Esta es la historia de una guerrera, Carla Suárez . La historia de una mujer que, por circunstancias de la vida, se forjó de hierro. En agosto de 2020, en plena pandemia, recibió un diagnóstico que desató, lógicamente, todos sus temores: le detectaron un linfoma de Hodgkin. Un cáncer contra el que durante casi un año batalló en silencio acompañada por sus seres más queridos para poder regresar a las pistas de tenis y retirarse como ella siempre había soñado y no antes de tiempo a causa de la enfermedad. Volvió y, hace dos años, puso fin a su exitosa trayectoria profesional. De nuevo, Carla se enfrentó con algo de vértigo a sus nuevos retos y, en esta aventura, contó con el apoyo de su pareja, la futbolista Olga García, actual delantera del DUX Logroño, con quien acaba de formar una preciosa familia junto a sus dos gemelas, Noa y Ona, nacidas el pasado 2 de junio. Hoy, con la sabiduría de quien logra convertir las experiencias más duras en lecciones, la extenista canaria nos habla por primera vez de su nueva vida, de sus planes de futuro y de la aventura de la maternidad.
“La vida me dio un susto”
—¡Muchas felicidades, Carla! Empecemos por el principio, ¿desde cuándo te rondaba la idea de ser madre?
—Desde hace ya cuatro o cinco años.
—Es un sueño que, con el paso del tiempo, has hecho realidad.
—Sí, lo que pasa es que quería concluir mi carrera deportiva antes de ser madre. O lo que es lo mismo, cerrar una etapa de mi vida para comenzar otra.
—Que imagino estará siendo maravillosa. ¿La maternidad es el regalo que te ha dado la vida después de una intensa batalla contra el cáncer?
—Sí, la vida es así. Unas veces vives cosas muy bonitas y otras, por desgracia, muy desagradables. A mí la vida me dio un susto hace tres años, pero todo eso está ya olvidado. Tengo que seguir con los controles algunos años más, pero me encuentro bien y con ganas de que me den el “alta definitiva”. Lo que quiero hacer ahora es disfrutar de la maternidad, que es lo más maravilloso que te da la vida.
—¿Cómo esta siendo?
—Es una experiencia muy bonita, pero conlleva también, sobre todo en estos momentos, una gran responsabilidad y un aprendizaje diario.
—¿Desde el principio supisteis que venían dos niñas?
—No, nos lo dijeron en la semana doce. Fue una sorpresa porque, en la ecografía que me habían hecho tres semanas antes, habían visto solamente una. Tenía una placenta y cada bebé estaba en su bolsa.
“Teníamos muy claro el nombre de Noa desde antes de su nacimiento. Ya nos gustaba. Y para Ona queríamos también un nombre corto”
—Me imagino que os cambió todo el concepto del embarazo.
—¡Muchísimo! Al ser gemelar, pasó a ser un embarazo de riesgo y las revisiones fueron mucho más seguidas, porque tenía que estar todo más controlado. Además, quieras o no, hay bastante diferencia entre tener uno o dos bebés en la barriga.
—¿Cómo fue el parto?
—Fue bien. A nosotras nos habría gustado un parto natural y, de hecho, pasé muchas horas en el hospital con contracciones e intentado dilatar, pero finalmente no pudo ser y tuvieron que recurrir a la cesárea. Noa midió 46 centímetros y pesó dos kilos y medio y su hermana, 44 centímetros y dos kilos y 200 gramos.
—¿Cómo escogisteis los nombres de las niñas?
—Teníamos muy claro el nombre de Noa antes de su nacimiento. Ya nos gustaba desde hacía tiempo. Y para Ona queríamos también un nombre corto. Nos resultó fácil porque salió del juego de palabras que hicimos con el de su hermana.
“Contemplándolas, pienso lo increíble que es haber tenido a estas dos bebés en mi vientre y que ahora estén a mi lado tan sanas. La verdad es que la sensación es indescriptible”
—¿Qué recordarás para siempre del nacimiento de vuestras hijas y qué pasó por tu cabeza cuando las viste por primera vez?
—Fue un momento muy bonito y la recompensa a cierto sufrimiento previo. Solamente pude verlas cinco segundos al nacer, pero, al día siguiente, ya me las pusieron en mis brazos. Contemplándolas, pienso lo increíble que es haber tenido a estas dos bebés en mi vientre y que ahora estén a mi lado tan sanas. La verdad es que la sensación es indescriptible.
—¿Cómo te encuentras ahora, después de tu doble y preciosa maternidad?
—Los primeros días posparto sufrí un poco y estuve muy incómoda, pero ya no siento dolores ni molestias. No estoy recuperada al cien por cien, pero me encuentro bastante bien.
Relación a distancia
—¿Cómo es la personalidad de cada una?
—Aún es difícil verlo porque son muy pequeñas, pero Noa es más tranquila que Ona, o, por lo menos, duerme más.
—¿Se parecen a ti?
—Hay gente que dice que se parecen bastante a mí e incluso que Noa es bastante parecida a mi hermano, pero aún es difícil percibir ese parentesco.
