De niña corría por estos pasillos y salones, aún resuenan sus risas infantiles de aquellos tiempos inolvidables en los que jugaba a ponerse los visillos sobre la cabeza a modo de velo, soñando, quizá, que un día se casaría aquí, en El Rincón. Ese día ha llegado. Tamara Falcó también imaginaba que su padre la acompañaría… no ha podido ser, sin embargo, está presente en todos y cada uno de los pasos de su hija al altar. Comenzando por el idílico escenario, un lugar que no podría estar más cerca del corazón de la novia. El palacio y sus jardines brillan hoy en su máximo esplendor y todo habla de su época dorada. Tamara ha querido que su boda sea una alegoría al campo que tanto amaba el marqués de Griñón. Y todo se ha pensado para que el ambiente recoja ese espíritu palaciego que combina la naturaleza con el mayor de los refinamientos. Es el mismo que disfrutaron reyes y aristócratas en esta magnífica e histórica propiedad en Aldea del Fresno, a casi 60 kilómetros de Madrid, a lo largo de sus más de 130 años de historia —desde Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg hasta Felipe VI, que lo visitó con don Juan Carlos cuando era príncipe—, y que ella misma vivió de pequeña en el hogar de su querido padre. Sus recuerdos son la mejor inspiración para su “sí, quiero” con Íñigo Onieva.
La familia reunida de nuevo, los homenajes a Carlos Falcó y el palacio de El Rincón en su máximo esplendor
Llegar hasta aquí no ha sido fácil. La propia novia lo decía hace tan solo unos días. Muchas vicisitudes han sembrado el camino de obstáculos , pero Tamara e Íñigo los han logrado salvar. El aprendizaje y la superación forman parte de una historia donde el amor ha triunfado con mayúsculas. Se sienten afortunados de tenerse el uno al otro y llegan reforzados como pareja a su gran día para comenzar esta nueva etapa. Lo hacen ante 400 familiares y amigos, venidos de todas partes del mundo, con los que han querido compartir el momento más especial de sus vidas. Todo en los tres días de celebración está pensado al detalle por la pareja para ofrecer a sus invitados una experiencia única e imborrable. Tampoco ellos, entre nervios y muchas emociones, quieren perderse nada. Es su boda soñada y el acontecimiento más esperado del momento, que, sin duda, marca la crónica social actual y, seguro, la de los años venideros. Un evento único al que ¡HOLA! ha tenido acceso en exclusiva.
Fiesta con sabor español
Los novios del año dieron el pistoletazo de salida a su fin de semana memorable, el viernes 7, con una divertida fiesta con sabor español en el jardín del hotel Ritz, donde se alojaron parte de los asistentes y escenario también del brunch con el que, ya como marido y mujer, despidieron a sus familiares y amigos el domingo. La casa de Isabel Preysler se ha convertido estos días en el cuartel de la familia y el lugar idóneo para compartir confidencias con sus hermanas y su madre; juntas de nuevo en esta reunión familiar tan especial. Isabel ha estado al lado de su hija en todos los preparativos, aconsejando con su exquisito gusto y savoir faire, y ha vivido con especial emoción todos los pasos. Desde elegir las mantelerías y las flores a sus viajes a Nueva York para las pruebas del vestido, que Wes Gordon, director creativo de Carolina Herrera.
La última la hacía Tamara el jueves previo, con Wes Gordon ya en Madrid y rodeada también por su hermana Xandra, su cuñada Amparo Corsini, su gran amigo Juan Avellaneda y su estilista, Blanca Unzueta. Aunque la novia tenía las ideas claras sobre lo que quería, todos han ayudado al espectacular resultado de su vestido, realizado en tiempo récord: tan solo cinco semanas.
La entrevista más emotiva y sincera de Tamara
En la habitación de la tía Paloma
El sábado 8 de julio amaneció resplandeciente y también caluroso —el mercurio alcanzó hasta 35 grados— y en El Rincón, que ha estado meses poniéndose a punto, se ultimaban los detalles después de días de frenética actividad. El horario de la ceremonia, las 19:00, permitía poder acometer los retoques finales.
400 invitados, ocho ramos de novia, un menú de cinco estrellas, un cóctel con 20 entrantes, showcooking en directo…
Tamara se preparó en la habitación de la tía Paloma, como así la llama, transformada en un gran vestidor. Adornada con peonías, rosas de jardín y tulipanes, sus flores favoritas , la decoración de la estancia, de 70 metros, fue un regalo para Tamara de su amiga Khali El Assir. En ella, la novia vivió momentos íntimos y muy emotivos rodeada por su madre y sus hermanas.
La novia se preparó en compañía de sus hermanas Chábeli y Ana Boyer, que llevaba un vestido que la propia Tamara diseñó inspirándose en la pequeña de las Preysler
Con Wes Gordon, que viajó expresamente de Estados Unidos para vestirla, algo excepcional, y tres personas más del equipo de Carolina Herrera, Tamara, por fin, se convertía en una imponente novia entre risas con su madre, hermanas y sus amigas más cercanas, divertida y espontánea como es. Pero, sobre todo, con los sentimientos y las emociones a flor de piel y teniendo muy claro, como desde el inicio, que para ella lo importante es el sacramento.
