Tan conocida por los espectadores y al mismo tiempo tan desconocida, Cristina Tárrega es una mujer todoterreno. Ella puede con todo y prueba de ello es su nuevo reto profesional, La vida sin filtros, el programa de Mediaset en el que retoma su rol de presentadora. Ahora tenemos la oportunidad de descubrirla en este reportaje excepcional que protagoniza en su refugio de la playa en Valencia, la ciudad que la vio crecer. Su familia y el mar, sus dos grandes pasiones, unidas para contar su historia sin filtros.
Nuevo programa
—Cristina, te vuelves a poner delante de las cámaras para presentar. ¿Cómo te sientes?
—Es el programa que estaba esperando. Yo quería este formato porque es muy ambicioso, innovador, con cosas nuevas y, sobre todo, hay muchas personas anónimas y también gente conocida.
—Tú tienes una personalidad empática y divertida, ¿qué vamos a ver cuando encendamos la tele?
—Le voy a dar mi toque y no vas a poder apagar la televisión. Te vas a quedar pegado a las historias. Son testimonios de reír, llorar y de sorpresa. Es el formato más emocionante que he hecho y que nunca he visto. Las historias contundentes y fuertes de la gente anónima, de los que te ven.
“Julio Iglesias fue mi padrino económico. Me ofreció irme a Miami a trabajar con él”
—¿No vas a tener guion?
—Voy sin nada y me encanta, porque vengo de la radio y es improvisar.
—Podemos decir que es una especie de Territorio comanche o Animales nocturnos.
—Es un revulsivo. Hay alguna sección que os va a impresionar, la hemos sacado de algún lugar del mundo. Es la primera vez que me tiemblan las piernas en un plató. El corazón se me pone a cien.
—Me llama la atención el título, ¿por qué?
—Porque vamos todos muy filtrados (risas). Cuando sale la verdad no hay filtro que la maquille, y cuando la verdad prevalece, por muchas vueltas que le quieras dar a una mentira, la verdad siempre está ahí. Mi padre siempre me ha dicho que con ella se va a todas partes, aunque pierdas muchas cosas…
—¿Has perdido mucho?
—Ni te lo imaginas. Yo he perdido proyectos y gente por ser clara.
—¿Te arrepientes?
—No, pero he sufrido. Lo tengo todo grabado, no voy con la mentira, siempre voy de cara, si no, no juego.
“Para dejar de dormir por un programa tiene que merecer mucho la pena. No dormir por facturar no merece la pena”
—¿Qué tal las primeras sensaciones al grabar?
—Pues es de esas veces que llegas a tu casa y dices: “No me puedo dormir de la adrenalina, pero estoy muy satisfecha”. Si todos sabéis entender el esfuerzo, tanto de la productora como de la cadena, por la que me siento respaldada, fluimos todos.
—¿Cómo te enteraste de que Mediaset y tu productora apostaban por ti?
—He tenido momentos de hacer programas aunque esté en AR, pero yo soy muy cabezota, que no quiere decir cabezona. Si tu como profesional me dices que hay que tomar un camino, yo te respeto. Pero yo soy cabezota en el sentido que sabía que iba a llegar la persona que me entendiese y comprendiese. Fue un flechazo laboral, yo lo he vivido anteriormente pero ahora, lo he vuelto a vivir.
—¿Has rechazado algún programa?
—Sí. Yo estaba contenta con mi agencia de comunicación y con mis programas, pero para dejar de dormir, porque cuando haces un programa estás pendiente de las audiencias, pues tiene que merecer mucho la pena. No dormir por facturar no merece la pena.
“Me hubiese gustado ser actriz, pero no me gusta madrugar. Me han ofrecido un papel después del cameo con Santiago Segura”
De la radio a la tele
—¿Cómo empezó tu carrera?
—No sé cuándo tropecé con la comunicación. Tuve la suerte de estar en Cadena Ser, Antena 3, Telemadrid, Canal Sur y Canal 9. Me he forjado a base de mucho trabajo. Tengo una buena escuela, que es Prisa. Es como la antigua mili (risas). También tengo nociones de psicología por el tipo de programas que hacía.
—Cuando empezaste, ¿quiénes fueron tus referentes?
—Iñaki Gabilondo; Carlos Llamas me regaló mi primera agenda de trabajo y no la he tirado (se emociona). También Carlos Herrera, que es como mi hermano. Estuve en la radio con él y me protegió mucho, sobre todo de todas las ideologías. Raffaella Carrà también me gustaba, de hecho, ella viene a que le haga una entrevista y se me lleva. Julio Iglesias fue mi padrino económico.
