Algo más de una semana después de coger en Madrid el primer avión rumbo a su viaje de novios, Tamara Falcó e Íñigo Onieva han compartido los primeros detalles de estos inolvidables días que tienen como telón de fondo Ciudad del Cabo, donde han llegado tras pasar previamente por Johannesburgo. "El comienzo de un viaje tan dulce como la miel y de tanta belleza como la luna", ha dicho la marquesa de Griñón junto a varias fotos que resumen su estancia en la capital de Sudáfrica, donde en esta época las temperaturas rondan los 17 grados, con aproximadamente el 50% de humedad y algunas tormentas.
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Durante esta escapada, la primera tras pronunciar el "sí, quiero" en un romántico enlace del que ¡HOLA! muestra en exclusiva todos los detalles, el factor aventurero parece estar muy presente a juzgar por el instante que la diseñadora ha mostrado durante un paseo en barco. En alta mar, ha sido fotografiada mirando al horizonte, disfrutando del paisaje ¡y muy abrigada! Para esta expedición, Tami, como la llaman sus allegados, iba preparada con pantalones negros de cuero, botas de ante marrones estilo motero, sudadera, gorro, bufanda y guantes. También su esposo iba con ropa más otoñal: pantalones vaqueros, sudadera negra y chaqueta de ante estilo bomber.
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No sería extraño que estas imágenes hubiesen sido tomadas tras hacer actividades tan populares en la región como el buceo en jaula con tiburones y el avistamiento del gran tiburón blanco, ballenas, delfines, pingüinos, focas... Otros planes destacados de Ciudad del Cabo son una visita aérea en helicóptero; subir a la Table Mountain, que forma parte de la siete maravillas naturales del mundo; pasear por Long Street y el barrio de Bo-Kaap; conocer Robben Island, donde se encuentra la cárcel en la que estuvo Nelson Mandela; el Jardín botánico de Kirstenbosch y un largo etcétera.
Los recién casados se están alojando en el hotel Mount Nelson, que funciona desde 1899 y está entre las laderas de Table Mountain y la ciudad. Tiene 198 habitaciones decoradas por la diseñadora londinense Inge Moore, dos piscinas (una de ellas climatizadas), canchas de tenis, spa, gimnasio, peluquería y un amplio jardín. La construcción del edificio tiene además mucha historia ya que las paredes son rosa para celebrar la paz que se firmó tras la Primera Guerra Mundial además de un recordatorio "constante del encanto del viejo mundo".
La gastronomía es una de las pasiones comunes de la aristócrata y el empresario, por eso han aprovechado su estancia en Sudáfrica para degustar sus suculentas propuestas. La hija de Isabel Preysler y el recordado Carlos Falcó han probado las propuestas culinarias del hotel, que suma las raíces locales a las nuevas creaciones. Dentro del establecimiento hay diferentes restaurantes y al frente está George Jardine, chef originario de Escocia. Además se le puede ver desenvolverse entre fogones ya que se ofrece la experiencia de entrar en la propia cocina para ver el funcionamiento. Un trabajo que conoce muy bien Tamara, ya que tiene el Grand Diplôme de Le Cordon Bleu.