La habitación de la Tía Paloma, de quien Carlos Falcó era sobrino y heredó El Rincón, se adornó con peonías, rosas y tulipanes y se transformó en un gran vestidor
Mientras, Íñigo también se preparaba en otra zona muy especial del palacio: las estancias del marqués de Griñón, su habitación y despacho. “En un principio, no quería prestar el cuarto, pero me ha parecido bonito. Me ha hecho sentir como que, de alguna forma, hay un relevo con mi padre”, nos dice Tamara, en un día en el que todo evoca al recordado Carlos Falcó: el maridaje de vinos —el “AAA” por la inicial de sus tres hijas—; el aceite con el que ganó prestigiosos premios por el mundo y que se utilizó en el menú elaborado por Eneko Atxa ; el plato principal del mismo —el pichón, porque le encantaba la caza—; los trajecitos de los pajes, los sobrinos de Tamara, Miguel y Mateo, de cuatro y dos años, de estilo austríaco, porque a su padre le encantaba y le parecía muy elegante, y hasta las exquisitas copas de fino cristal que se usaron gracias a una singular historia. La víspera de la boda de Xandra, el marqués de Griñón revisó las mesas y se negó a que los vinos se sirvieran en las copas que había. “Tienen que ser Riedel”, dijo según nos relata Tamara. “Los del catering, claro, se pusieron a temblar. Es austríaca, muy reconocida en el mundo del vino por su cristal fino”. “Xandra se encontró con el representante de la firma en España y le dijo que, en honor a mi padre, le encantaría regalarnos las copas de la boda”. Y así fue.
Los nervios de Íñigo
Íñigo, algo nervioso, vivió esos momentos previos con la complicidad de algunos de sus mejores amigos y testigos. Se vistió con el chaqué realizado a medida por Canali para Yusti, la firma que eligió asesorado por la estilista Cristina Reyes. Lo combinó con una camisa realizada, por el sastre Mario Zafra, en algodón egipcio con sus iniciales en el puño y gemelos irregulares, obra de su tío escultor, con la ‘T’; una corbata del fabricante italiano E. Marinella, hecha de seda natural, y unos zapatos oxford de la firma inglesa Crockett & Jones.
El traje de Tamara, de espíritu royal, estaba bordado con una antigua técnica medieval del siglo XII y se componía de motivos florales en cristal inspirados en la tiara y en su escudo de armas
A la boda asistieron 400 invitados, familiares, amigos y compañeros de trabajo para celebrar el amor de los contrayentes. Desde las íntimas de toda la vida de Tamara a la pandilla de siempre de Íñigo; desde Londres a Nueva York o Miami; del plató de MasterChef al de El hormiguero; de su hermano pequeño, Duarte, a su cercano primo Álvaro Falcó e Isabelle Junot, marqueses de Cubas, pocos días después de convertirse en padres de su primera hija, el pasado 11 de junio.
Por fin, ¡HOLA! revela el secreto mejor guardado de la novia más esperada: su vestido nupcial. Es el diseño que más expectación ha generado en los últimos años y se ha confeccionado en un tiempo récord de cinco semanas
Tamara estuvo arropada por su familia al completo. A su triunfo en el amor le secundaba un éxito de convocatoria familiar. Inseparables, como decíamos, Isabel, su madre; su hermana pequeña Ana con su marido, Fernando, y Chábeli, que llegó con su marido, Christian Altaba, testigo del enlace, y orgullosa de su hijo, Alejandro, acompañado de su pareja, Elisabeth Francesca Prioletti. También vimos a Julio, por quien la novia siente una debilidad especial y estaba exultante. Todos, aunque en diferentes momentos, hablaron con los tres sacerdotes mientras esperaban la llegada de los novios, y fue la oportunidad de ver de cerca los vestidos elegidos por la madre y las hermanas de la novia.
Un vestido con peonías
Isabel, “audaz, segura y elegante”. La encarnación de la mujer Carolina Herrera, en definitiva. Así nos la describía Wes Gordon, director creativo de la casa neoyorquina y autor también del exclusivo vestido de Isabel Preysler, la madre de la novia. Un diseño sofisticado y alegre que refleja el espíritu vibrante de la apuesta que hizo el diseñador en el hotel Plaza con su colección primavera-verano 2023, de la que Tamara e Isabel, tal y como sabemos gracias al diseñador, quedaron enamoradas. También respira ese aire revival de los 80 y juega con la sensualidad y la femineidad, al dejar los hombros de Isabel al descubierto.
En su gran día, llevó una de las joyas de la familia Falcó, una tiara con fabulosos diamantes que perteneció a su abuela Hilda Fernández de Córdova
“Tamara y yo queríamos asegurarnos de que se sintiera lo mejor y más favorecida posible”, nos contaba en exclusiva sobre el proceso creativo de este diseño, en el que estuvo involucrada la marquesa de Griñón para que su “mami” fuera la mujer más guapa de su gran día. El resultado: una obra de arte con las peonías rosas, pintadas a mano sobre un fondo amarillo.
“Cuando la he visto vestida de novia, he comprendido que, sin ninguna duda, era el perfecto para ella”, nos confiesa Isabel Preysler, que vivió momentos de gran emoción y complicidad con su hija en los momentos previos
Al lado de Isabel, Chábeli, con un diseño también estampado en tonos crudos y azules, y Ana, con un vestido a medida en color verde agua y morado, en ‘cadi’ de seda con escote drapeado off shoulders y falda pareo con fajín. Una recreación del vestido ‘Anita’ que pertenece a la colección de Pedro del Hierro y TFP by Tamara Falcó, que rinde homenaje a las mujeres de la vida de la marquesa de Griñón. Al igual que Isabel, que llevaba unos espectaculares pendientes creados para ella, Ana completó su look con joyas de Rabat.
