Ha sido un frenético fin de semana repleto de alegrías y motivos para celebrar. El esperado 'sí, quiero' de Tamara Falcó e Íñigo Onieva ha reunido estos días a los familiares y amigos más cercanos del feliz matrimonio en la capital, que no quisieron perderse la boda del año y los festejos que rodearon el gran día, la preboda y el almuerzo posterior, ambos organizados en el Hotel Mandarin Oriental Ritz. Uno de los asistentes a la cita, de la que ¡HOLA! ofrece todos los detalles en exclusiva en el número especial de este lunes 10 de julio, que cruzó el charco desde Miami para arropar a la marquesa de Griñón fue su hermano Julio José Iglesias, que se ha hospedado en la mansión de Isabel Preysler en Puerta de Hierro. Ahora, todavía con el sentimiento de resaca emocional a flor de piel, el cantante ha aprovechado su estancia en Madrid para disfrutar de un plan de lo más veraniego junto a su cuñado, Fernando Verdasco.
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La relación que Julio José, de 50 años, tiene con el tenista, de 39, es fabulosa y una nueva prueba de ello es la agradable jornada que han compartido para recargar pilas y descansar después de tres días consecutivos de celebraciones. Sin camiseta, enfundados en dos de los bañadores que conforman la nueva línea de la firma Cocowi, propiedad de Verdasco, su socio y Ana Boyer, el modelo piña y el sandía, ambos a 54,95 euros en su página web, y luciendo gorras de la misma marca, los cuñados lo han pasado en grande dando unos toques con el balón con un gran jardín con piscina como escenario. "Los cuñados solo quieren divertirse", ha escrito el padre de Miguel y Mateo, que atraviesa un gran momento personal y profesional, en referencia al mítico tema musical de Cindy Lauper Girls just wanna have fun.
Visiblemente entusiasmados y cómplices, también han posado frente a la cámara luciendo sus esculturales figuras y el bronceado de su tez, que, con toda seguridad, se ha acentuado durante el día de hoy, en el que las altas temperaturas han calentado la capital. Afortunadamente, la enorme piscina de la que disponen, que, a juzgar por las instantáneas, parece ser la del domicilio de Isabel Preysler, les habrá refrescado.
Por su parte, Tamara Falcó llegaba esta misma tarde de lunes a la vivienda familiar tras acompañar a su recién estrenado esposo, de 34 años, a su casa en el corazón de Madrid. Subida en la parte de atrás de un vehículo con los cristales tintados, la marquesa de Griñón, de 41 años, ha entrado sin ser vista al lugar en el que muy seguramente se habrá encontrado con los protagonistas de estas instantáneas. Por su parte, Íñigo hacía lo propio minutos antes, cuando ha reconocido ante los medios que se agolpaban a las puertas de su edificio que tanto él como la ganadora de la cuarta edición de MasterChef Celebrity están "muy bien" y "muy contentos" tras su paso por el altar. Ahora el matrimonio ultima detalles para comenzar su luna de miel, un fantástico viaje en el que podrán rememorar los instantes más especiales de su boda y celebrar en la más estricta intimidad que su historia de amor ha triunfado con mayúsculas.
Primeras palabras de Íñigo Onieva tras las celebraciones de su boda con Tamara Falcó