Querían que esta fuera “la mejor fiesta de nuestra vida”. Y si de algo no cabe duda es que han conseguido su propósito. Thibaut Courtois y Mishel Gerzig se han convertido en marido y mujer tras darse el ‘sí, quiero’ en una fabulosa boda digna de un cuento de hadas. No faltaron ni la princesa —con sus tres espectaculares vestidos de novia— ni el castillo como escenario –el Château de la Croix des Gardes, en Cannes—.
El suyo fue un enlace lleno de emociones que ponía el broche de oro a una romántica historia que, como suele suceder en pleno siglo XXI, surgió gracias a las redes sociales.
Tras su romántica pedida en Positano, el pasado verano, el deportista belga y la modelo israelí pusieron el broche de oro a su bonita historia
Su historia de amor 2.0
Todo comenzó con un comentario que el futbolista dejó en un post que subió Mishel a su cuenta de Instagram hace un par de años. La modelo publicó una fotografía de su perro ‘Mylo’ que llamó la atención del deportista belga, que es un gran amante de los canes. “Qué mono”, escribió Tibo —como se refieren a él sus más íntimos— y el destino hizo el resto.
En una primera cita, en Ten con Ten, se produjo el flechazo. Y en mayo de 2021, los medios de comunicación de nuestro país descubrían a la mujer que “había robado” el corazón del flamante portero del Real Madrid: una bella israelí de melena rubia, ojos azules y casi metro ochenta de estatura que triunfaba sobre las pasarelas.
Las celebraciones comenzaron en una mágica fiesta preboda que tuvo lugar en la playa privada de Bijou Plage, en la Riviera Francesa
Pedida de mano de ensueño en la Costa Amalfitana
Apenas unos días después de proclamarse campeón de Europa con su equipo —el Real Madrid ganó la Champions el año pasado—, el portero y ‘héroe’ del equipo blanco se anotaba otro triunfo. En esta ocasión, más allá del terreno de juego.
Había pasado un año desde que el guardameta había hecho pública su relación con Mishel cuando decidió dar un paso más. Aprovechando unos días de vacaciones en Positano —en la Costa Amalfitana—, el guardameta le pedía matrimonio a su novia.
Mishel sorprendió con tres vestidos muy diferentes: uno más clásico y romántico para la ceremonia religiosa y otros dos más rompedores para el banquete y la posterior fiesta
Tal y como mostró ¡HOLA! entonces, en exclusiva, en alta mar y en la proa de un lujoso yate, Courtois se arrodillaba ante Mishel, que no podía contener la emoción ante la proposición de su pareja: “Fue superíntimo y romántico, no lo pudo hacer más perfecto. De verdad, no me lo esperaba, fue toda una sorpresa”, nos confesaba más tarde.
La mágica fiesta preboda a orillas del mar, los tres vestidos de la novia y su ‘sí, quiero’ en un castillo de película
El pasado domingo, 25 de junio, Thibaut y Mishel iniciaban la verdadera cuenta atrás antes de unir sus caminos. Los novios reunían en la playa privada de Bijou Plage, en la Riviera Francesa, a sus invitados —alrededor de 300, entre los que se encontraban los influencers Tomás Páramo y María García de Jaime—. Allí, a orillas del mar —donde colocaron diversas antorchas que creaban un ambiente más íntimo—, ofrecieron una mágica preboda que daba el pistoletazo de salida a las celebraciones.
Vestidos de blanco, el futbolista y la modelo pronunciaban un discurso en el que reconocían que, a tan solo unas horas de unir sus caminos, sentían los nervios —casi inevitables— que suelen aparecer antes de dar el gran paso, que llegó al día siguiente, el lunes 26.
El imponente Château de la Croix des Gardes —que sirvió, casi 70 años atrás, de escenario a Alfred Hitcock para rodar Atrapa un ladrón, con Grace Kelly como protagonista— lucía sus mejores galas para la ocasión y la música de los violines creaba un ambiente de lo más romántico. Orquídeas —las flores favoritas de Mishel— y algunas hortensias blancas adornaban el espectacular castillo y la pasarela, con espectaculares vistas al mar Mediterráneo, por la que Mishel, radiante con su vestido de novia de la firma israelí May Mashiah, caminó para encontrarse con un emocionado Courtois.
La boda terminó con una gran fiesta inspirada en el festival ‘Tomorrowland’ y en la que actuaron, entre otros DJ, Martin Garrix, que es gran amigo de los novios
Después de darse el ‘sí, quiero’ por el rito judío y el católico, disfrutaron de un menú del que se encargó una empresa de catering francesa. Entonces la novia cambió su look clásico por otro más ‘rompedor’ —de la misma firma que su primer vestido—, inspirado en su amor por el mar y que brillaba ‘como una perla’.
Una gran fiesta inspirada en Tomorrowland —el conocido festival de música tecno— cerraba la velada, en la que la novia deslumbró con un nuevo modelo —más cómodo, pero igual de elegante—, adornado con piedras de Swarovski.
La fiesta, que se alargó hasta altas horas de la madrugada, corrió a cargo de los DJ Martin Garrix, gran amigo de los novios, y Valentino Ignoto, mientras que el DJ Itay Galo se encargó de amenizar la cena y el after party.
Hablan los novios
—Mishel, Thibaut, ¿cómo estáis? ¿Diríais que esta ha sido vuestra boda soñada?
—Estamos genial. Ha sido todavía mejor que en nuestros sueños.
—Thibaut, ¿qué sentiste al ver llegar a Mishel al altar?
—Estaba muy emocionado y pensando en lo guapa que iba ella.
—¿Y tú, Mishel?
—También muy emocionada. Tenía que hacer de todo para contener las lágrimas. Todo alrededor, y en especial Thibaut, era perfecto.
—¿Cuál fue para vosotros el momento más emocionante?
—La ceremonia, el momento de leer nuestros votos y darnos los anillos.
—¿Y el más romántico?
—Nuestro primer baile.
—¿A quién quisiste dar tu ramo de novia y por qué?
—Lo hicimos como en las películas: lo lancé y mis amigas estaban detrás.
“Tenía que hacer de todo para contener las lágrimas. Todo alrededor, y en especial Thibaut, era perfecto”, cuenta Mishel a ¡HOLA!
—Mishel, ¿cumpliste con alguna tradición en tu boda?
—Siguiendo la tradición de mi país, hicimos el encuentro unas horas antes de la boda con nuestros amigos íntimos y familia. En la ceremonia, Thibaut rompió una copa, que es una tradición judía. Tampoco dormimos juntos la noche de antes de la boda y nos mandamos una carta el uno al otro el mismo día de la boda.
—¿Qué supone para vosotros dar este paso?
—Un vínculo para estar toda la vida juntos y la oportunidad de celebrar nuestro amor con nuestros amigos y familia. También suponía crear la mejor fiesta de nuestra vida.
—¿A dónde iréis de luna de miel?
—Bora Bora.