Íñigo se ha vestido en el dormitorio del marqués de Griñón, Carlos Falcó, un gesto que ha emocionado especialmente a Tamara
De la rama Falcó, Tamara contó, como no podía ser de otra manera, con sus hermanos mayores: su padrino de boda, su hermano Manolo Falcó, marqués de Castel-Moncayo, junto a su mujer, Amparo Corsini, testigo de la novia, y sus hijos, Manuela, Carlos y Mariana, y Xandra Falcó, con un rojo Caprile, acompañada de sus hijas, Isabela, Camila y Blanca Carvajal. También Aldara, la hermana pequeña de Tamara, hija del marqués de Griñón y Fátima de la Cierva, a quien pudimos ver en los jardines de El Rincón con un vestido negro con lazada blanca y cabello recogido en una trenza, charlando con su hermana Teresa.
Isabelle Junot, una de las primas favoritas de Tamara, pudo asistir finalmente al enlace de la marquesa de Griñón, apenas un mes después de dar a luz a su primera hija
Cerca de las hijas de los marqueses de Pozas, el grupo de amigas de Isabel Preysler. Cari Lapique, de fucsia, con vestido de Jorge Vázquez, que compartía risas con su hermana Myriam. También Nuria González, Bárbara Pan de Soraluce y Ana Cristina Nassi. Del mundo de la moda, al que Tamara se encuentra tan unida, Wes Gordon, autor de los vestidos de la novia y también del de su madre, así como del que lucía Alessandra de Osma , del brazo de su marido, el príncipe Christian de Hannover. El diseñador también quiso disfrutar de la ceremonia y la cena posterior con su marido, Paul Arnhold, y Edgardo Osorio, de Aquazzura.
Tampoco faltaron a la cita el hostelero Kike Sarasola, el modelo internacional Jon Kortajarena, los diseñadores Nacho Aguayo y Rosa Tous, autora de sus pendientes nupciales. A la estilista Cristina Reyes pudimos verla con su marido, Jorge Puras, y también con uno de los grandes amigos de la novia, Juan Avellaneda. Ambos crearon un tándem perfecto en el talent culinario, aunque tuvieran que enfrentarse en la final, de la que la marquesa salió victoriosa, precisamente, preparando pichón, hoy estrella del menú.
Eugenia Martínez de Irujo acudió a la boda por sus lazos con la familia de Tamara, ya que el padre de esta, Carlos Falcó, era primo de la duquesa de Alba
De aquella oportunidad televisiva, Tamara guarda grandes amigos, como Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera, con un diseño de CH Carolina Herrera, así como también Macarena Rey, Ceo de la productora del programa, Shine Iberia, con un vestido corto de Caprile. Con ella, su hermana Huga, íntima amiga de Eugenia Martínez de Irujo, junto a su marido, Narcís Rebollo, presidente de Universal Music en España. Eugenia compartió corrillo con María Colonques, vestida de Valentino, y su marido, Andrés Benet, y con Alejandra de Borbón y Yordi, directora de Relaciones Públicas de Loewe, que llevaba un diseño de la firma. También estaban sus padres, Alfonso de Borbón y Escasany y Marisa Yordi, así como su hermano, Alfonso, con la espléndida Eugenia Silva, vestida con una pieza de archivo de alta costura, creada en 2016 por Josep Font para Delpozo; un diseño en homenaje a la creación artística y cultura española. Completó su look con joyas de Rabat y sandalias de Aquazzura.
Pablo Motos, acompañado por su mujer, Laura Llopis, encabezaba la “delegación” del programa El hormiguero, con Juan del Val, acompañado de su mujer, Nuria Roca, que llevaba un vestido un vestido fucsia de Rotate Birger Christensen.
Entre los jóvenes asistentes a la boda se encontraban Juan José Franco, hijo de Francis Franco, y Alicia Ortiz Alcocer, nieta de Esther Koplowitz, que deslumbró con un favorecedor vestido drapeado
Alvaro Falcó e Isabelle Junot, por mencionarlos alfabéticamente, encabezaban la larga lista de primos que no quisieron perderse las primeras sonrisas de Tamara como recién casada. La marquesa de Cubas estaba espectacular con un vestido camisero largo en tafetán rosa chicle, cortado en la cintura con mangas de farol y botones joya, de Tot-Hom, y zapatos de la colección Inés Domecq Shoes. Además de ellos, Álvaro Castillejo Preysler y su mujer, Cristina Fernández, y Clara, Yago y Felipe Matossian Falcó.
