El regreso del Grand Prix a la pequeña pantalla ha sido un auténtico bombazo. El espacio se ha convertido en el mejor estreno del año en televisión alcanzando unas cifras récord de audiencia: una cuota del 26,1% y una media de 2.572.000 espectadores a lo largo de su emisión. Sin duda un auténtico éxito y más teniendo en cuenta que estamos en la época de vacaciones, cuando el consumo televisivo sufre. El programa, capitaneado por Ramón García, ha recuperado el formato que hace 18 años congregaba a familias enteras frente al televisor cada semana. Parece que ahora ha logrado exactamente lo mismo. Repasamos las claves que han convertido de nuevo al espacio en uno de los grandes aciertos de la temporada.
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Un presentador querido por la audiencia
Ramón García es uno de esos presentadores que todo el mundo conoce. Veterano de la televisión y la comunicación, ya logró entre 2005 y 2009 convertir el Grand Prix en una de las citas ineludibles de la parrilla. A lo largo de su trayectoria se ha puesto al frente de títulos como No te rías que es peor, ¿Qué apostamos? y La llamada de la suerte. Actualmente presenta el espacio En compañía, que emite el canal autonómico de Castilla - La Mancha, y donde García muestra una vez más su carácter natural y espontáneo (le ha generado en ocasiones no pocas críticas).
Es precisamente ese desparpajo y simpatía el que le convirtió en uno de los presentadores estrella de las Campanadas de Fin de Año en TVE durante 14 años (otros dos en Antena 3). En todas ellas lucía una capa oscura, prenda que se convirtió en un protagonista más de la despedida anual. Las nuevas plataformas de comunicación le han llevado además a aventurarse en Twitch, donde se ha unido a Ibai Llanos para despedir de nuevo el año. El programa obtuvo un gran éxito de audiencia pues volvió a unir a Ramón con Anne Igartiburu, que fue su compañera también en la misma ocasión en TVE.
En este nuevo Grand Prix, Ramón García se ha vuelto a ganar el aplauso público por sus comentarios y su agilidad a la hora de presentar este tipo de formatos. Los espectadores no han dejado de mencionar su experiencia, su talento y lo divertido que es escucharle.
Nuevas caras
Está acompañado García por Michelle Calvó y Cristini, dos nuevos rostros que se encargan de distintas funciones en el formato. Calvó, de 31 años, es una actriz conocida por títulos como Secretos de Estado y Amar es para siempre. En el Grand Prix se encarga de acompañar a los alcaldes de los pueblos participantes, que se sientan con los padrinos de cada equipo. Los espectadores alabaron su simpatía y su cercanía con los invitados.
No pasó lo mismo con Cristini, de 33 años. La creadora de contenido en Twitch ha dado el toque de modernidad al formato, comentando cada una de las pruebas como hace en la citad plataforma de streaming. No tuvo demasiado éxito entre los seguidores del formato, que cuestionaron la necesidad de escuchar este tipo de comentarios, que en ocasiones incluso interrumpían un poco el espectáculo como opinaban. Lleva seis años en la plataforma de streaming donde ha acumulado más de 3 millones trescientos mil seguidores, que alaban su cercanía y espontaneidad. Quizá con el paso de los programas logre ganarse a quienes ahora cuestionan su papel. Tampoco convenció demasiado la inclusión de Willbur, que hace las mismas pruebas que los equipos participantes.
El regreso de la vaquilla
Si bien la recordada vaquilla del Grand Prix no puede ser de carne y hueso, la elección de un personaje disfrazado ha sido todo un acierto. Los más nostálgicos no pudieron evitar rendirse a la vaquilla María Fernanda, “la vaquilla que corre, rema y anda", un personaje que volvió a inundar de risas el plató y las casas. Quienes se sentaron anoche frente al televisor después de 18 años se lo pasaron igual de bien con las carreras y ocurrencias de esta persona vestida de vaquilla como con las embestidas de aquel animal que correteaba por plató. ¡Y es más fácil de convencer!
Unos padrinos de lujo y sobre todo ¡divertidos!
Lolita y Miguel Ángel Muñoz fueron elegidos como padrinos para este estreno. El sentido del humor en un formato de estas característica es fundamental, y no defraudaron. Sobre todo ha sido muy comentado el juego de “la patata caliente” de Lolita, que dejó algunas de las imágenes más hilarantes de la noche. El juego consiste en sostener un globo que se va inflando mientras se responden algunas preguntas, si aciertas lo pasas, si no… explota.
