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¿Puede haber algo más romántico y de ensueño que casarse en un castillo? ¿Jurarse amor eterno entre los muros de una majestuosa fortaleza engalanada para la ocasión? Eso es lo que han hecho Thibaut Courtois y Mishel Gerzig este lunes en Cannes (Francia), rodeados de sus familiares y amigos en un marco incomparable. Si pasar por el altar suponía ya un punto de inflexión en su relación, celebrar la boda en un entorno tan espectacular como este lo convierte directamente en algo mágico e imborrable.
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La espectacular fiesta preboda de Thibaut Courtois y Mishel Gerzig en Cannes
El escenario de cuento para su enlace era el Château de la Croix des Gardes, una impresionante mansión que tiene más de un siglo a sus espaldas puesto que fue construida en 1919 por el industrial suizo Paul Girod. También conocida como Villa Perrier, es lo que se dice un plató de cine de valor incalculable al haberse rodado aquí un de las películas más legendarias de la recordada Grace Kelly, Atrapa un ladrón, basada en la novela del escritor David Dodge.
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Se trata del último filme que la actriz norteamericana y posterior Princesa de Mónaco protagonizó para el aclamado director y rey del suspense, Alfred Hitchcock, en 1955 después de trabajar juntos en las igualmente aplaudidas La ventana indiscreta y Crimen perfecto. Al parecer, el cineasta quedó maravillado de este sitio cuando acudió como invitado en una de las primeras fiestas celebradas con motivo del Festival de Cannes.
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En To catch a thief, nombre original en inglés de la cinta, la que fue esposa de Rainiero III compartía aquel elenco inolvidable con otra gran estrella de Hollywood como ella, el actor Cary Grant. El recordado intérprete y galán por antonomasia se metía en la piel de un ladrón de guante blanco que cometía diversos robos de piedras preciosas en lujosos hoteles de la Riviera francesa. En el largometraje, que fue nominado a tres Premios Oscar y se llevó el de mejor fotografía, este lugar tan bello de la Costa Azul se hacía llamar Sandford Villa.
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Actualmente, si nos adentramos ahí, podemos admirar sus 18 dormitorios de invitados y 7 para el personal equipados con todas las comodidades posibles de imaginar. Son en total 3.868 metros cuadrados distribuidos en siete edificios, diez hectáres de jardines especialmente cuidados con un aforo para dos mil personas, una enorme piscina, un salón de baile con capacidad para 200 asistentes, nueve baños... en definitiva, una ubicación idílica con vistas al mar Mediterráneo de 360 grados que está a diez minutos en coche del centro de Cannes, a ocho del aeropuerto de Niza, a quince de Mónaco y el mismo intervalo de tiempo a Saint Tropez.
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Cuenta también con servicio de catering, conserjería, sistemas de seguridad de última generación, una espléndida iluminación para crear una atmósfera envolvente durante la noche, e incluso su propia pista de aterrizaje para helicópteros. Las posibilidades que ofrece están pensadas para que sus clientes experimenten el estilo de vida glamuroso y exclusivo de este Château de la Croix des Gardes, que se llama así por el mismo nombre que tiene el distrito donde se sitúa (en español se podría traducir como el Castillo de la Cruz de los Guardias).
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Por si esto fuera poco, la propiedad ha sido remodelada pensando en la máxima privacidad de sus visitantes, otorgándoles esa gran sensación de serenidad que impregna los terrenos. De esta forma, se llega a la casa principal por un largo camino a través de los bosques hasta llegar a la cima de la colina donde se erige la imponente residencia.
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Esta joya fue levantada en estilo Medici y los jardines concebidos con un diseño italiano a juego. En 1960, era comprada por el empresario Gustave Leve, dueño de la marca Perrier de agua mineral embotellada, quien transformó la fachada a una arquitectura palladiana. Posteriormente, pasó a manos de un grupo de inversores que la pusieron a la venta por unos 48 millones de euros. En 2016, el magnate Christopher Parker se hizo con ella para restaurarla y ampliarla, dándole el uso comercial que tiene ahora.
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El castillo está habilitado para la celebración de bodas u otros selectos festejos de personas con alto poder adquisitivo (celebrities, aristócratas, cantantes, actores, deportistas...), pero también alberga importantes eventos de todo tipo como el que tuvo lugar el pasado mayo con un extraordinario desfile de moda. Aquel día, Irina Shayk capitaneó la nostálgica y sensual colaboración entre Donatella Versace y Dua Lipa, quien se estrenaba como creadora de la mano de la prestigiosa firma italiana y su colección La Vacanza.
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