Cuando el pasado sábado 8 de julio, Tamara Falcó e Íñigo Onieva se dieron el ‘sí, quiero’, triunfó el amor. Así nos lo han contado ellos mismos porque, después de tres años de relación y superar obstáculos, han celebrado la boda de sus sueños, en un marco de lo más especial para la novia, en El Rincón, el palacio que su padre, el añorado Carlos Falcó, le dejó como legado.
Pero, con permiso de los novios, hubo dos personas que también tuvieron un protagonismo muy especial, y no son otros que los sobrinos de la marquesa de Griñón, Miguel y Mateo. Los hijos de Ana Boyer y Fernando Verdasco se convirtieron en los pajes perfectos, vestidos de austriaco (un guiño a Carlos Falcó, quien consideraba este traje elegantísimo) para llevar las arras al altar. Y, sin duda, cumplieron su papel con creces. ¡Dale al play y vive, como un invitado más, el signficativo momento!