La espera para volver a ver a Can Yaman en acción ha sido larga, pero este miércoles llega a su fin gracias al estreno en Antena 3 de Violeta como el mar, la serie por la que el galán otomano abandonaba Turquía, se mudaba a Italia, que se ha convertido en su segunda casa, y acometía su primer trabajo en un idioma que no es el suyo: el italiano, lengua que domina a la perfección puesto que estudió en el Liceo italiano de Estambul. Se trata de una ficción, basada en el famoso libro de Simona Tanzini El color del miedo, en la que el protagonista de Dolunay se mete en la piel de Francesco Demir, un astuto inspector de policía, muy bueno en su trabajo, pero rebelde y de espíritu libre en el terreno personal, un hombre al que, cuando algo se le mete entre ceja y ceja, tiene que ir a por ello.
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Violeta como el mar nos va a descubrir una nueva faceta interpretativa del actor de İnadına Aşk, en un registro muy diferente al que nos tiene acostumbrados. Eso sí, el protagonista de El hombre equivocado se embarca en esta ficción con tintes de intriga y thriller, pero sin dejar de lado la trama romántica que le ha caracterizado en anteriores papeles y que tanto gusta a sus seguidores. La serie ha sido grabada entre Palermo, lugar en el que se filman todos los exteriores, y Roma, donde en un plató graban las escenas que tienen lugar en interiores.
Esta nueva ficción con Can Yaman, de 33 años, y Francesca Chillemi, de 37 años, a la cabeza, narra la historia del inspector Francesco Demir y la periodista Violeta Vitale, personajes que cruzarán sus vidas en un difícil e impresionante caso de homicidio que ambos quieren resolver y sacar a la luz.
Durante el rodaje de la primera temporada, que comenzaba el 27 de septienbre de 2021 y finalizaba en el mes de abril del mismo año, y como ya es habitual siempre que Can Yaman forma parte del elenco, surgieron rumores que apuntaban a que la química entre los dos los actores protagonistas había traspasado la pantalla y que habían comenzado una relación fuera del set de grabación. Ninguno de los implicados quiso pronunciarse al respecto, pero con el tiempo han dejado claro que su unión es únicamente de carácter profesional y que son solo amigos.
Tal ha sido el éxito de Violeta como el mar en Italia que, actualmente, se encuentran rodando la segunda parte. En estos momentos están con los ensayos y con las escenas de interiores que se graban en los estudios que Lux Vide tiene en la capital italiana. A partir del 15 de septiembre, volverán a Palermo para rodar el resto de secuencias frente al mar. Dada la expectación que se ha generado, van en aumento las ganas de ver a Can de nuevo en acción en la pequeña pantalla con esta producción que tiene todos los ingredientes para engancharnos desde el primer capítulo.
¿Qué nos ofrece esta ficción que podría convertirse en la serie del verano?
Violeta Vitale es una bella y atractiva mujer que vive en París y que siempre ha trabajado en el sector de comunicación de moda. Un día decide darle un cambio a su vida y, armada de optimismo y confianza, se muda a Palermo para buscar a su padre al que nunca ha conocido. En la localidad italiana, la joven comienza a trabajar para una web como periodista policiaca y a colaborar con el inspector Francesco Demir, un hombre fascinante y seductor, con un gran talento para la investigación pero con falta de confianza en el ser humano... Exactamente lo contrario de Violeta. El joven es intuitivo en el trabajo, pero también impulsivo y reacio a aceptar las reglas.
Ambos trabajarán codo con codo en un caso de asesinato. Al principio, con mucha dificultad y en lados opuestos, pero con el tiempo aprenderán a colaborar el uno con el otro. Francesco investiga como policía y ella como periodista para tener la información directa y contrastada de las pistas que hay detrás del hecho que ha conmocionado a Palermo.
Violeta cuenta con un don muy particular: la sinestesia. Una condición que puede darse en un individuo que atribuye una sensación a un sentido que no le corresponde y es capaz de oír colores, ver sonidos o apreciar texturas cuando saborea algo.
En su caso en particular, Violeta asocia los colores a las emociones. Cuando ve a una persona, esta le transmite la percepción de un color, lo que le permite leer las emociones más profundas como el miedo, la alegría, el dolor... La bella reportera aprenderá a usar esta particularidad como una herramienta para comprender mejor el alma de las personas que tiene delante. Sin embargo, tras la sinestesia hay también un secreto mayor que tiene que ver con el verdadero motivo de su regreso a la ciudad italiana.