Y, por supuesto, no pudieron faltar los grandes amigos de la pareja. De hecho, para que ninguno de sus invitados perdiera la oportunidad de ver cómo se declaraban amor eterno en El Rincón, un enclave a más de 50 kilómetros de la capital, la pareja dispuso un servicio de coches eléctricos premium KIA. Dos modelos sofisticados y ultratecnológicos que daban un divertido y moderno contrapunto a la llegada de familiares y amigos a la finca, cuando hacían entrada en un paraje tan romántico y lleno de historia. Así, pudimos ver a las hermanas Andrea y Aline Gómez-Acebo Finat —hijas de los condes de Villaflor—; las también hermanas Casilda y Ana Finat Martínez-Costa —la primera de ellas, vizcondesa de Rías Casada—; la fotógrafa Georgina Millet; Graciela Vega Penichet; Lucía Domínguez Vega Penichet con Álvaro Gomis; Khali El Assir Fernández Longoria y su marido, Juan José Franco Suelves; Verónica Godoy; los hermanos Felipe y Carlos Cortina, que acudieron con sus respectivas mujeres, Amelia Millán y Carla Vega-Penichet, a punto de convertirse ambos matrimonios en padres por primera vez; Alonso Aznar con Renata Collado; Bartolomé Fierro March; Victoria von Faber-Castell, y Luisa Bergel, en cuyo cumpleaños Cupido disparó la flecha que unió a Tamara e Íñigo, junto a su novio, Cristian Flórez. Un auténtico desfile de tendencias, donde primaron los vestidos de estampados florales y los looks de alegres colores veraniegos de las asistentes, que comenzó hacia las seis de la tarde.
Entre viñedos
Los asistentes accedieron por el largo camino rodeado de viñedos y más adelante, ya hacia la torre principal, con el último tramo flanqueado a ambos lados por dos grandes bambusales que mandó plantar la tía Paloma, creadora del impresionante jardín, eje central de la boda. El sueño realizado de Tamara e Íñigo, que se encargaron personalmente —ella más centrada en la parte de la ceremonia y el menú, y él en la celebración— de elegir cada detalle. Para lograrlo se rodearon de los mejores profesionales, como el reconocido diseñador y organizador de eventos desde hace 30 años Ramiro Jofre, director creativo de Somos Experiences, quien, junto a su socio y amigo desde hace más de dos décadas, Alfonso Martínez González Camino, consiguieron orquestar todo y crear un ambiente absolutamente mágico.
La pareja dispuso de un servicio de coches eléctricos premium KIA para que sus invitados llegaran al paraje tan romántico y lleno de historia y no perdieran la oportunidad de ver cómo se declaraban amor eterno
La relación de Jofre con Isabel Preysler se remonta a principios de su carrera, cuando los presentó Jean-Louis Mathieu, a quien considera su mentor, y su amistad con Tamara, a quien conocía desde hacía mucho tiempo, se estrechó con la organización de su 40 cumpleaños.
En la capilla
La ceremonia religiosa tuvo lugar en el patio de las Caballerizas, habilitado como capilla para poder acoger a tantos asistentes. Cubierto con toldos para proteger del sol de la tarde, se colocó una tarima elevada enmoquetada en yute para poder ver a los novios, junto a sus padrinos y testigos, sobre el resto de los invitados, que fueron ocupando las sillas en tonos blancos y beis en este espacio —hasta 300— y en la galería adyacente, donde se realizó un precioso Trompe l’oeil vegetal realizado por Taruga, recreando vistas del jardín y la fachada de palacio. La Virgen de la Alegría fue la imagen —regalo de su amiga Clara López de Lemus— que Tamara escogió para que la acompañara en este día tan importante para ella por la devoción que le tiene. Ella misma le regaló al Papa Francisco una medalla con su imagen. En la decoración floral, a cargo de David Henríquez y Antonio Rodríguez, de Floreale, recreando un pequeño jardín, la estrella fue la paniculata, la gypsophila, una flor ligera para dar frescor, pero elegida especialmente por la novia por su simbología, ya que tradicionalmente encarna el amor eterno, la modestia, la pureza de corazón y la dulzura.
Alonso Aznar, hijo del ex presidente del Gobierno José María Aznar, acudió con su novia, una elegantísima Renata Collado, con quien lleva más de dos años de relación
Pasaba más de media hora sobre la hora prevista cuando hizo su entrada el novio, acompañado por su madre y madrina, Carolina Molas , que aparece en este reportaje de manera excepcional, como también su hijo Jaime, ya que se trata de la boda de su hijo y hermano, respectivamente, pero como meros testigos y con el deseo de continuar con sus vidas privadas ajenas a los medios de comunicación.
Íñigo caminó hacia el altar sonriente y expectante, deseando encontrarse con Tamara, al son de Canon en Re Mayor, de J. Pachelbel, interpretado por doce voces y cinco instrumentistas del prestigioso Grupo Alborada, dirigido por Gonzalo Burgos-Toro.
Como una princesa
Tamara bajó la imponente escalinata de El Rincónconvertida en una princesa. Decorada con flores blancas —hortensias, rosas de jardín y ammi maju—, se buscó darle un toque clásico para resaltar su importancia. A su lado, su hermano mayor, Manolo, orgulloso padrino en el día más importante de la marquesa de Griñón y especial para todos.
