¿Una secuencia, tal vez, en la que intercambiaban dos frases? Ni ellos lo recuerdan con claridad… pero ocurrió. En 2013, en un capítulo de Amar es para siempre . ¿Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta del potencial de estos dos actores juntos en un mismo set? Porque lo suyo es un derroche. Se complementan tanto como se diferencian, se conocen tan bien como se descubren mutuamente las costuras, son tan opuestos como se quieren y son tan atractivos como no se parecen en nada. Quizá es que, como en otras tantas parejas de hermanos que se asoman a la pantalla, sobre ellos se cierne una ‘maldición’ inexorable, una regla no escrita que es mejor cumplir porque, de lo contrario, sus consecuencias pueden ser fatales. Como aquello que decía Hitchcock de que jamás hay que compartir plano con un perro o un niño porque te lo roban en un santiamén. Pues lo mismo. Quién sabe si, precisamente, por ese motivo nunca compartieron rodaje Warren Beatty y Shirley McLaine. O Joanne Fontaine y Olivia de Havilland. Aunque estas, en realidad, se odiaron tanto como para inspirar ¿Qué fue de Baby Jane?, en donde la buena era la mala y al revés.
Porque eso también les pasa a Alfonso Bassave y a Manu Baqueiro . No lo de romperse una clavícula o prepararse gato para cenar, sino lo de que su primer apellido no dé ninguna pista. Tampoco su carrera. Ni sus perfiles. Y, en cambio, cuando los ves juntos, no te cabe duda. Sí, son hermanos. Y, como la de Irma la dulce y el de Esplendor en la hierba, se adoran, aunque, a bote pronto, sean como el agua y el aceite. A lo mejor, esta entrevista sirve para obrar el milagro y romper el maleficio porque, ¿saben?, así terminamos la entrevista y en ¡HOLA! hacemos magia.
El más ‘echao pa lante’
La cosa sucedió de la siguiente manera: se quedan en silencio y se cruzan la mirada para decidir quién contesta a la pregunta de “¿nunca habéis pensado en interpretar algo juntos?”. Es Manu quién se arranca. El más ‘echao pa lante’, que, en su reparto de papeles de hermanos, así se lo han conferido. “Es que, hasta ahora, no ha habido una pausa, pero a mí se me ocurren cositas. Estaría increíble porque nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. ¿A ti qué te parece, Alfonso?”. Y Alfonso, que es más ‘pa dentro’, responde: “Que suena bien a priori”. Y Manu asiente a su hermano pequeño. “Pero habrá que provocarlo, ¿no?”, repreguntamos, y Alfonso pone las cartas sobre la mesa: “Quizá sea la vida la que nos lo ponga a favor, que llegue alguien de fuera y nos diga: “Tengo un texto fabuloso para vosotros”. O, a lo mejor, a raíz de este reportaje, alguien piensa: “Estos podrían hacer una campaña de moda maravillosa””. Y Manu, cómplice, le interrumpe: “Nos forramos, brother”.
“Nuestra madre es maravillosa, pero sin filtro. La hemos ido reeducando, pero ella no se corta. Nos dice lo que le parece y también nos aplaude”
Y se ríen. Precisamente porque la moda no es que sea su punto fuerte. “No te haces idea. Es de flores con cuadros, colores que no pegan ni a tiros, hay que tener un cuidado con él...”, advertía Bassave a nuestra estilista, entre risas, mientras hacíamos la selección de ropa para las fotos antes de la entrevista. Y cuando Manu llega ya sabe que el pequeño ha metido mano y, tal y como sale de detrás del probador con su traje de lino desabrochado, centra, socarrón, la atención sobre él: “Hala, ya ha llegado él el primero y ya ha elegido. ¡Ea! ¡Ahí está la estrella!”. “Manu, solo te queda aprender a vestirte y tu carrera irá como un tiro”, le responde Alfonso mientras se dirige hacia su hermano para darle un gran abrazo.
Licenciados en Derecho
Verlos interactuar es como asistir a los típicos juegos fraternales donde, en nanosegundos, se suceden pullas, besos, risas y puños. “A mí se me haría raro estar con mi hermano actuando. Nos conocemos tanto que sé de dónde vienen sus matices”, nos explica Manu sobre cosas, ya saben, de actores, de métodos y de interpretación. “Yo en él veo cosas mías por momentos. Me veo reflejado en cierta manera. Y creo que hay algo —reflexiona Alfonso sobre lo que hablábamos de compartir tablas— que no sé hasta qué punto supondría un salto y un riesgo para nosotros. Mi hermano y yo, ahora mismo, tenemos nuestro espacio, nuestro camino. Un equilibrio que, desde hace años, funciona. Pero ¿trabajar juntos supondría ponerlo en peligro?, ¿sería un desafío?”.
Porque Manu y Alfonso, pero también Paloma, porque son tres hermanos, estudiaron Derecho. Sí, los tres. La única que ha seguido la tradición familiar y ha ejercido, y sigue ejerciendo, como letrada es ella. Ellos, sin embargo, prefirieron la interpretación. Alfonso asumió que aprenderse las leyes era conditio sine qua non para poder ser actor. Manu, en cambio, se dejó llevar más rato por la abogacía, pero le sirvió recalar unos meses en un bufete para descubrir que el camino de su hermano —ya un teen idol gracias a UPA dance— era más divertido.
