La muerte de Sinéad O'Connor a los 56 años ha causado una gran conmoción en la industria musical, donde era una artista muy reconocida desde que comenzó a triunfar en la década de los 90. Pero al margen de su éxito internacional, de la imagen transgresora que proyectaba y de los millones de discos vendidos que avalaban su talento, se escondía una historia marcada por la tragedia. Malos tratos, problemas de salud mental, comportamientos polémicos, cambios de religión, una complicada relación familiar y una pérdida de la que le fue imposible recomponerse marcaron las diferentes etapas de su vida.
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Fue en primavera de 2021 cuando la artista compartió los detalles más desconocidos de su vida, experiencias que forjaron su personalidad. Publicó Remembranzas. Escenas de una vida complicada, una autobiografía en la que queda claro que no tuvo una infancia fácil. Era la tercera de los cuatro hijos del matrimonio formado por John y Marie, que se disolvió cuando ella tenía nueve años. Inicialmente su padre obtuvo la custodia y los niños se mudaron con él y con su pareja, pero Sinéad extrañaba a su madre y regresó con ella. Fue una etapa oscura marcada por el miedo, los malos tratos y los abusos en la que recorría las casas de los vecinos para pedirles que la adoptaran como su hija.
A los 13, convertida en una rebelde adolescente, volvió a la casa de su progenitor, quien decidió internarla en un centro para jóvenes con problemas de conducta. Dos años más tarde se cambió a un internado en Waterford en el que comenzó a interesarse por la música y al cumplir 16 años se escapó, se fue a vivir sola en una habitación alquilada y buscó un trabajo para sufragar los gastos. Cuando tenía 18 perdió a su madre en un accidente y a los 20 se convirtió en madre por primera vez.
Su carrera musical tampoco ha sido fácil ya que nunca estuvo de acuerdo con la industria y sus normas. Con el tema Nothing compares 2 U batió récords, pero esta versión de Prince esconde un episodio con el artista que ella misma relata. En su libro se extiende durante 14 páginas para contar que el día que estuvo en casa del cantante fue acosada por él. Según su testimonio, logró escapar de la vivienda, pero la estrella la persiguió en el coche y la localizó. Contaba que que solo pudo deshacerse del músico cuando amenazó con alertar a los vecinos.
Dos años después de que su voz sonara por todo el planeta comenzó la primera de una cadena de polémicas que siempre la acompañaron. En 1992 rompió en directo durante su visita a Saturday Night Live una foto del Papa Juan Pablo II tomada durante la visita que el Sumo Pontífice hizo a Irlanda en 1979. La imagen la había cogido de la casa de su madre, quien tenía fe, cuando esta murió. Fue, según contaba, su manera personal de protestar públicamente sobre la iglesia y el gesto fue considerado una provocación.
En 2003 anunció su retirada de la música, fue diagnosticada con trastorno bipolar y comenzó su declive. Acusó a su representante de estafa, publicó una nota de suicidio en sus perfiles públicos asegurando que había tenido una sobredosis, acusó al cómico Arsenio Hall de vender a Prince drogras que acabaron con su vida, se convirtió al Islam y cambió de nombre.. En 2015 sufrió un colapso tras someterse a una histerectomía (extracción del útero) para acabar con la endometriosis y fue diagnosticada también de trastorno de estrés postraumático complejo y trastorno límite de la personalidad.
La pérdida de la que nunca logró recomponerse
En 2022 llegó la gota con la que su vida terminó de derrumbarse: el fallecimiento de su hijo pequeño. Shane tenía 17 años y nació durante su relación con el músico Donal Lunny. Del joven decía que era la única persona que la había amado incondicionalmente. Estuvo casada en cuatro ocasiones. Su primer marido fue el productor musical John Reynolds, con el que tuvo a Jake Reynolds, al que en 2016 culpó de su decadencia; después rehizo su vida al lado del periodista Nicolás Sommerlad; contrajo matrimonio por tercera vez con el músico Stephen Cooney; y su cuarta unión, con el terapeuta Barry Herridge, duró 16 días. Sus otros tres hijos, con los que no mantenía contacto, nacieron de otras relaciones con las que no llegó a pasar por el altar.