“Cuando me tomé el ejercicio en serio, empecé a entrenar crossfit y me puse como Roberto Carlos en el Real Madrid”
—Cuéntanos esa anécdota.
—Yo cobraba muy poco y me preguntó si estaba contenta. Le dije que sí, pero que no llegaba a final de mes, y me dijo: “Voy a hablar con el jefe porque tenemos dos opciones: o te mejora el sueldo porque eres una gran profesional o te vienes a Miami conmigo”. Y yo pensé: “Que me mejoren”, porque allí hay unos mosquitos (risas).
—Hubieses rechazado a Julio Iglesias...
—No me veo viviendo en Miami. He tenido muchas ofertas y tengo amigos en Telemundo, pero no puedo estar tan lejos de mis padres y mi tierra. No me iría ni por amor.
—¿Te sientes más cómoda como presentadora o colaboradora?
—Es muy difícil colaborar cuando has presentado primero. Mi llegada a Telecinco fue en La noria, con Jordi González, y no fue fácil porque me tenía que dar el paso y no estaba acostumbrada. Cuando eres colaborador y pasas a presentar hablas demasiado.
“Era muy supersticiosa y pensaba que me daba mala suerte la laca. Tenía amenazados a todos los peluqueros que me peinaban”
—¿Te ha pasado a ti?
—Sí, pero siempre me contengo. Pensaba: “Tengo esto importante que decir y este señor no me da paso” (risas). Pero ser colaborador es una cura de humildad tremenda.
Cameo en una serie
—Al final te tienes que adaptar.
—Por supuesto, pero también me gustan las series o el cine.
—¿Te hubiese gustado ser actriz?
—Sí, pero no me gusta madrugar. Me han ofrecido un papel después del cameo con Santiago Segura. Ahora voy a hacer algo, pero es que no se adaptan a mi horario.
—¿Vas a dar el salto a la gran pantalla?
—Sería una serie española, me lo estoy pensando.
— ¿Lo rechazarías por el horario?
—Sí (risas). Te tienes que levantar a las cinco de la mañana… ¿A dónde voy yo? Si yo soy de una mascletá por la noche.
“Nunca he roto el cordón umbilical. Estoy muy pegada a mi madre. Antes de cada programa la llamo porque necesito saber que está ahí”
—No te gusta madrugar.
—Yo hice las mañanas en Antena 3 y madrugaba, y te prometo que no me encontraba bien. Tuve que subir y decir “no puedo más”. Mi tránsito no funciona bien, me entran jaquecas y una retención de líquidos…No puedo. Yo he salido a las seis de la mañana llorando en el coche. Encima por la mañana pasa de todo(risas).
—¿Cuál es la situación más difícil a la que te has enfrentado en la tele?
—Seguramente, en una entrevista que no quise colaborar, que era a la madre de un asesino. Ahí tuve que tomar la determinación de no ir, sabiendo las consecuencias que iba a tener. Y efectivamente las tuve.
— ¿Y enfrentamientos?
— Sí. A veces, he estado en programas donde me han pedido estar en la cadena, y bueno, a veces, te tienes que sentar con gente… que no respeta a la profesión ni a al espectador como yo. Pues oyes ciertas cosas que te dicen, y ahí tienes que ser condescendiente y tener caridad cristiana, porque si te enfadas es peor. Pero ten en cuenta que en nuestra profesión hay mucho intrusismo, y hay que separar quién está ahí por un golpe de suerte o quien ha llegado gracias al esfuerzo. En mi whatsapp tengo una frase que dice ‘ser una señora es una actitud infalible’.
—Has pensado alguna vez en dejarlo todo.
—Nunca.
—¿Te has sentido alguna vez acosada?
—Ese tipo de cosas las he sufrido, pero se quedan para mí. Jamás las haré públicas, las acciones que he tenido que tomar las he tomado, y cuando alguien te acosa tienes que saber erradicarlo, eliminarlo de raíz. Esas cosas te hacen cambiar y mejorar.
Su cambio físico
— Seguro que te sientes querida por la audiencia, ¿qué te dice la gente por la calle?
— Sí, muchísimo. La gente me para por la calle y me habla como una persona de la familia. Como si me conociesen de toda la vida, me hablan con cercanía. Al final, te tratan como tú te muestras. Si vas de estrella, te tratan de diva. Y si vas de persona, pues de persona; al final es lo que soy. Yo cuando me caigo sangro, como todo el mundo.
—Estás fantástica, cuéntanos tus trucos.
