palacio de el rinc n con tamara e igo© Pepe Botella/redes sociales

Descubrimos los secretos reales que guarda El Rincón, el palacio donde Tamara Falcó dará el ‘sí, quiero’

Ha contado con la visita de cinco reyes de España


6 de julio de 2023 - 21:32 CEST

Estábamos ya en la cuenta atrás. Y como antes lo habrían hecho los productores de Netflix para aquella docuserie titulada La marquesa en la que nuestra protagonista aquí también lo era; o como el mítico director valenciano Luis Berlanga a mediados de los 70’s para ver los tiros de cámara de La Escopeta Nacional o como Hugh Grant y Elizabeth Hurley, vestidos con calzas y polisones eduardianos, mientras Gonzalo Suárez probaba luces encapotadas sobre sus ojos azules… Del mismo modo, nosotros, el equipo de ¡HOLA!, deambulábamos por el escenario de la que, en dos semanas, sería la boda del año:  el ‘sí, quiero’ de Tamara Falcó e Íñigo Onieva . Era nuestra primera toma de contacto con el marco donde tendrán lugar este fin de semana todas las celebraciones y, también, el que será nuestro ámbito de trabajo. De hecho, en realidad, conocíamos por fin al tercer protagonista, aunque silente, de nuestra próxima portada,  El Rincón , un palacio que, más de 150 años después de su construcción, aún nos sigue revelando secretos ocultos.

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© Pepe Botella

Al igual que nuestros predecesores, necesitábamos ver la amplitud de las habitaciones, los juegos de luces y la claridad de las estancias, la altura de los techos, los rincones exquisitos… y, por qué ocultarlo, también los desperfectos a salvar, fruto del paso y de las inclemencias del tiempo. Teníamos que estudiar la escenografía y dirección artística del Castillo para que las fotos, que verán en nuestro próximo número, de los novios, sus padres y los invitados constituyan su mejor álbum de boda, y también, una revista memorable e irrepetible. Contábamos con una escalera ampulosa de piedra y chimeneas de estilo renacentista, también con unos patios interiores cubiertos de hiedra y jazmín; con más de 30 estancias, incluso con la Capilla donde se oficiaría la Misa y el intercambio de votos... El recorrido por los cerca de 5.000 metros que ocupa esta joya de la arquitectura había hecho de nuestros móviles -en los que tomábamos notas y tomábamos alguna imagen- improvisadas máquinas del tiempo. Abríamos puertas con la misma curiosidad de un niño y, con ese aire romántico, decadente y decimonónico que caracteriza el edificio, era imposible no sentirse como uno de los pequeños protagonistas fotofóbicos de Los Otros o como la doliente Olivia de Havilland de La Heredera. “¿Este pasillo a dónde conduce?”, pregunta un compañero. “Al jardín trasero, donde tendrá lugar la cena”, nos responden. Y con ese impulso intrépido del turista recorremos el corredor para, simplemente, asomarnos al otro lado a través de la puerta acristalada. Fue entonces cuando, sin querer, hicimos un viaje al pasado. A la Historia.

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Delante de nosotros, sobre las paredes que se levantaron en 1862 por orden del entonces banquero Juan Manuel de Manzanedo y González, duque de Santoña desde 1875 por su apoyo la Restauración borbónica por Alfonso XII, se sucedían fotografías enmarcadas con las imponentes almenas del castillo de fondo. Elencos de señoras con cabellos cortados a lo garçon, cejas en arco y labios corazón, pero también con ondas al agua y, otras, con grandes cuellos de piel y faldas a media rodilla. También señores, con bigotes engomados y altas chisteras, con botas altas y pantalones abombados, y también con trajes de cinturilla alta y de formación militar. Al pie de cada fotografía, en blanco y negro, una data: “El Rincón 1909”. “El Rincón, 1911”... Parecían recuerdos de familia. De encuentros festivos en este enclave, en lo que antes era La Aldea de El Rincón, en la vega del Alberche. Fue al atravesar el dintel que daba salida a la fortaleza cuando pudimos atar cabos.

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Sobre las jambas y también en el travesaño superior del portalón de granito gris de la sierra madrileña, no en vano El Rincón se encuentra en dirección a las montañas de Guadarrama, a 54 kilómetros de la capital, se habían grabado con punzón esas mismas fechas que, antes, habíamos leído escritas en las instantáneas que, por otro lado, inmortalizaban, año tras año, ese mismo flanco del Palacio. Eso sí, con distintos protagonistas. Y, esas fechas esculpidas en la piedra iban acompañadas del nombre del más ilustre de los rostros que se habían retratado entonces. Eran  Alfonso XIII  y Victoria Eugenia de Battenberg, que acudieron en varias ocasiones, don Juan de Borbón, Conde de Barcelona, incluso el rey Juan Carlos I y el actual monarca, el rey Felipe VI cuando aún era un niño y ostentaba el Principado de Asturias.

En unas, aún no había estallado la Guerra Civil cuando el palacio fue tomado por los republicanos que lo usaron como hospital bajo la dirección de Victoria Kent o cuando se convirtió en cuartel general de Franco durante la Batalla de Brunete en 1937. En otras, la guerra ya había pasado y el castillo había regresado a manos de la familia, o ya era propiedad de  Carlos Falcó , padre de Tamara, que heredaba la propiedad de sus tíos, José Mitjans y Murrieta, cuarto marqués de Manzanedo y bisnieto del primer dueño de El Rincón, y Paloma Falcó y Escandón, su tía paterna, que murieron sin descendencia y decidieron legar la finca a su sobrino. Por eso, en ciertas imágenes, aún no aparecía el jardín trasero mientras que, en otras, éste ya se había convertido en el ambicioso proyecto enológico de la comarca de Aldea del Fresno, al amparo de la DO Vinos de Madrid, al que dedicó su vida el marqués de Griñón.

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Porque las fotografías nos mostraban un momento exacto en la cotidianidad de las vidas de sus protagonistas, y en el año. Se trataba de escenas de caza. Mejor dicho, instantáneas de los momentos antes de las batidas o, precisamente, de justo después, con los invitados mostrando sus trofeos de caza mayor y menor, por la que ha sido famosa esta zona y una práctica a la que aún se destina una pequeña porción de los terrenos, los de monte.

La finca casi en su totalidad -123 hectáreas, de las 800 que tuvo en origen-, se dedican al viñedo dando un renovado esplendor vitícola a la denominación de origen replantando garnacha tinta y tintorera, con casi ocho hectáreas solo dedicadas a Syrah, porque lo suelos, de granito meteorizado, son especiales para esta variedad. De hecho, en 2002 tuvo lugar la segunda de las grandes reformas del Palacio con el reacondicionamiento de la bodega en uno de los edificios anexos, que se dotó de sistemas avanzados de elaboración y crianza, incluyendo el control automatizado de temperatura y humedad en ambas fases.

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Este fin de semana, este espacio regio será el que muy probablemente se convierta en set a modo de escenario para la música en vivo. El mismo emplazamiento donde como se ve en las fotos color sepia, se disponían las caballerizas y, más allá, comenzaban los jardines de palacio fruto de la gran reforma de la finca acometida por Josefa Manzanedo Intentas, hija única del primer dueño de la finca. Ella fue quien, en 1909, mandó construir la torre principal en piedra berroqueña y estilo ‘baronial’, inspirado en la estancia Malal Hué de Chapadmalal, en Buenos Aires, que corona el espacio y el precioso estanque donde la reina Victoria Eugenia de Battenberg amaba contemplar las carpas chinas que aún hoy siguen nadando en sus aguas.