Daniel Sancho, en prisión provisional por el asesinato y descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta, finaliza este jueves el periodo de diez días de aislamiento, una medida de prevención derivada de la pandemia de covid-19. El cocinero, de 29 años, ha pasado la cuarentena en la enfermería de la cárcel de Koh Samui, al sur de Tailandia, una división interna "más tranquila", en la que las celdas son "mejores" y tienen menos presos. En concreto, Sancho habría estado solo con cinco personas, de las cuales dos eran asistentes de la prisión, y en dicha celda no habría camas sino una especie de colchonetas en el suelo. Terminado el aislamiento, EFE informa que el joven ha pasado a otro módulo donde hay alrededor de "100 personas", una zona "algo más amplia" que en la que se encontraba, pero "no más cómoda o con más instalaciones que otras".
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Según ha explicado Watcharapong Boonsaior, director del centro penitenciario, Sancho "está tranquilo, lee y hace yoga". También ha dicho que puede ver películas en televisión, pero no las noticias, y ha aclarado por qué le han cortado el pelo. "Por higiene y por el calor. Lo tenía muy largo". Por último, ha insistido en que el español es un preso más y no va a recibir ningún trato de favor.
Hasta ahora, el chef solo se había reunido con su abogado, Khun Anan, pero desde hoy ya puede recibir la visita de sus familiares y el personal de la Embajada de España en Tailandia. La primera persona que le ha visitado tras finalizar la cuarentena ha sido su madre, Silvia Bronchalo. Bronchalo ha llegado a la prisión en taxi, procedente de un hotel, a las 08:45 hora española. Su semblante era muy serio. Llevaba gafas de sol, camiseta de manga corta negra, una falda larga de flores y unas deportivas negras.
Tal y como ha informado un reportero de El programa del verano, ha permanecido una hora y media dentro de la cárcel, aunque en un principio solo tenía 20 minutos para hablar con su hijo. La visita ha sido más larga porque era la primera y porque Bronchalo iba acompañada del personal de la Embajada de España en Tailandia. Madre e hijo no han tenido contacto físico, se han visto a través de un cristal. Silvia podrá visitar a su hijo más veces, siempre que cumpla el horario de visitas fijado, de ocho de la mañana a tres de la tarde.
La prensa que se encuentra en las inmediaciones de Koh Samui ha decidido no preguntar a Bronchalo antes de entrar en la prisión. Tampoco lo ha hecho al salir. Simplemente estaban allí esperando por si quería hacer declaraciones, algo que finalmente no ha hecho, pues se ha marchado con la misma rapidez y discreción con la que ha llegado.
Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo se conocieron cuando ambos tenían 18 años en una escuela de interpretación. La llegada de Daniel en 1994, les hizo madurar muy pronto. "La vida me cambió. Yo era muy golfo. Era un desastre y la paternidad me vino estupendamente. A los 20, yo ya era padre y me cambió. Porque cuando lo más importante de tu vida dejas de ser tú, el egoísmo desaparece por completo y cambias. Te haces responsable de golpe. Eres otro", dijo el actor en una entrevista concedida a LOC en 2015. Sancho continuó con su carrera artística, pero Bronchalo se alejó de la interpretación tras ser madre y actualmente trabaja como agente de seguros.
Sancho y Bronchalo se casaron y estuvieron juntos hasta el año 2000. A pesar de su ruptura, su relación es cordial y en estos momentos tan complicados están más unidos que nunca. Prueba de ello es el comunicado conjunto que han enviado pidiendo respeto y privacidad para Jimena, la hija de ocho años que Rodolfo tiene con su pareja, Xenia Tostado.
Antes de finalizar su aislamiento y de recibir la visita de su madre, agentes de la comisaría de la isla de Phangan, vecina de Koh Samui y donde tuvo lugar el crimen el 2 de agosto, volvieron a interrogar a Daniel delante de su abogado. Este interrogatorio puso de manifiesto que la investigación continúa por el momento, pese a lo expresado el martes en una rueda de prensa desde Koh Phangan por el subdirector de la Policía tailandesa, Surachate Hakparn, quien la dio por concluida.
La Policía tailandesa cree que tiene "suficientes evidencias" para acusar al cocinero de asesinato premeditado. Daniel, según ha contado su abogado, ya sabe que se enfrenta a la pena de muerte.
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