Eugenia Silva eligió un diseño de alta costura de Delpozo, con el que ha querido rendir homenaje a la moda y la cultura española en el mundo
La expectación fue máxima durante meses, pero la espera ha merecido la pena. Suena A Prayer Largo, de la ópera Xerxes, de G. F. Haendel, cuando la novia aparece, recibida por todos los invitados en pie, y camina hacia Íñigo. Cuando llega al altar comparten risas. En general ríen mucho, son cómplices, y, en la ceremonia, se les ve relajados y charlando en diferentes momentos. Caen ya entonces las primeras lágrimas de emoción ; retenerlas en un momento así se convierte en misión casi imposible para muchos de los allí presentes. Recuerdos, emociones, sentimientos…
Los amigos que ha hecho en la televisión también quisieron acompañarla en su enlace, entre ellos Nuria Roca y su marido Juan del Val, su jefe Pablo Motos, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera, jueces de Masterchef, y Vicky Martín Berrocal, con quien coincidió en el concurso de cocina
Algo azul, algo prestado
Bordado en el traje llevaba Tamara su “algo azul”, un pequeño lacito de este color con sus iniciales y las de Íñigo. El velo era sencillo, de tul blanco liso y cuatro metros de largo. La novia coronó su look con una pieza histórica: una tiara estilo art déco de principios del siglo XX, de diamantes talla brillante de mayor tamaño en los roleos centrales, que Amparo Corsini llevó en su boda con Manuel Falcó, en 1999. Su “algo prestado”. La tiara fue en origen de su abuela paterna, Hilda Fernández de Córdova y Mariátegui, que la llevó en su boda, en 1928, con Manuel Falcó Escandón, duque de Montellano. La hija de la duquesa de Montellano, Rocío, la usó el día de su puesta de largo y, el 6 de diciembre de 1963, Jeanine Girod en su boda con Carlos Falcó. Tras la muerte del marqués de Griñón, la heredó Manolo.
También hubo representantes del mundo del interiorismo y de la moda, como Mercedes Peralta y Mercedes Valdenebro, socias y muy amigas de la novia, y el diseñador de calzado Edgardo Osorio
Completaban las joyas los pendientes en oro blanco y diamantes creados por Atelier Tous e inspirados en la diadema, el anillo de pedida y una pulsera también de su abuela Hilda, que le regaló a Fátima de la Cierva cuando se prometió con su padre.
El ramo
Acorde con toda la decoración floral, donde primó la sencillez y la elegancia, la novia eligió un ramo pequeño, sutil y sobrio hecho con muguet, una delicada flor en forma de campana con un aroma muy especial, que simboliza la felicidad eterna y la felicidad reencontrada, y que se acompañó de bouvardia. Una composición en equilibrio con la estética del vestido y la tiara para que no destacara sobre el resto de un look con tanta fuerza y personalidad en su conjunto. Para combatir el intenso calor, llevaba un discreto y preciosista abanico de seda sobre seda con un refinado bordado floral personalizado con su firma en oro blanco, diseño de Olivier Bernoux.
La marquesa de Griñón llevaba un velo de cuatro metros de largo en tul y, acorde con los motivos flores de su vestido, eligió un ramo pequeño y sobrio confeccionado con muguet, una delicada flor que simboliza la felicidad eterna y reencontrada
No hubo cortejo nupcial por la gran cantidad de testigos elegidos por los novios —hermanos, primos y mejores amigos en ambos casos, hasta llegar a más de la veintena—, pero sí ejercieron de pajecitos los sobrinos de Tamara, Miguel y Mateo, con trajes de inspiración campestre austríacos, de Amaia Arrieta London, la firma de diseño español con sede en Londres elegida habitualmente por Kate Middleton, princesa de Gales, para vestir a sus hijos, entre otras muchas royals y celebrities.
“Me cambió la vida”
La ceremonia, emotiva y divertida a un tiempo, fue oficiada por el padre don Cruz Pérez Goñi, guía espiritual de Tamara y quien ha traído a la pareja a este momento frente a él en el altar, tras ayudarles a superar los momentos difíciles. La marquesa de Griñón lo conoció en el santuario de Medjugorje, en Bosnia-Herzegovina. “Hice una confesión con él, no sabía quién era y me cambió la vida”, nos contó. Y también concelebraron el padre Ángel de Mensajeros de la Paz y el padre don José Luis Sánchez, que acompaña a Íñigo, de la archidiócesis de Valencia.
Íñigo caminó hacia el altar deseando encontrarse con Tamara, al son del Canon de J. Pachelbel, interpretado por doce voces y cinco instrumentistas del prestigioso grupo Alborada
Todos los cálices y objetos de culto utilizados durante la ceremonia pertenecen a la familia, ya que el palacio tiene su propio oratorio. Los reclinatorios y el banco de los novios fueron diseñados por Tamara y realizados de manera completamente artesanal para los novios por Granada Maison. Para la primera lectura, Tamara, a la que se vio absolutamente feliz en todo momento, eligió el Eclesiastés (4:9-12), del que le habló María Vallejo-Nágera y leyó su hermana Xandra. Es un fragmento precioso que pone en valor la pareja: “Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse?”
Después leyó la hermana del novio, Alejandra Onieva (el responsorio), y Chábeli, quien protagonizó un momento divertido con la lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, elegida por el novio. Cuando comenzó a leer creyó que se estaba equivocando y tuvo que decirle el sacerdote que estaba bien. Sonó el Hallelujah, de L. Cohen, y Gabriel’s Oboe, de La Misión, de E. Morricone, en el rito de los anillos y las arras.
