Marta Chávarri ha fallecido este viernes de manera repentina a los 62 años. La que fuera mujer del marqués de Cubas y madre de Álvaro Falcó ha sido encontrada sin vida en su domicilio de Madrid, sin que nada se pudiera hacer por salvar su vida. Convertida en una de las primeras influencer de nuestra sociedad, mucho antes de que se inventara este término, la aristócrata fue todo un referente de estilo en nuestra sociedad logrando ocupar así los primeros puestos de la lista de las mujeres más elegantes de España con su particular sentido de la moda.
Bisnieta del conde de Romanones, nieta de los marqueses de Santofloro e hija del diplomático Tomás Chávarri y Matilde Figueroa, Marta fue una creadora de tendencias, todo el mundo quería imitar su estilo y cada una de sus apariciones públicas era analizada al milímetro
Su adolescencia estudiando en Estados Unidos y Europa le abrió la mente y le fue forjando un estilo tan particular como acertado. En su armario había un lugar especial para los vaqueros ceñidos que marcaban cintura, los jerséis de lana de cuello alto, las botas estilo cowboy y las américas, que respiraban ese toque ‘made in USA’ que tanto le gustaba.
Sus espectaculares medidas, que no dudaba en realzar con shorts y minifaldas, su melena rubia y su piel bronceada generaba admiración y aunque en aquel momento no existían los fenómenos virales, sin duda alguna, ella lo era.
Asidua al front-row de la pasarela Cibeles, la exmarquesa de Cubas, siempre tomaba buena nota de las tendencias y conocía muy bien aquello que le favorecía y lo que no, logrando convertirse así en todo icono de moda.
Adelantada a su tiempo y sin miedo de experimentar con la moda, Marta Chávarri convirtió los vestidos de hombreras y las faldas por encima de la rodilla entalladas en dos de sus imprescindibles, pero también en dos de las prendas más deseadas para el resto de la sociedad, que inevitablemente trata de copiar su estilo.
En 1988, la duquesa de Alba la coronaba como Lady España en una fiesta celebrada en la isla de Ibiza. Marta, que por aquel estaba todavía casada con el marqués de Cuba, comentaba: "Mis méritos para esta distinción deben decirlos los demás no yo".
Marta Chávarri protagonizó una historia de amor con Fernando Falcó en la que no importaba ni la diferencia de edad -20 años- ni convertirse en objetivo de fotógrafos o en protagonista de titulares. Se casaron el 2 de junio de 1982 en la catedral de Plasencia y su vestido de novia llamó la atención por sus voluminosas mangas de volantes.
Once meses después de su enlace con Fernando Falcó, el matrimonio daba la bienvenida a su único hijo, Álvaro Falcó, quien recientemente había “otorgado” a su madre el título de abuela, tras la llegada de su primera hija junto a Isabelle Junot, Philippa, nacida el pasado 12 de junio
En 1989, Marta Chávarri y Fernando Falcó emprendieron caminos separados y la aristócrata comenzó se casó en segundas nupcias con Alberto Cortina, sin embargo, cinco años después se divorciaron y Chávarri tomó la decisión de alejarse del foco mediático dejando así un hueco difícil de llenar en la crónica social de nuestro país.
A pesar de su "retirada" del foco mediático, el legado de estilo de Marta es innegable y no se puede entender la moda de finales de los 80 y los 90 sin su su irrepetible forma de vestir.
Catalogada por muchos como la primera ‘it-girl’ de nuestro país, los focos y las cámaras le adoraban. Ella sabía lo que se llevaba y se atrevía a experimentar con la moda, algo a lo que el resto aún no se animaba.
Enamorada del mar, Marta siempre aprovechaba su tiempo libre para escaparse a la costa, recargar energías mirando al mar, navegar si el tiempo era propicio y broncear su piel.
Marta sabía adaptar el estilo a su comodidad, sobre todo para sus escapadas playeras, donde convertía los básicos atemporales en sus mejores armas. No necesitaba mucho.
Había básicos que no faltaban en su imagen más informal. Resguardándose de los flashes fotográficos, una gorra y unas gafas eran su tándem perfecto para intentar pasar desapercibida.
Los colores neutros eran de sus favoritos, como este bañador negro. Lo combina con su gorra de Donna Karan, un básico con los que más segura se sentía. Y como hicieran supermodelos como Cindy Crawford, combinaba su prenda de baño con un short vaquero. Un look que tanto le servía para estar en la playa como para ser la más estilosa fuera de ella.
Marta Chávarri gozaba de una vida social muy activa. Con ella, nos logró enamorar con unos looks icónicos que la distinguían. Una seña de identidad: sus pendientes grandes y de corte barroco.
Como hemos señalado anteriormente, Marta Chávarri hizo de su melena también su seña de identidad. Con un corte por encima del pecho, ligeras ondas y mechas de color rubio que dulcificaban sus facciones. Así era y así la recordaremos.
Factor importante en convertirla en un icono que jugaba con maestría con su estilo fue codearse con grandes personalidades vinculadas con el mundo de la moda, como Naty Abascal (en la imagen).
Aunque intentaba evadirse con aficiones como la lectura, un lejano flash fotográfico captaba su atención. Y es que ella fue una de las personalidades más buscadas.
Atraía en cada momento por su propia personalidad. De hecho, pocas personas puedes llevar con tanta fuerza prendas tan sencillas como una blusa blanca y un pantalón negro.
Viajar era una pasión y sus looks de aeropuerto no pasaban desapercibidos. En la imagen, su chaleco vaquero era todo un hit. Tampoco pasa desapercibido su set de viaje de Louis Vuitton.
Pero además de su estilo, Marta destacaba por ser una mujer muy cosmopolita que había vivido en diferentes partes del mundo. Hablaba dos idiomas a la perfección, inglés y francés, y, entre sus aficiones, estaban la lectura, la pintura y escritura.