La detención de Daniel Sancho tras confesar haber asesinado y descuartizado a Edwin Arrieta, un cirujano colombiano, en Tailandia, ha sorprendido a todos. En declaraciones a la agencia EFE, el hijo de Rodolfo Sancho reconocía ser el autor del crimen : “Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Me tenía como rehén. Era una jaula de cristal, pero era una jaula. Me hizo destruir la relación con m novia, me ha obligado a hacer cosas que nunca hubiera hecho”.
Asimismo, el chef, de 29 años, aseguraba que no se había sentido cómodo, “pero tampoco forzado” por la policía tailandesa: “Sentí que tampoco tenía ninguna otra opción. Me tomaron pruebas de ADN y eso es todo. Eso es todo”. También ha querido romper su silencio en el programa de Ana Rosa, donde reveló que su único deseo es volver a España, e hizo una petición: que se moviese “cielo y tierra” para poder lograrlo.
Tal y como desvela EFE, este mismo lunes será trasladado por la policía a la isla de Koh Samui, al sur del país, donde pasará a disposición judicial, y su padre, Rodolfo, ya ha puesto rumbo a Tailandia para estar junto a él. Después de conocerse la impactante noticia, el intérprete y su familia han dirigido un comunicado a los medios de comunicación en el que solicitaban “que se abstengan de emitir cualquier juicio precipitado”, que no se publiquen informaciones “que pudieran interferir en el desarrollo de la justicia y en el correcto procedimiento de la investigación, así como cualquier acción diplomática que pudiera estar en curso”; al tiempo que rogaban “máximo respeto” tanto para Daniel como para la familia.
Un tenista que descubrió su pasión por los fogones
Hace tres años, Daniel contaba a ¡HOLA!, con gran emoción, que había decidido dar un giro de 180 grados a su carrera. Pese a que todo apuntaba a que su futuro se labraría en las pistas de tenis, sorprendía al revelar que, en verdad, su gran pasión eran los fogones. “No fue una decisión tomada de la noche a la mañana, sino más bien fruto de la madurez. De hecho, desde que dejé el tenis hasta que entré en Le Gordon Bleu pasaron cinco años. Un tiempo que empleé en estudiar ADE, aunque finalmente me di cuenta de que lo que más me gustaba era la cocina”, confesaba en esta entrevista realizada por Enrique Suero.
“Cuando descubrí Le Cordón Bleu descubrí que podría dedicarme profesionalmente a ello. Supuso un antes y un después en mi vida. No sólo por muchas cosas a nivel gastronómico, sino porque me enseñaron a amar lo que uno hace y lo hermoso de la profesión”, añadía.
Familia de actores
Su manejo en la cocina también distaba mucho de la tradición familiar. Como hijo y nieto de dos de de los actores más populares de nuestro país -Rodolfo Sancho y Sancho Gracia-, todo parecía indicar que el gusanillo de la interpretación podría correr también por sus venas. Sin embargo, aunque también sentía pasión por el cine, no fue así, y encontró en la cocina su refugio. Algo que su familia apoyó de forma “total y absoluta”.
“Lo que lamento es no haber podido ver la reacción de mi abuelo porque lo dije después de que él falleciera. Desgraciadamente, no tuve la oportunidad de cocinar para él. Supongo que se marchó creyendo que iba a ser tenista”, afirmaba, al tiempo que destacaba la admiración que sentía hacia él: “Era la persona más llena de vida que he conocido. Siempre estaba contento y dispuesto a dar absolutamente todo por su familia. Aunque nos dejó hace ya muchos años, lo sigo sintiendo cerca. Con él aprendí a seleccionar la buena carne y controlar el fuego”, añadía.
Y no dudó en compartir con nosotros su mejor plato infalible: el canelón de pato azulón con trompetas de la muerte, oporto y ‘foie’.