Es temporada de alegrías y fuertes emociones para Sean Penn. A falta de un mes para que el intérprete sople las velas de su 63 cumpleaños, se encuentra en un dulce momento profesional tras su participación en la película Black Flies y vuelve a estar enamorado. Después de su divorcio hace más de un año de Leila George, su tercera esposa, y desmentirse los rumores que apuntaban hacia una posible reconciliación con Robin Wright, la madre de sus dos hijos, Dylan y Hopper, de 32 y 29 años, el protagonista de Mystic River ha recuperado la ilusión. Y la responsable de esta bonita etapa es Olga Korotyayeva, con quien comparte mucho más que sintonía pese a los veinte años que les separan. Si hace dos meses eran vistos por vez primera cenando en un restaurante de Malibú, en California, y, semanas más tarde, haciendo unas lujosas compras en Roma, hoy el escenario de las nuevas y románticas instantáneas es Saint Tropez.
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La exclusiva ciudad del sureste francés bañada por las aguas de la Costa Azul ha sido fiel testigo de la química y las tiernas muestras de cariño que la feliz y nueva pareja se ha dedicado durante una jornada estival en la que los rayos de sol han brillado con fuerza. Con una temperatura que ha rondado los treinta grados, Sean y Olga, de 43 años, han disfrutado de una encantadora cita en la que no han faltado los abrazos, los apasionados besos y las miradas cómplices. Exultantes, cercanos, acaramelados y visiblemente entusiasmados con el capítulo vital que comparten, el oscarizado intérprete y su nueva ilusión han paseado su amor en público con total libertad, ajenos a los flashes que seguían de cerca sus pasos.
Además de la atracción que evidencian estas imágenes, ambos tienen en común su faceta profesional, pues Olga, que es original de Ucrania, también se dedica al mundo del séptimo arte, en el que ha realizado diferentes trabajos como actriz. Combustión instantánea, La Vérité si je mens! 3 o Raspoutine son tres de los títulos cinematográficos en los que ha participado. Otro punto en común es su espíritu viajero. Prueba de ello es que las tres ocasiones en las que han sido captados se encontraban en tres puntos diferentes del mapa, todos ellos con gran encanto turístico: Malibú, la Ciudad Eterna y, ahora, Saint Tropez.
Los comienzos de la historia de amor de Sean Penn y Olga Korotyayeva se desconocen hasta la fecha, de igual modo que el tiempo que han compartido o la forma en que se cruzaron sus caminos, pero lo cierto es que, a juzgar por estas instantáneas, sus corazones laten con fuerza. Durante su cita veraniega, enmarcada en lo que parece ser una escapada vacacional, han caminado tranquilamente agarrados de la mano, han conversado y se han detenido a descansar y recobrar fuerzas en la terraza de un restaurante ubicado a pie de calle.
Para la ocasión, se han enfundado en dos estilismos de lo más cómodos y desahogados, óptimos para el calor y conjuntados, pues el azul marino es la tonalidad protagonista de sus apuestas. Mientras que la estrella de Hacia rutas salvajes se ha inclinado por una camiseta básica de manga corta que ha combinado con jeans y sneakers blancas, Olga ha optado por un sencillo vestido midi de tirante ancho y espalda nadadora con una gran banda blanca estampada en el lateral izquierdo al que ha agregado un bolso de mano con detalles en crudo, dorados y amarillos y unas confortables chanclas.
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