—¿Os gustaría que fueran tenistas o futbolistas?
—A mí, sinceramente, no me gustaría que se dedicasen al tenis, pero no me desagradaría que fuesen futbolistas. Lo que me encantaría es que les gustara el deporte y que eligieran practicar uno de equipo. Por ejemplo, el baloncesto.
“Carla es muy responsable y atenta. Y siente una devoción por sus hijas que se nota en cada uno de los momentos que comparte con ellas”, cuenta Olga, delantera del DUX Logroño
—¿A vosotras os unió el deporte? ¿Cómo surgió vuestra relación?
—Sí. Nos conocimos cuando Olga jugaba en el Barça y yo vivía en la misma ciudad. Fue una relación que empezó a distancia, por lo que yo viajaba, pero, desde el año pasado, vivimos juntas.
—Debe ser muy cansado criar a dos bebitas a la vez, ¿cómo te las arreglas?
—Es cierto que terminas el día agotada por el gran cambio que supone en tu vida, pero, por suerte, duermen mucho. No me quiero imaginar cuando empiecen a caminar (risas). Por suerte, hemos tenido mucha ayuda en estos dos primeros meses, aunque desde principios de agosto estamos las dos solas. Nos hemos organizado bien y, además, ellas se portan fenomenal. Las dos son muy tranquilas y eso lo hace todo más fácil.
—¿Cómo llevas la lactancia?
—No he llegado a darles el pecho. Me saco la leche, se la voy dando con biberones y lo complementamos con la leche en fórmula.
—Y las noches, ¿cómo las estáis pasando? ¿Estáis durmiendo… o no durmiendo?
—Hay noches en las que dormimos mucho y otras en las que cada dos horas te despiertan. Pero creo que, para tener dos bebés en casa, estamos descansando bastante.
—Olga, ¿cómo ves a Carla como madre? ¿Piensas que ha cambiado con el embarazo y tras la maternidad?
—Carla es muy responsable y atenta. Y siente una devoción por sus hijas que se nota en cada uno de los momentos que comparte con ellas. De todos modos, creo que no ha cambiado demasiado, porque son virtudes de las que siempre ha hecho gala en su entorno más familiar y cercano.
—¿Qué destacarías de ella?
—Admiro su dedicación a nuestros sueños compartidos, demostrándome día a día que me quiere y que la familia que hemos creado es su pilar fundamental. Tiene tantas características buenas, aparte de su carácter alegre y cariñoso, que no podría decirte ninguna mala.
—Si echas la vista atrás, Olga, y os veis ahora con dos bebés, ¿qué pensáis?
—Que hemos cumplido el sueño de formar una maravillosa familia. Siento una felicidad indescriptible al ver como crecen Ona y Noa.
“Olga intenta siempre que la sigan con la mirada y hacerles reír. Eso sí, las noches con las niñas le cuestan un poco más”, confiesa la extenista, entre risas
La boda
—Carla, ¿supongo que Olga te echara una mano con las niñas?
—¡Claro! Ella es la madre de las niñas también. Aquí colaboramos al cincuenta por ciento cada una.
—¿Cómo es con ellas?
—Es muy responsable y atenta e intenta siempre que la sigan con la mirada y hacerles reír. Eso sí, las noches con las niñas le cuestan un poquito más —ríe—.
—¿Has visto una nueva cara de ella desde el nacimiento de las niñas?
—Sí, mucho más atenta y sabiendo en todo momento que los bebés son nuestra prioridad.
—¿Os gustaría casaros en el futuro?
—Es algo que hemos hablado, pero, a día de hoy, queda lejos. La boda no es una prioridad para nosotras.
—Se te ve en buena forma después del embarazo, Carla, ¿qué has hecho para cuidarte, dónde está el truco?
—No hay trucos. En gran parte es por mi genética y, sobre todo, porque me he cuidado bastante durante el embarazo. Me alimento bien, que es importante, y también hago deporte, aunque me gustaría tener más tiempo para hacerlo.
“No me gustaría que se dedicasen al tenis, pero no me desagradaría que fueran futbolistas. Lo que me encantaría es que les gustara el deporte y que eligieran practicar uno de equipo”
—¿Cómo habías preparado tu vida y vuestra casa para la llegada de Noa y Ona?
—Sabía que quería dejar de jugar para prepararme bien para un embarazo. Después, cuando me quedé embarazada, empezamos a planearlo todo y dejamos la casa y el coche listos y con todo lo necesario para la llegada de los bebés.
—¿Y cómo está siendo vuestro primer verano como madres?
—Muy agradable. Además, hemos tenido bastante tiempo para poder decidir dónde pasarlo. Estuvimos en Las Palmas y en Barcelona con las niñas y ahora pasaremos todo el mes de agosto en Logroño.
—Además de los bebés que venían en camino, desde que te retiraste has emprendido nuevos proyectos. ¿Qué es lo que más te ilusiona desde que te despediste de las pistas en el plano profesional?
—De momento, me siento a gusto comentando el tenis en televisión, pero me haría mucha ilusión poder ayudar a las jóvenes a cumplir su sueño de llegar a ser tenistas profesionales.