¿Eso lo llevaron bien? ¿Provocó alguna rencilla? “Yo fui el advenedizo, lo reconozco”, confiesa Manu. Y Alfonso, una vez abierto el melón, tira millas: “Está muy bien hablar de estas cosas porque son reales y son humanas. Yo abrí el camino. Es cierto que mis padres me lo pusieron fácil, pero también que nadie en mi familia pertenecía a este mundo y que yo tuve que derribar barreras. Te confieso que sí, que, de repente, mi hermano dijera “yo también” y que, tal cual, le saliera una serie fue un poco heavy. No me hizo gracia porque yo, además, estaba atravesando un periodo de trabajos esporádicos y tenía mucho conflicto. Era mi hermano y me alegraba, pero también estaba sintiendo envidia y celos. Con el tiempo y con ayuda de la bendita terapia pude colocarlo y entender que cada uno tiene su camino”.
“Yo soy más campechano y él es más reflexivo e instrospectivo. También más esteta. Le presta mucha atención a los detalles”, nos desvela Manu
Porque Manu se embarcó en una de las series más longevas de la televisión, Amar en tiempos revueltos , que devendría en Amar es para siempre. Y cómo no iba a ser consciente él del proceso de su hermano: “Me miraba como en un espejo. Si me ponía en su lugar, era fácil entenderlo”, confiesa. Máxime cuando ser actor es una profesión insegura por definición. “Y que cada casting es una evaluación. Cada función, un examen. Cada capítulo, un dato de audiencia. Y se te está evaluando a ti. Con tu físico, tu voz y tu manera de actuar”, añade Alfonso.
Manu Baqueiro está ahora de gira por España con la obra de teatro Una semana nada más, pero lleva casi dos décadas en una serie diaria, casi como un ministerio. Eso sí, en octubre acaba. Y se encontrará como su hermano, de prueba en prueba. Ahora bien, Alfonso tampoco se puede quejar porque no para. Acaba de rodar la segunda temporada de El inmortal para Movistar y está a punto de empezar a rodar la serie Respira para Netflix.
En septiembre estrena Las viudas de los jueves, que ha rodado en México, y un poco más adelante, El favor, la última película de Juana Macías. Pero sí que se han tenido que superar los altibajos. Periodos de ‘cortar el bacalao’ y otros de esperar esa llamada de teléfono. Cosas que uno entiende y que, sin embargo, para la familia, si esta no se dedica al show business, es difícil de gestionar. Paloma, su hermana, está en Alemania, pero su madre no. Ella es Julia López de Sá, del linaje del marquesado de San Eduardo, y está al tanto de todos los devaneos de la pareja. De sus éxitos e infortunios. Y parece ser que la matriarca tampoco “se muerde la lengua”. “Es maravillosa, pero sin filtro (risas). La hemos ido reeducando, pero ella no se corta. Nos dice lo que le parece y también nos aplaude”, apunta Alfonso. “Me acuerdo de aquel estreno tuyo al que fuimos y que…”, corta Manu: “¿Vas a contar algo de alguna escena de sexo, ¿no?”, se ríe su hermano. “Me acuerdo que mamá me dijo al oído: “Tu hermano, ¡qué ganas siempre de salir todo el rato desnudo!””, la imita Manu y sueltan una carcajada. “La entiendo”, retoma Alfonso. “Para bien o para mal, he hecho mucha “escenita” que tela. Aunque, obviamente, los guiones no eran míos. Espero que en ¡HOLA! me saquéis más vestido (risas)”.
El hermano del de Masterchef
¡Oups! Habíamos pensado en bañador: “Yo me abro la camisa, pero que no se me vea demasiado, que no quiero que mi madre, después de leer la revista, me llame”, puntualiza Alfonso. “Y yo. Si me hubieras avisado hace seis meses, me hubiera puesto a plan. Pero, hijo, después de mi paso por cocinas”. Efectivamente, Manu acaba de tener un golpe de popularidad entre pucheros. ¡Finalista de MasterChef ! “Ahora la gente por la calle me dice: “Mira, ¡el hermano del de MasterChef !”. Ni nombre tengo”, bromea Bassave, que fue quien recibió primero la oferta de Macarena Rey para formar parte del elenco de celebrities .
Alfonso: “A los dos nos gusta leer, el cine, la naturaleza y los deportes. Pero Manu es más activo y más expansivo que yo”
“Pero yo no valgo para ser concursante. Le dije: “¿Sabes quién te lo va a hacer genial? Mi hermano”. Y recuerdo que me contestó: “¿Pero no es muy serio?”. Cuando lo vieron, se dieron cuenta de que era un gamberro”. Porque ahí vamos. Si no los vemos desnudos, habrá que echar un ojo a su interior. “Creo que compartimos ciertos valores. Somos dos personas nobles e intentamos ser buena gente”, describe Alfonso. “A lo mejor, yo soy más campechano, más lanzado, más payaso, más “pa fuera”. Él es más reflexivo e introspectivo. También más esteta. Yo soy más de tomar unas cañas por La Latina de cualquier manera”, ríe Manu. “Tenemos cosas comunes, obviamente. De los padres que hemos compartido y también de los que no, pues somos hijos de diferente padre; del tiempo que hemos pasado juntos y de los valores que nos han transmitido. A los dos nos gusta leer, el cine, la naturaleza, los deportes. Pero mi hermano es más activo y más expansivo que yo. Yo soy más reflexivo. Con lo bueno y con lo malo. Él es más vividor, más buenrollero. Por eso es mejor concursante que yo (risas). Yo soy más tímido, más vulnerable. Es posible que ahí esté nuestro secreto. Nos complementamos respetando nuestras diferencias”.