Tamara Falcó e Íñigo Onieva están disfrutando al máximo de su primer verano de casados. Desde que pronunciaron el sí, quiero en su esperadísima boda, celebrada el pasado 8 de julio en El Rincón, la marquesa de Griñón y el empresario han ido de paraíso en paraíso. Su romántico periplo comenzó en Sudáfrica, después viajaron a Zambia y ahora se encuentran en la Polinesia Francesa, "donde los atardeceres son mágicos, los sabores son asombrosos y las aguas cristalinas siguen cautivándonos", ha dicho Tamara junto a esta imagen en la que aparece posando en bikini.
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La marquesa de Griñón ha combinado su traje de baño fucsia con un pequeño pareo a juego. Las joyas que luce son su alianza de casada y la medalla de oro de la Virgen María que diseñó para Tous. Cabe recordar que las alianzas que se intercambiaron Tamara e Íñigo en su boda fueron un regalo del padre del empresario y un trabajo de orfebrería de su tío. Son de oro amarillo, irregulares y con sus nombres grabados en el interior.
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Con unas favorecedoras gafas de sol, Tamara ha aprovechado este ratito de relax en el paraíso para leer El pacto del agua, de Abraham Verghese, una novela ambientada en la India del siglo XX que narra la historia de tres generaciones de una familia muy unida y atormentada.
Antes de su enlace, la marquesa de Griñón tuvo que escuchar numerosos comentarios sobre su físico. "Están todo el día diciéndome que si voy a perder diez kilos para la boda. Y yo: 'Piérdalos usted. ¿Yo por qué?'. Yo estoy en mi normopeso, puedo estar más delgada o menos delgada, pero... ¿por qué si el traje me lo están haciendo a medida tengo que perder diez kilos? ¿Por qué a ti te apetezca? Pues no", dijo en El Hormiguero.
Aunque Tamara no tenía intención de adelgazar, en la boda se la pudo ver mucho más estilizada tras pasar unos días en la Buchinger, que no es una clínica exclusivamente para perder peso. "Para mí, la Buchinguer es un sitio de relax", declaró en una entrevista concedida a ¡HOLA!. "Me he deshinchado. Evidentemente, ayunar hace que pierdas volumen, pero también te liberas mucho del estrés. Tampoco he perdido mucho. Solamente tres kilos y medio. Pero ha influido el no estar estresada", explicó.
La marquesa de Griñón reconoció en esta conversación que le había afectado bastante los comentarios sobre su físico. "Es que nadie está gordo porque quiere. Para la gente que está delgada es muy sencillo decir que hay que dejar de comer. También es una cosa más de cómo manejar el estrés. Por eso, hacer esos comentarios a alguien sobre su peso…". Afortunadamente, hace años ya aprendió a gestionar la presión que siente por llevar el apellido Preysler. "Te exijan más físicamente, pero a mí eso me da exactamente igual", afirmó en ¡HOLA! en 2016 tras sufrir un llamativo cambio físico debido al hipotiroidismo.
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