La playa es su refugio, su particular paraíso. Cristina Tárrega abre a ¡HOLA! las puertas de su casa en la playa de Valencia, su ciudad natal, aquella que la vio crecer y donde se desplaza siempre que puede para reencontrarse con sus padres, su mayor referencia. “De cabeza soy como mi padre, y de carácter soy como mi madre: extrovertida, cariñosa, me importa todo el mundo… y además, es muy divertida, porque te cuenta que se ha comprado un aspirador nuevo y te hace un monólogo”, nos cuenta.
Con vistas al mar, la presentadora de La vida sin filtros nos enseña todos los rincones de su casa. “Para mí, el mar es sinónimo de tranquilidad. Ahora, en verano me baño todas las noches”, nos confiesa. En las páginas de nuestra revista, que actualmente se encuentra en los quioscos, nos adentramos en su ‘refugio’, decorado al más mínimo detalle, con inspiraciones de toque minimalista, espacios abiertos como la cocina y el salón (con vistas al mar), donde Cristina Tárrega disfruta de la tranquilidad cuando se aparta del foco.
“Mi hijo y yo somos uno. No creo que siga mis pasos, porque él está en el mundo de la economía, no tiene nada que ver conmigo”
‘Le voy a dar mi toque’
“Yo estaba contenta con mi agencia de comunicación y medios o mis colaboraciones en El programa de Ana Rosa, pero para dejar de dormir, porque cuando haces un programa estás pendiente de las audiencias, pues tiene que merecer mucho la pena. No dormir por facturar no merece la pena”, nos expresa. Y así ha sido. El programa que estaba ‘sentada’ esperando, ya ha llegado. “Yo quería este formato porque es muy ambicioso, muy innovador, con cosas nuevas y sobre todo hay muchas personas anónimas y también gente conocida”. Pero, ¿qué vamos a ver cuando encendamos la tele?
“Le voy a dar mi toque y no vas a poder apagar la televisión. Te vas a quedar pegado a las historias. Son testimonios de reír, llorar o de sorpresa. Es el formato más emocionante que he hecho y que nunca he visto”. Más de veinte años de carrera la respaldan, y hemos querido preguntarle sobre la situación más incómoda a la que ha tenido que hacer frente en un plató de televisión. “Seguramente en una entrevista que no quise colaborar, que era la madre de un asesino. Ahí tuve que tomar la determinación de no ir, sabiendo las consecuencias que iba a tener. Y efectivamente, las tuve”, añade.
“En nuestra profesión hay mucho intrusismo, y hay que separar quién está ahí por un golpe de suerte o quien ha llegado gracias al esfuerzo”
Los enfrentamientos
“A veces, he estado en programas donde me han pedido estar en la cadena, y bueno, a veces, te tienes que sentar con gente… que no respeta a la profesión ni a al espectador como yo. Pues oyes ciertas cosas que te dicen, y ahí tienes que ser condescendiente y tener caridad cristiana, porque si te enfadas es peor”. Y añade: “En nuestra profesión hay mucho intrusismo, y hay que separar quién está ahí por un golpe de suerte o quien ha llegado gracias al esfuerzo. En mi whatsapp tengo una frase que dice: ‘ser una señora es una actitud infalible’”.
Pero hay algo que nunca ha pensado hacer: dejarlo todo. Cristina Tárrega siempre ha estado vinculada al mundo de la comunicación, desde sus inicios en radio -medio que ‘adora’, como ella misma nos dice- hasta cuando trabajó en PRISA. “Es una etapa a la que tengo mucho cariño, porque aprendí muchísimo. Era como la antigua mili”.
“Cuando haces un programa estás pendiente de las audiencias, pues tiene que merecer mucho la pena. No dormir por facturar no merece la pena”
Su faceta más familiar
La periodista es una apasionada de su profesión, y su carisma traspasa la pantalla. “Me siento muy querida por el público. También soy consciente que hay gente que no me quiere, porque les he dicho que por ahí no. Cuento con que van a hablar mal los haters de mí”. Además, reconoce que no suele leer lo que publican sobre ella. “En Twitter o Instagram no, directamente bloqueo mucho (risas). Me encanta, y en el teléfono también, llevo 5 bloqueos, y para mí es un logro, porque no sabía decir que no, y todos me daban pena”, añade.
Su faceta más desconocida es en el ámbito familiar. La valenciana está casada con Mami Quevedo, y ambos tienen un hijo de 19 años, Marco. “Es mi debilidad. Mi hijo y yo somos uno. No creo que siga mis pasos, porque él está en el mundo de la economía, no tiene nada que ver conmigo”, nos responde. Junto al exjugador de fútbol ha creado un ‘equipo’, basada en la lealtad y la confianza.
¿El secreto? “Sortear los momentos difíciles, las crisis, vivir las alegrías, ser un equipo. Ser conscientes que el matrimonio no es un camino de rosas, pero tampoco de espinas”. “Con mi marido me muero de risa. Somos amigos y amantes. Y Mami es de Cádiz, tengo todo el arte en mi casa. ¿Tú sabes los despertares de mi marido? Es arte”, nos cuenta emocionada.