En estos momentos tan complicados, Rodrigo y Félix, hermanos de Rodolfo Sancho, han decidido que su madre, Noelia Aguirre, permanezca totalmente ajena al ingreso en prisión de su nieto tras declararse culpable del asesinato y descuartizamiento del cirujano colombiano Edwin Arrieta. La viuda del inolvidable Sancho Gracia estaba muy unida a Daniel y sus hijos intentan que no conozca lo que ha sucedido en Tailandia. "Mi madre no conoce la noticia, que yo sepa. Nuestro trabajo es intentar mantenerla al margen ahora mismo. Daniel además tenía mucha relación con mi madre y la ayudaba mucho, entonces bueno, estamos intentando suplir esa falta", explicó Rodrigo a la prensa.
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Él mismo también se está protegiendo. "Estoy dejando de ver la tele y dejando de indagar porque no tengo la cabeza para esto ya", confesó bastante afectado. Rodrigo, que trabaja como ayudante de dirección, insistió en que "hay que esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos" y reconoció que ahora mismo hay "dos familias destrozadas", la suya y la de la víctima.
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Por último, Rodrigo confirmó que estaba en contacto con su hermano Rodolfo, pero que no sabía exactamente si ya había viajado al país asiático o no. "Sigo sin tener esas información, de verdad, hay que esperar, no nos queda otra. Hablo con mi hermano pero para asuntos que tienen que ver con mi madre", aclaró.
La historia de amor de Sancho Gracia y Noelia Aguirre
Félix Ángel Sancho Gracia, más conocido como Sancho Gracia, nació en Madrid el 27 de septiembre de 1936 y su infancia estuvo marcada por las penurias de la Guerra Civil española. Cuando tenía 12 años, se fue a vivir con su familia a Uruguay, ya que su padre había recibido una oferta de trabajo en la Embajada de España en Montevideo. Con 17 años, se matriculó en la Escuela de Interpretación de Arte Dramático de la capital uruguaya, donde dio sus primeros pasos como actor. En Uruguay también conoció a la mujer de su vida, la periodista Noelia Aguirre, que era hija de un destacado político del Partido Nacional.
Se casaron en 1967, pero su boda estuvo marcada por una simpática anécdota. Según publicó Victor Abril en el periódico ABC, Sancho Gracia y Noelia no tuvieron un enlace al uso. "Con Noelia, en realidad, nunca me he casado. Lo hizo por mí un amigo mío, Raúl; por una cuestión de poderes. Quizás, cualquier día de estos le pida a Noelia que nos casemos. Puede ser un bombazo, ¿verdad?", fue lo que le dijo el actor a su amigo. Y así fue. La boda tuvo que celebrarse por poderes porque el actor se encontraba en España interpretando la obra teatra La mamma y Noelia en Uruguay trabajando como periodista.
El matrimonio tuvo tres hijos, Rodrigo, Rodolfo y Félix, de los que Sancho Gracia hablaba así de orgulloso en una entrevista concedida a Televisión Española en 2008. "Rodolfo se llama así por un gran amigo que tengo en Uruguay, que es como un hermano. Rodrigo fue para vengarme del Cid Campeador y Félix, que es el pequeño, fue por mí. Félix juega al tenis, al fútbol... es un fenómeno. Da clases de tenis", explicó.
Además, reconoció que a su mujer le hubiera gustado tener una niña y se mostró muy orgulloso de los tres nietos que tenía en ese momento. "A mí me gustan mucho mis nietos y a mi mujer también. Tengo una nieta, un nieto y un nietón (por Daniel, que entonces tenía 13 años), cada uno de uno de mis hijos", contó.
Sancho Gracia se refería a su mujer como "lo que nunca muere", porque no quería separarse nunca de ella. Tristemente, la pareja tuvo que despedirse el 8 de agosto de 2012. Aquel día, el actor falleció a los 75 años de cáncer, una enfermedad que primero le afectó al pulmón, después a la vejiga y, por último, al cerebro.
Hasta ese momento, el inolvidable Curro Jiménez soportó esta larga y dura enfermedad gracias a Noelia. "Mi mujer, mis hijos, mis amigos fueron básicos para que saliera adelante, han estado conmigo al cien por cien; pero, sobre todo, mi señora, Noelia: me he salvado gracias a ella, ha sido básica para mi restablecimiento", declaró a EFE en 2002 tras superar la primera embestida del cáncer.
Noelia siempre ha llevado una vida muy discreta y estuvo al lado de Sancho Gracia hasta el final. "Mi marido se fue deteriorando poco a poco, en estos últimos meses apenas podía levantarse, le costaba hacer cualquier movimiento, pero fue un luchador hasta su muerte. Ya conoces su fortaleza, sus inmensas ganas de vivir… Nos ha dejado un vacío muy grande", declaró a La Razón.
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