La artista, madrina de Alcafar (Granada), se esforzó, pero no sabía la respuesta a ¿en qué año estamos según el calendario chino? El globo se fue llenando de aire y ¡pum! Asustada por el impacto, se movió de su posición repitiendo aquella frase tan recordada de su madre Lola Flores: “¡Si me queréis, dejadme!”. La reacción de la artista divirtió mucho.
Nuevas pruebas
Los espectadores querían ver los clásicos retos y lo hicieron. Los bolos, los troncos, la patata caliente, el perrito piloto… Las pruebas están diseñadas para provocar caídas, tropezones, resbalones y sobre todo momentos divertidos. Una especie de recopilación de “tortazos” que siempre provocan muchas carcajadas. Además de volver a presentar aquellas que tanto recuerdan quienes veían el programa se añaden otras nuevas. Jurassic Prix, los kimonos, perrito piloto y escala como puedas son algunas. Una vuelta de tuerca más que sin duda ha funcionado.
Espacio de encuentro en familia
Aunque el consumo de televisión disminuye en verano, en este caso recuperar un título tan nostálgico en una época en la que las familias están juntas es un acierto. ¿Tendría el mismo tirón el Grand Prix en invierno cuando las obligaciones marcan la hora de irse a la cama? Quién sabe. Si algo tienen las noches de verano es que se alargan pues las vacaciones permiten desconectar el despertador y alargar las veladas en familia.
También para los niños
El Grand Prix es un concurso amable, familiar, para todos los públicos. Los mayores han recuperado una parte de su infancia y seguramente muchos recuerdos, no solo de las anécdotas del programa, sino de aquellos ratos con sus padres. Los más pequeños han visto un espacio en el que se pueden reir a carcajadas, en el que hay un dinosaurio gigante paseando por plató y una vaquilla de lo más divertida. El programa ha recuperado ese “para todos los públicos”, el mismo espíritu que le animó tantos años. A juzgar por los comentarios, las nuevas generaciones también han caído rendidas a esta versión moderna del Grand Prix. Pensando en ellas el cierre está previsto para principios de septiembre, precisamente cuando arranca la etapa escolar.
Los clásicos avivan la nostalgia
"Ayer ví El Grand Prix y esta mañana al despertarme por un momento he dudado si tenía que ir al instituto o a currar a la fábrica"; "Hoy he vuelto a ser ese niño de 8 años que veía El Grand Prix con su abuelo tras un día largo de playa, ¡qué feliz!". Son solo algunos de los cientos de mensajes que han inundado las redes sociales. Los que en los noventa fueron niños han recuperado un trozo de aquella infancia que hoy recuerdan con cariño. Todos son pensamientos amables los que vienen a la memoria al pensar en el Grand Prix. Esa sensación de volver a ser pequeño y de revivir las sensaciones que provocaba un programa que muchos veían con sus familias se logró gracias, por ejemplo, a la sintonía. La música de inicio es la misma que sonaba hace 18 años.
La habilidad de los participantes
No hay que perder de vista que el programa es una competición. Los equipos tienen que dar el máximo para coronarse como vencedores aunque las pruebas no se lo ponen fácil. Anoche el gran triunfador fue Alcafar (Granada) que se impuso a Colmenarejo, en Madrid. Los andaluces han sido tan alabados en las redes que convirtieron el programa en trending topic nacional. “No son humanos”, “parecen un equipo olímpico” escribieron los espectadores.
Un formato que incorpora las nuevas tecnologías
No hay que perder de vista que el Grand Prix regresa casi dos décadas después a una sociedad y una televisión que ha evolucionado. Los formatos televisivos, los contenidos y las maneras de comunicarse y recibir el feedback de la audiencia son completamente diferentes. El Grand Prix ha sabido introducir los avances presentando algunas pruebas como si fueran un videojuego, incorporando una streamer y sobre todo haciéndose un hueco en las redes sociales. Ahora el Grand Prix no solo se comenta en familia sino con cientos de espectadores que lo siguen desde todos los rincones. Es como estar en un enorme salón que abarca todo el país, con opiniones muy diversas, pero con espacio para todas.