David Muñoz ha experimentado un espectacular cambio físico en los últimos meses. El chef, que acaba de ser padre con Cristina Pedroche, ha contado que llevaba un tiempo encontrándose mal y que después de Semana Santa decidió tomar cartas en el asunto. "Me hice unos análisis de sangre y unas pruebas del aparato digestivo porque me sentía mal en general. Los análisis salieron regular en glucosa, colesterol y un par de indicativos más que hicieron que el médico me sacase tarjeta amarilla", ha comenzado diciendo junto a dos fotos en las que muestra su aspecto actual y el que tenía a principios de abril.
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En aquel momento, además, no estaba practicando deporte y tenía numerosos síntomas. "Estaba cansado todo el día, dormía mal y con muy poca energía", ha explicado. "Quizás cuando era joven, me valía todo, pero está claro que a mis 43 años, tengo que cuidarme si quiero seguir haciendo todo con la máxima intensidad, dedicación, esfuerzo y sacrifico a la que estoy acostumbrado", ha añadido.
El cocinero se puso en manos de un nutricionista y ahora es una persona nueva. "Aprendí que no solo lo que comes importa. Cómo lo comes, cómo lo combinas y cuándo lo comes es lo más importante. Entendí cómo tiene que ser mi plato de comida cada día, qué tiene que tener y que no, y lo extrapole a mi vida y mi trabajo, cosa difícil pero no imposible", ha explicado. Debido a su profesión, David no ha podido seguir la dieta a rajatabla, "pero entenderlo y querer cambiarlo, con mucha fuerza de voluntad y disciplina me hizo empezar a sentir menos molestias en el aparato digestivo, acostarme más ligero y, sobre todo, levantarme con una energía inusitada, madrugando como nunca, y estirando los días sintiendo que son mucho más largos. Me siento muchísimo más creativo, atrevido en las ideas, rápido y productivo mentalmente", ha asegurado.
La transformación del chef se ha completado gracias al deporte en general y no solo al running, una práctica que le producía "mil dolores y lesiones". "Ahora sigo corriendo, me flipa, pero lo cruzo con otros deportes que me divierten también mucho, como la bici, el pádel, el yoga… y, sobre todo la fuerza, que también he entendido, que para hacer otros deportes de impacto, la fuerza es mandatoria y obligatoria", ha declarado. Por último, David ha confesado el "secreto" que le ha ayudado a sentirse mejor en todo este proceso. "Casi cero por ciento de alcohol, solo muy esporádico y con mesura".
No es la primera vez que el cocinero tiene problemas con el peso. En 2007, tras el éxito abrumador de DiverXO, comenzó a sufrir ansiedad y llegó a pesar 95 kilos porque no podía parar de comer. En 2013, se dio cuenta de que no podía seguir así y pidió ayuda psicológica. Además, se aficionó al deporte. A día de hoy, según ha contado, continúa yendo a terapia. "Tengo una relación tormentosa y tóxica con el éxito. Me cuesta digerir estas cosas y a veces sufro con las cosas buenas que me pasan, me cuesta disfrutarlas en su justa medida. Voy a una psicóloga que me recomendaron y me viene muy bien. Me ayuda a contextualizar según qué cosas. Estas gestiones mentales con respecto al éxito y a lo que la gente piensa de ti está siendo una digestión de años. Y sigo en ello", contó en El Hormiguero.
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