—He perdido 10 kilos, pero no sé desde cuándo no me he comido una paella. A mi médica la llamo “la doctora infierno”, no me da de alta nunca.
“Mi hijo Marco es un niño muy maduro. Mami se fue a China cuando era muy pequeño y nos quedamos los dos solos. Creció de golpe. Me recuerda un poco a mi padre”
— ¿ Por qué decidiste empezar? ¿Ha sido por salud, estética o ambas?
— Porque me apetece ponerme los trajes de muestrario (risas). Porque te apetece verte bien, y te ves mejor y mucho más guapa. Ahora con el nuevo programa me quería ver en mi mejor versión: más guapa y más delgada. He estado mucho meses tranquila, sin mirar audiencias, comiéndome una paella en la terreta… pero ya no (risas). Soy disfrutona. El programa me ha motivado, pero no tanto como para entrenar.
—¿Entrenas con Mami?
—Nunca. Entrenar con él sería lo último que hiciese. Se ríe de mí porque me dice: “Corres fatal”, “no coordinas”. Es deportista de élite y es muy duro. Tuve una época, cuando él estuvo en China, que entrené crossfit y me puse como Roberto Carlos en el Real Madrid, unos gemelos…
—¿Cómo es un día en tu vida?
—Soy una persona muy enérgica, pero cuando me meto en la cama soy como un bebé. Soy bastante fácil, pero tengo un tope y un nivel de aguante. Me puedes tocar las narices hasta que yo digo “basta”, y cuando lo digo no hay vuelta atrás.
— ¿Qué es lo peor que llevas?
— Ir a los supermercados, no me gusta nada. Soy más online. El mercado me gusta. El supermercado lo llevo mal porque compro con los ojos. Compro fatal y me lo dicen en casa. Pero cocino bien.
— ¿Cuál es tu plato estrella?
— La paella y el arroz al horno. Aunque el gazpacho lo bordo. Pero no soy de vacilar porque como tengo amigas que siempre lo hacen mejor que yo, prefiero callarme (risas).
— ¿Qué preparas cuando eres la anfitriona?
— Si tengo tiempo preparo pasta, que me sale muy rica. Me ha enseñado un italiano a cocinarla muy bien, y lleva más trabajo de lo que la gente piensa. Soy más de sorprender, me callo y cuando presento el plato pues que me digan algo. Siempre es mejor sorprender.
— ¿Tú crees?
— Sí, y en el trabajo también. Soy una cajita de sorpresas, soy consciente que hay gente que no me quiere, porque les he dicho que por ahí no. Cuento con que van a hablar mal los haters de mí.
—Cuéntame manías que tienes antes de entrar a plató.
—Tenía muchas. Antes ponía velas azules, flores blancas. Pensaba que me daba mala suerte la laca y tenía amenazados a todos los peluqueros (risas). Lo único que hago es decirle a mi madre “conéctate conmigo”, y ya estoy tranquila.
“Con mi marido me muero de risa. Somos amigos y amantes. Y Mami es de Cádiz, tengo todo el arte en mi casa. ¿Tú sabes los despertares de mi marido? Es arte”
—¿Cómo es tu relación con tu hijo?
—Mi hijo y yo somos uno. No creo que siga mis pasos, porque él está en el mundo de la economía. Quiero que haga lo que él quiera y que sea feliz.
—¿Cómo es Marco?
—Es un niño muy maduro, porque Mami se fue a China cuando era muy pequeño y nos quedamos los dos solos. Creció de golpe. Me recuerda un poco a mi padre, son los dos “viejóvenes” (risas).
—¿Qué le has inculcado?
—Seguridad, educación y respeto.
—¿Veremos a Marco posar algún día?
—¿Un posado madre e hijo? A lo mejor, lo que él decida. Yo estoy superorgullosa de él.
—¿Te hubiese gustado repetir maternidad?
—Me quedé con las ganas, pero sé que mi hijo no lo hubiese encajado bien. Es un niño emperador (risas). De los tres hombres de mi vida —su padre, su marido y su hijo—, el más celoso es Marco, y eso me gusta, me encanta.
—Y respecto a tu marido, Mami y tú lleváis muchos años casados, ¿cuál es el secreto?
—Sortear los momentos difíciles, las crisis, vivir las alegrías, ser un equipo. Ser conscientes de que el matrimonio no es un camino de rosas, pero tampoco de espinas. Y él y yo somos leales, muy leales, el uno al otro. Además, te apunto: con mi marido me muero de risa. Somos amigos y amantes. Y Mami es de Cádiz, tengo todo el arte en mi casa. ¿Tú sabes los despertares de mi marido? Es arte.