Recordando
Y, después del consentimiento y el intercambio de las alianzas, regalo del padre de Íñigo y diseñadas, como sus gemelos, por su tío escultor, José González Onieva, en oro, irregulares y con sus nombres grabados en el interior, Íñigo le levantó el velo de la cara a Tamara. Segundos después, la novia lanzaba un beso al aire hacia su familia, mientras sonaba Con te partirò, de J. Sartori. Un momento muy emocionante. Sin olvidar el de la paz, en el que las familias Falcó y Preysler intercambiaron muchos besos y se vio a Chábeli llorando (no pudo evitar las lágrimas en varios momentos de la ceremonia) cuando le dio un beso a Tamara. Antes de recibir la comunión, Ana Boyer fue la encargada de leer una de las peticiones dedicada al Papa Francisco, seguida de Jaime Onieva, hermano de Íñigo, que pidió por el Rey y por España, y Aldara Falcó, hermana de Tamara, que rogó por la felicidad de los novios. Por último, Álvaro Falcó, primo de la novia, pidió por todos los “aquí presentes, por nuestras familias y por aquellos que nos cuidan desde el cielo. En especial, por Carlos, que le habría encantado estar hoy aquí y nos mira desde el cielo”, recordando al padre de Tamara.
La ceremonia, divertida y emotiva a un mismo tiempo, fue oficiada por el padre Cruz, guía espiritual de Tamara, que fue quien ayudó a la pareja en sus momentos más difíciles. “Me cambió la vida”, declaró la novia
En la ceremonia se escucharon piezas musicales con especial significado para los novios: María, mírame, de Betsaida (ofertorio); Santo, de Libera (santo); Let it Be, de The Beatles (la paz); Me Basta, de G. Mazarrasa; Angels, de Robin Williams y Guy Chambers (comunión), y la Salve rociera en la bendición final, tras el primer beso de casados, cuando faltaban diez minutos para las nueve de la noche.
Tras firmar el acta, ya convertidos en marido y mujer, Íñigo y Tamara salieron de la capilla al son de Madre, de Hakuna, con gesto triunfal. Los invitados, en pie, aplaudieron mientras lanzaban miles de pétalos de rosas blancas.
Las praderas de Júpiter
Finalizada la ceremonia, los invitados se trasladaban a los majestuosos jardines de estilo inglés, a la zona conocida como “las praderas de Júpiter”, así llamadas por los árboles que crecen en ellas, donde tendría lugar el cóctel. Todo brillaba en su máximo esplendor y todo hablaba de su época dorada, reflejando el espíritu palaciego, el refinamiento y la naturaleza.
Una estética de casa muy elegante, pero, como quería Tamara, cero ostentosa o pretenciosa —siempre pensando en recrear de alguna forma las reuniones palaciegas de su padre—, y con el palacio, realmente bonito, como el eje de todo. Integrado en la ceremonia, como pantalla de fondo para el cóctel y la cena y presente también en la “discoteca”.
Las alianzas que se intercambiaron Íñigo y Tamara eran atípicas. En oro amarillo e irregulares, fueron un regalo del padre del novio y un trabajo de orfebrería de su tío
Acorde con el espacio y sin perder el estilo vintage, se optó por un mobiliario exterior de estilo colonial. Susana Fernández Ramos y Jesús de Francisco, amigos de la pareja, adquirieron muchas piezas y complementos especiales elegidos por Tamara personalmente. Se colocaron sillones naturales fabricados con materiales como mimbre, ratán, enea, bambú y esparto, mezclados con mobiliario de forja, y se desplegaron un sinfín de cojines elegidos especialmente por Tamara.
Para el cóctel se diseñaron estaciones tematizadas por Eneko Atka y su equipo, que reproducían gran parte de la experiencia de visita a su templo gastronómico en el País Vasco, Azurmendi. Tamara e Íñigo admiran mucho su trabajo, están enamorados de su cocina creativa y fueron de su mano partiendo de dos premisas: el producto y la presentación muy conectada con la cocina de paisaje y la naturaleza.
En los puestos de comida, marcados con la estética de Eneko, se ofrecieron 20 entrantes. Entre los platos, talo de langosta y flores, espárrago en texturas, macaron de flores, erizo en texturas, nori y caviar, “nigiris”, sardina bilbaína, bogavante en sake y txakoli, atún y piparras, salmonete con sagardoa y lima, oliva helada Reserva de la familia, vermú trufado, macaron de trufa, ‘brioche’ de salazones y anguila, tarta de ‘txangurro’, polvorón de queso Carranzana y tarta de guisante lágrima.
Tras el primer beso como marido y mujer, Íñigo y Tamara salieron de la capilla con gesto triunfal al son de Madre, de Hakuna. Los invitados, en pie, aplaudieron mientras lanzaban pétalos de rosas blancas
Los últimos en llegar a escena fueron los novios y las primeras en besar a Tamara, Rita Allende Salazar y Bárbara Pan de Soraluce, amigas de su madre. El ambiente era mágico. Había hasta coches de época —entre ellos, un Rolls-Royce Phantom azul que perteneció a Alfonso XII—. Una noche de verano espectacular, a la luz de la luna y de las velas y con música en directo de una formación de artistas que viajaron desde Londres, la Aston Band, que Íñigo conoce y cuyo estilo y repertorio prefería con gran diferencia a lo que ha tenido oportunidad de escuchar en sus últimos viajes y fiestas.
Isabel: “Mi hija está muy enamorada”
Isabel, no podía estar más feliz. Iba de corrillo en corrillo y solo recibía cariño y felicitaciones, pero, aun así, encontró el momento para atendernos.
—Finalmente ha llegado el día, Isabel, ¿cómo ves a Tamara hoy?
—Asombrosamente tranquila. Y muy guapa.
