.

M.—Ellos creían que era lo necesario, que era el momento. Tampoco es que yo soñase con ser actor, sino que me gustaba, pero eres un niño, todavía no sabes lo que quieres realmente, eres inconsciente. Eran mi madre y mi padre los que decían él vale para esto, tiene algo y le gusta, tiene que intentarlo. Ellos fueron los que me dieron el empujón para que intentase luchar para ser actor.

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—Óscar, ¿y tú has crecido viendo a tu hermano triunfando?

O.—He crecido en una casa donde la conversación, el 80 por ciento del día, es de cine. Yo el amor que a día de hoy le tengo a esta profesión, que es pleno, es gracias a mi familia. Mario me ha ayudado mucho en todos los aspectos, también en las cosas duras que uno vive en esta profesión. Cuando mi madre dice “a tu hermano le pasó lo mismo”, de repente, de un cien por cien de dolor, baja a un 30.

—Apellidarte Casas y ser muy parecido a tu hermano ¿te ha abierto puertas o te lo ha puesto más difícil?

O.—Es algo con lo que tendré que luchar mucho tiempo, que va a estar ahí siempre, posiblemente. Pero creo que cuando hay una traba o algo que te puede frenar, hace que quieras luchar con más fuerza y dar mucho más. Ser su hermano no lo cambiaría por nada… ¡Me ha hecho una peli! (ríe). Es mi maestro.

M.—Lo que le ha pasado a Óscar lo he vivido también, pero desde otro lugar. Viví cosas muy complicadas y lo pasé mal. Cuando empecé en esto y me empecé a hacer más conocido, tuve que cogerme los machos y, gracias también a mi madre y mi familia, tiré adelante.

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Doce años les separan y no solo guardan un gran parecido físico, como queda reflejado en estas imágenes, Mario y Óscar sienten pasión por la interpretación y el mundo del cine. “Cuando te toca la familia y algo tan bonito como este proyecto, es todo muy especial”, cuenta Óscar, quien siempre ha visto en su hermano, junto al que se atreve a todo, un referente y un ejemplo a seguir en su vida

—¿Qué te pasó? 

M.—Por el tipo de series o de cine que podía hacer, el público a veces me quería encasillar y a lo mejor notabas algunas faltas de respeto cuando, al final, lo único que quieres es ser actor y estás trabajando lo máximo posible. Eso también me ha hecho crecer mucho más, querer hacer personajes distintos, probar de todo, ahora dirigir… Me ha hecho querer superarme y volverme más obsesivo. Pero para mí, muchas veces las cosas están escritas y creo que pasan por algo. En este caso, en Óscar confío mucho como actor. Y si hago otra peli, toco madera, va a ser él de nuevo.

“He crecido en una casa donde la conversación, el ochenta por ciento del día, es de cine. El amor que, a día de hoy, tengo a esta profesión es gracias a mi familia”, dice Óscar

—Esto queda grabado.

M.—Sí (ríen). Y lo voy a transformar en otra cosa, va a ser un viaje distinto. Pero a Óscar le veo también potencial en otras cosas, es un chaval muy listo, con mucho talento en muchísimos terrenos. Yo siempre le digo: “Aparte de actor, métete en todos los “embolaos””.

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—Óscar, no te quejarás. ¿Se puede tener un hermano mejor, diciendo esas cosas?

O.—Y no lo dice solo aquí, ¡es así todo el rato en casa!

M.—Claro que sí, “métete en todos los embolaos”. Yo ya he pasado por ahí. Lo sufres, pues sí… Pero llega un momento en que, si te quedas ahí, no evolucionas. Esta profesión es muy amplia y creo que se puede ir por muchos caminos si lo haces con trabajo, con cariño y respeto.

—En vuestra casa solo faltan Sheila y el pequeño Daniel por ser actores.

—Sí, Daniel tiene todavía nueve años, pero Sheila y Christian también trabajan en nuestro mundo, aunque desde otro lugar. Y mis padres también.

—Vosotros que sois una familia tan grande y tan de cine, cuando os reunís ¿quién elige qué película se ve?

O.— Christian, el mediano. Es el que más sabe de cine. Siempre sabe qué película elegir y qué nos va a gustar a cada uno.

M.—Es el más cinéfilo de todos. Ha visto todas las películas. Es raro que tú le digas una peli no la haya visto. Directores, actores… Es una pasada.

—¿Cuál es el momento más emotivo que habéis vivido en familia?

O.—El nacimiento de Daniel y cuando Mario ganó el Goya son de esos momentos que se te quedan grabados para siempre.

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Mario está muy contento con cómo ha sido su primera experiencia como director y le gustaría repetir, eso sí, de nuevo con Óscar, en quien confía mucho como actor: “Ahora viene un año trabajando más como actor y ojalá ‘Mi soledad tiene alas’ tenga un buen camino. Yo apostaría ya, para el siguiente año, para sumergirme en otro proyecto como director”, nos adelanta

—Y además en esos Goya estabais todos es casa, por la pandemia.

M.—Fue muy fuerte. Es la única vez en la Historia que ha pasado, pero ¿eso qué quiere decir? A Mario Casas, se lo dan en casa. ¡No había otra! Muchas veces lo he pensado y creo que es porque tenía que estar con la familia. Fuera de bromas, también hay momentos muy emotivos cuando nos vamos de viaje. Siempre hacemos alguno en el que nos reencontramos y, además, somos muy liantes.

O.—Nos gusta liarla en todos los lados.

—Por último, ¿cuáles son vuestros próximos proyectos?

M.—Ahora estoy con Escape, de Rodrigo Cortés, que está producida por Scorsese, que es la primera peli que produce aquí en España. Después viene un año un poco más de actor y ojalá Mi soledad tiene alas tenga un buen camino. Yo apostaría por ya el siguiente año para sumergirme en otro proyecto como director.

O.—Yo tengo Control Room del director Luiso Berdejo y también estoy grabando fuera una serie, en inglés.

TextoCristina Olivar
FotosValero Rioja
ProducciónMaría Parra
EstilismoBeatriz Moreno de la Cova
Asistente de estilismoDIEGO SERNA
Asistente de producciónMARILÓ L. REY Y PAULA ANDERSON
Asistente de fotografíaNANO LÓPEZ Y PEDRO MELO
Video ¡HOLA! MediaJOSE ANTONIO CARRASCOSO
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