La Copa del Rey MAPFRE es una de las mejores regatas del Mediterráneo y la calidad de los participantes que congrega hace honor a esta fama. Medallistas olímpicos, campeones del mundo, navegantes que han dado la vuelta al mundo a vela… lo mejor de lo mejor de este deporte se da cita en los pantalanes del Real Club Náutico de Palma, y junto a ellos compiten regatistas amateurs y jóvenes promesas. Todos ellos, incluso los profesionales, son humanos y pueden cometer errores, así que un “hombre al agua” puede ocurrir en competición. Ha pasado en esta 41ª edición de la prestigiosa competición mallorquina.
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Elvira Llabrés: La gurú del viento en la Copa del Rey MAPFRE
Vientos más que generosos han soplado en la cuarta jornada de competición, lo que ha
convertido el campo de regatas en un escenario de roturas y accidentes. Ya antes de iniciar las
pruebas, el “Estrella Damm” del armador sevillano Nacho Montes sufría la rotura de su mástil.
Afortunadamente, sin daños personales. La tripulación pudo recuperar el aparejo y regresar al
Náutico de Palma por sus propios medios. “Acabábamos de subir las velas, estábamos
probando antes de la regata, navegando normalmente, sin darle mucha caña al barco, y el palo
se partió en dos”, explicaba al llegar al varadero el patrón del “Estrella Damm”, Luis Martínez
Doreste. “Menos mal que cayó a sotavento, se fue al agua directamente y nosotros estamos
perfectamente bien”, añadía. La rotura ha provocado la retirada de la competición de este
equipo, que buscaba esta semana su cuarta Copa del Rey MAPFRE, en la clase Majorica ORC1,
en la que el “Aifos” de S.M. el Rey Felipe navega clasificado en la tercera posición del podio
provisional.
La historia de pasión y superación del regatista Arturo Montes tras sufrir un accidente náutico
La rotura de material la han sufrido también otras embarcaciones. En la categoría Majorica
ORC4, a los del “B First” de Miguel Ángel Oliver se les ha averiado el guardamancebos (término
náutico para la barandilla de un velero). El percance ha tenido consecuencias porque se ha
producido en un momento en que la tripulación iba haciendo banda colgados contra este cable
para contrarrestar la escora del barco, y al romperse cuatro regatistas se han ido al agua.
“Hemos tenido suerte porque no venía nadie detrás. Hemos tenido que parar, bajar velas y
volver atrás para recuperarlos”, ha relatado Manolo Cavaller, el patrón.
Según Salvamento Marítimo, “la caída accidental al agua de un tripulante durante la
navegación es posiblemente una de las peores emergencias”. En regata el tripulante que está
más expuesto a este peligro es el que ocupa la posición de proa, en la parte delantera de la
embarcación. “A mí me pasó una vez en unos entrenamientos en Copa América, la vela de
proa se rompió mientras hacía una maniobra para frenar el barco y me fui al agua”, señala el
mallorquín Pedro Mas.
El Real Club Náutico de Palma, epicentro de la Copa del Rey de Vela Mapfre, cumple 75 años
Según advierte Helena Alegre, patrona del “Sal” de la clase Sotheby’s Women’s Cup, “en la
proa trabajas mucho de pie y a menudo tienes las manos ocupadas y no puedes agarrarte, y
además cuando el timonel mete el timón para virar, la proa se mueve muy rápido y puedes
perder el equilibrio con facilidad”, una situación que es más probable un día de viento. “Puede
ser peligroso, por eso los patrones tenemos que tenerlo en cuenta y tener siempre un ojo
puesto en el proa”, reflexiona esta experimentada regatista, que también ha tenido su propia
experiencia personal: “Me pasó hace muchos años, haciendo de proa. No me enteré de que virábamos y que me quedé en la posición equivocada, resbalé y me fui al agua. Me agarré a un elemento del barco porque vi que detrás venía un barco muy grande. Me dije: ‘Yo no me suelto ni loca”, y enseguida vinieron a ayudarme y me rescataron”.
A la doble medallista olímpica Natalia Vía-Dufresne, que en la 41 Copa del Rey MAPFRE navega
a bordo del “Dorsia Coviran”, le ha pasado varias veces. “Una vez fue en esta misma regata,
íbamos liderando una prueba en rumbo abierto y perdimos una tripulante, tuvimos que bajar
velas y cambiar de rumbo para recuperarla. No puedes abandonarla en el agua por cuestiones
de seguridad, y además tienes que llegar a la meta con todos los miembros de la tripulación”,
relata la catalana. “En esta ocasión no pasó nada -puntualiza-, pero otra vez sí que me asusté
porque una compañera quedó colgada de un cabo y con la velocidad del barco no conseguía
volver a subir”.
En condiciones duras, los tripulantes se equipan con un chaleco salvavidas y suelen atarse con
la llamada línea de vida, un cable que les une a la embarcación, especialmente si navegan solos
o con tripulación reducida. En la Copa del Rey MAPFRE este elemento de seguridad no es
habitual porque restringe bastante los movimientos y no es obligatorio, en un escenario
controlado de regata con balizas en la bahía de Palma.
Precisamente una baliza fue lo que salvó a uno de los tripulantes del equipo italiano “Concrete
Investing – To Be”, en la primera jornada de la competición palmesana. Alberto Cantone
ocupaba ese día la posición de proa. Suele estar en un puesto más atrasado pero el proa
habitual estaba enfermo y le pidieron que lo sustituyera. “Íbamos primeros o segundos y en la
boya de barlovento, en la maniobra de cambio de vela, coloqué un pie en falso y me fui al
agua”, rememora. Se intentó sujetar a algo sin éxito, pero por suerte fue una caída limpia y no
se golpeó “ni la cabeza ni nada”, según su propio relato.
“Lo que me asustó fue que detrás venían todos los barcos -prosigue-. Nuestro táctico me gritó
que nadara a la boya para que todos me pudieran esquivar fácilmente. Grité para hacerme ver.
Luego pasó la embarcación argentina y me lanzó un chaleco salvavidas. Me agarré a la baliza y
esperé un momento, hasta que una neumática de la organización me rescató y me llevó de
vuelta al barco”. El incidente, que fue muy rápido, supuso la descalificación del barco italiano
en esa prueba por asistencia externa. Para el protagonista del suceso “fue una pena porque los
resultados eran buenos hasta el momento”, pero destaca que “lo importante es seguir
aprendiendo”.