—¿Qué has sentido al verla vestida de novia?¿Qué te emociona más en un momento así?
—Me ha emocionado comprobar lo rápido que han pasado estos años y lo mucho que le hubiera gustado a su padre pasar este día con ella.
—Has estado con ella en Nueva York para las pruebas de su vestido. ¿Era el vestido que ella soñaba o el que, entre tú, ella y Wes Gordon, visteis que era el perfecto?
—Cuando la vi vestida de novia comprendí que, sin ninguna duda, era el vestido perfecto para ella. Tamara se enamoró del diseño de Wes Gordon desde un principio. Él y todo su equipo son excepcionalmente buenos y por eso están considerados internacionalmente entre los mejores del mundo en alta costura. No tengo palabras para agradecerles lo mucho y lo rápido que han tenido que trabajar en el vestido y lo adorables que han sido cada uno de ellos con nosotras en todo momento.
“Íñigo siente mucha admiración por mi madre; siempre le ha sorprendido el corazón que tiene y lo comprensiva que ha sido con todo, y ella le tiene mucho cariño”
—¿Esta boda es la constatación del triunfo del amor?
—Creo que todo el mundo ha podido comprobar que es así. Mi hija está muy enamorada y aquí estamos toda la familia apoyándola.
—¿Es verdad que Tamara vio en pasarela tu vestido y le encanto para ti?
—Sí, lo vio y me dijo que le encantaba para mí. Se lo comenté a Carolina Herrera, madre, y ella le encargó a Wes Gordon que me lo hiciera.
—Las peonías son unas de las flores favoritas de Tamara… ¿También son tus preferidas?
—Por supuesto. Me encantan.
—¿Cómo han sido los momentos de todas juntas con Ana y Chábeli mientras Tamara se preparaba en la habitación de la tía Paloma?
—Precioso, lleno de paz y felicidad, como son siempre los momentos en los que estamos juntas.
—¿Ha sido difícil volver a El Rincón sin que Carlos pueda estar en la boda de su hija?
—Sí, claro. Todos le hemos echado mucho de menos…
Cena nupcial bajo carpas
Tras el impresionante cóctel, que duró hasta las diez y media de la noche, llegó la hora de la cena, que se sirvió bajo unas grandes carpas tensadas en color verde y decoradas con lámparas de ratán y pequeñas bombillas. Impresionante el efecto de las luces, las velas y el espectacular macizo de hortensias azules. E impresionante su segundo vestido de novia, también de Carolina Herrera New York, con estructura columna en organza de seda color rosa melocotón con volantes en cascada cortados al bies.
Ante la ausencia de Enrique Iglesias, Tamara estuvo arropada por siete de sus ocho hermanos y el mayor la llevó al altar: “Mi hermano Manolo ha sido el padrino perfecto”
Los novios entraron en la carpa acompañados de una de sus canciones preferidas Walk the Moon , de Shut Up and Dance, mientras los invitados los recibían encendiendo bengalas para darles la bienvenida y fueron saludando hasta llegar al extremo del comedor. El lugar ideal, con la fachada del palacio iluminada a sus espaldas, para poder ver a todos sus seres queridos y amigos.
Tamara e Íñigo ocuparon la gran mesa imperial, con espacio para 40 comensales. Los padres y padrinos, las redondas, de doce, y el resto de los invitados se distribuyó entre mesas imperiales y redondas combinadas. Todas con los nombres de restaurantes que les gustan: Zalacaín, Félix, Caspia, Bossa Córner, Cancha, Celler, Horcher, Atrio, Bulli... Y todas decoradas con unos candeleros de cristal con velas en tono melocotón y centros de mesa con rosas David Austin (que se cultivan en Inglaterra) también en tono melocotón —había en total 2.400—, combinadas con amimaju, hiedra, alelí, delphimium y peonías. Sobriedad y elegancia, pero con ese toque de poesía para recrear los antiguos parterres de rosas que había en El Rincón.
Los menús, impresos en un díptico con la inicial de los novios coronada en su portada, llevaban caligrafiados el nombre de cada invitado. Como detalle, se obsequió a cada uno de ellos con una selección de chocolates Pancracio para hacerles la vuelta a casa más dulce y agradable.
Para la elección del menaje se tuvo en cuenta el estilo de los novios: clásico, elegante y de tendencia. En las cristalerías se jugó con distintas texturas (lisas, transparentes, labradas y de color), y también se combinaron distintas vajillas: el modelo Hamilton de porcelana de Limoges en color crema con el ribete dorado, y para el postre, un plato completamente diferente, de loza portuguesa y en color turquesa. Por último, la cubertería de plata. Los novios eligieron Viejo París. A juego con ella, Tamara eligió unos platos de pan y meseros, también de plata.
La imagen de la unión que nunca habíamos visto: las familias Falcó y Preysler estaban felices por los novios y protagonizaron una fotografía única
El objetivo era recrear la decoración de las reuniones que han tenido lugar en El Rincón a lo largo de décadas, como las cacerías, celebraciones y recepciones, entre ellas, la que la familia ofreció a los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg.
El punto de sofisticación y tendencia que caracteriza al estilo de la marquesa de Griñón se vio reflejado en los manteles de hilo: no eran los clásicos de lino blanco, sino en tonalidades verdes y aguamarina, unos lisos y otros de rayas verdes y blancas. Asimismo, las servilletas estaban bordadas con la ‘G’ de Griñón y la corona del marquesado.
Cinco estrellas
Fue una cena nupcial, pero también una experiencia culinaria, con un cocinero cinco estrellas Michelin: Eneko Atxa. El chef vasco, que está al frente del prestigioso Azurmendi —premio al Restaurante Más Sostenible del Mundo 2018— y tiene la sostenibilidad y la tradición como estilo de vida. Prueba de ello fue el menú que preparó e incluyó: quisquillas y esencia de hierbas; pichón asado, trufa, tembloroso de setas, ñoquis de Idiazábal y estofado de trigo, y chocolate y oliva Marqués de Griñón. Un espectacular menú regado con vinos que fueron un regalo de su hermana Xandra Falcó: XF Sierra Cantabria Rosado 2022 D.O. Rioja y del Marqués de Griñón AAA 2013, D.O. Valdepusa.
Miguel y Mateo, los hijos de Ana, ejercieron de pajes en la ceremonia: “Se me ha caído la baba”, confesó Tamara
También corrió el champán Moët & Chandón y los invitados disfrutaron, además, de otra experiencia única: una propuesta de alta coctelería combinada con los grandes platos. Tamara e Íñigo querían que se respirara fiesta y alegría todo el tiempo y The Bar Edition se encargó de diseñar una carta de cócteles de acuerdo con sus gustos y preferencias con un total de diez creaciones. Todas inspiradas en momentos únicos y significativos para la pareja. Los novios brindaron por su felicidad con el cóctel ‘Paloma’ de Don Julio Tequila, inspirado en la tía de la novia, de quien Carlos Falcó heredó el palacio. Y fueron muy aplaudidos Tamara by Don Julio, que representa la tradición, la familia y la sofisticación; Íñigo Four O’Clock con Zacapa 23; Del Rincón al Cielo by Zacapa, que se inspira en el dicho de De Madrid al cielo, y Los Caminantes, que simboliza el camino que ambos inician como matrimonio con paso firme, positividad y ganas de afrontar un futuro juntos.
Manolo Falcó (en inglés y castellano) recordó la historia de El Rincón, a tía Paloma, a su tío Fernando y lo feliz que está ahora su hijo, Álvaro, con los vinos a los que su padre dedicó su vida y, gracias a él, ahora está bebiendo el mejor vino de España. “Hoy ha sido un día muy importante, con una Misa increíble. Esta familia no era famosa por matrimoasta que te casas, las puedes hacer cuadradas, pero cuando te casas, ahí estás”, dijo dirigiéndosnios largos hasta que llegamos nosotros. Tardé mucho en casarme, como sabe Amparo muy bien. He a Íñigo y recordándole también lo que había dicho el padre Cruz: “Íñigo, hay que pedir perdón ”.
Y tomó la palabra entonces Íñigo: “Quiero dar gracias a mi familia —familia Molas, familia Onieva— porque llegar hasta aquí no ha sido un camino de rosas, no ha sido fácil. Y la verdad es que sin vuestro apoyo y sin vuestro cariño no hubiese podido llegar; habéis sido mi gasolina, ¿vale?”. Y añadió: “Querida familia política, os quiero pedir perdón de nuevo. Ya sé que en la pedida dijimos que el pasado se queda en el pasado, que miramos al futuro, pero os he hecho sufrir por mis errores a todos vosotros y es algo que no me perdonaré y que compensaré cada día de mi vida”.
“Nos hemos casado y hay una frase que se repite: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, y está llena de significado”
Dirigiéndose ya solo a su mujer, continuó: “Mi amor, he dado gracias a mis amigos, a mi familia, a todos los que están aquí, pero gracias a ti, mi amor, porque eres magia. Gracias. Porque eres magia. Y porque eres un regalo de Dios que no sé ni siquiera si merezco. ¿Quién puede estar a tu altura? No sé, nadie. No sé ni siquiera si es un regalo. Gracias”.
“Mi amor, la verdad es que yo creo que la clave es que no te puedo admirar más en todos los sentidos. A nivel profesional está claro, porque todo proyecto en el que te involucras se convierte en éxito, pero sobre todo a nivel personal, porque estás a otro nivel de persona. Haces que yo, que tampoco estoy a tu nivel personal, sea una mejor persona cada día y sacas lo mejor de mí. Suena a cliché… pero es que es verdad que, a lo largo de estos tres años de relación, tú me has enseñado cosas muy importantes. El valor de la honestidad, sobre todo, muy importante. Para todos los que queráis tener una relación saludable, honestidad lo primero. Lo segundo, el valor del perdón. Tú, como estás a otro nivel, lo has hecho (perdonar). Y el amar”.
Onieva hizo seguidamente un repaso de todo aquello que le aporta su mujer, “paz, serenidad, estabilidad, equilibrio, amor”, y dijo que “por todo eso soy el más afortunado del mundo. Gracias”. Y Finalizó recordando a Carlos Falcó, marqués de Griñón, al “que no tuve el placer de conocer”, pero que, “seguro, estaría feliz de verte radiante como estás”. “Por él, por favor, alzad el vino que con tanto cariño hizo en nombre de sus hijas. Estamos en su casa y con su vino, así que por don Carlos Falcó, por Tamara, por todos vosotros, por España y por el Rey. ¡Viva!”
Y fue entonces en busca de Tamara para acompañarla en la entrega de los ramos, que serían ¡siete!”