En su última edición, ¡HOLA! adelanta en exclusiva los detalles de la boda de Victoria Elisabeth de Hohenlohe-Langenburg. La duquesa de Medinaceli se casará este otoño con el joven de origen franco argentino Maxime Corneille, en Jerez de la Frontera (Cádiz). El enlace será el sábado 14 de octubre, en la iglesia de San Miguel, y la ceremonia religiosa será oficiada por Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, al que Victoria conoce desde niña.
De hecho, la pareja fue fotografiada con el sacerdote en Sevilla, junto al que, tras visitarle en la catedral, estuvieron dando un paseo por la capital hispalense. Se espera que la boda reúna a un nutrido número de miembros de la nobleza, entre ellos, sus primos, Rafael y Luis de Medina, duque de Feria y marqués de Villalba, respectivamente, así como a varios representantes de la Casa de Alba. Sin duda, la presencia de los duques de Huéscar es prácticamente segura, puesto que los novios estuvieron con Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo en una fiesta privada celebrada en el Palacio de las Dueñas la pasada Feria de Abril.
Pero, ¿quién es realmente Victoria, la aristócrata que protagonizará una de las bodas más esperadas del año? En 2016, con tan sólo 19 años, se convirtió en la duquesa más joven en la historia de la casa de Medinaceli (su bisabuela Mimi ya había pasado de los 30 cuando heredó el título), al morir su padre, Marco de Hohenlohe, que falleció ese agosto en Sevilla a los 54 años, tras una larga enfermedad.
Muy discreta, tanto que se podría decir que es alérgica a los medios —como la anterior duquesa—, siempre ha mantenido un perfil bajo por lo que no es frecuente verla en actos sociales; con la única excepción de algún acontecimiento ecuestre, puesto que la hípica es una de sus pasiones. Aunque la aristócrata se crió en Alemania, de donde es su madre, Sandra Schmidt-Polex, cuando se convirtió en duquesa de Medinaceli vivía en Madrid, en un piso compartido con otras estudiantes. Acababa de iniciar la carrera de Relaciones Internacionales en el Instituto de Empresa.
Durante su etapa universitaria estuvo un año de intercambio en China, y después hizo un postgrado en Conflictos, Seguridad y Desarrollo en el prestigioso King’s College de Londres. Tal y como desvela su perfil de LinkedIn, ha trabajado en el Real Instituto Elcano como Public Policy Think Tank y también en Oryx Impact, donde desempeñó el puesto de Impact Investment Fund durante siete meses. Después entró Attalea Partners, una consultora de inversión en la que estuvo trabajando hasta octubre de 2022. En la actualidad, Victoria trabaja en el departamento de ESG y Sostenibilidad de MJ Hudson, una consultora estadounidense con oficina en Madrid especializada en mercados.
Nacida en Marbella en marzo de 1997, al igual que su hermano, Alexander, dos años menor y actual marqués de Navahermosa y duque de Ciudad Real, recibió el nombre de Victoria en honor a la reina Victoria Eugenia, que fue madrina de su bisabuela paterna, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, a la que los suyos llamaban cariñosamente Mimi. Cuando sus padres se separaron, en 2004 —Victoria tenía siete años—, los niños se fueron a vivir con su madre a Múnich, aunque nunca perdieron el contacto paterno.
En febrero de 2018, con 21 años, se convirtió en la persona con más títulos nobiliarios de Europa —tiene más de 40, diez de ellos con Grandeza—. Tal y como hacía público el Ministerio de Justicia en el BOE (Boletín Oficial del Estado), la joven marbellí, sumaba nueve distinciones más a las que ya ostentaba y pasaba a ser oficialmente también marquesa de Priego, marquesa de la Torrecilla, marquesa de Camarasa, marquesa de Aytona, duquesa de Tarifa, duquesa de Denia, duquesa de Camiña, duquesa de Alcalá de los Gazules y condesa de Santa Gadea, que, en su mayoría, pertenecieron a su bisabuela.
Un año antes, Victoria de Hohenlohe había iniciado una dura batalla para subrogarse los derechos de su progenitor en cerca de 40 títulos nobiliarios. Marco de Hohenlohe los reclamó en 2014, después de que su tío Ignacio de Medina, duque de Segorbe, solicitara algunos de los que supuestamente habían sido reservados para él, al ser el único hijo vivo de Victoria Eugenia Fernández de Córdoba.
Ignacio de Medina se disputa desde hace una década la herencia de su madre, Mimi de Medinaceli, con cuatro nietos y dos bisnietos de la aristócrata, fallecida en 2013. Durante años, Rafael y Luis Medina, hijos de Rafael Medina y Naty Abascal, intentaron llegar a un acuerdo privado con su tío el duque de Segorbe. No fue posible. Por ello, con el objetivo de que se procediera a la ejecución de las últimas voluntades de su abuela, decidieron llevar el asunto a los tribunales. No estaban solos, los acompañaban sus primas hermanas Victoria y Casilda Medina Conradi, duquesa de Santisteban y marquesa de Solera, respectivamente, así como la actual duquesa de Medinaceli y su hermano, Alexander.
En diciembre de 2021, el Juzgado de Primera Instancia número 12 de Sevilla les dio la razón en su lucha por recibir la parte legítima de la herencia. El fallo reconocía que cada uno de los demandantes tenía derecho a recibir una cuota de la legítima. En el caso de Rafael, Luis, Victoria y Casilda, del 12,5 por ciento. Es decir, cada uno de ellos tendría que percibir 4.119.095 euros. En el caso de los bisnietos de Mimi, la cuota es del 4,17 por ciento, lo que se traduce en 1.373.031 euros para cada uno. En total, cerca de 20 millones de euros a repartir entre estos herederos. Pero esta sentencia fue recurrida a la Audiencia Provincial de Sevilla y, de momento, no se ha fijado fecha para el juicio.
Pero el conflicto no termina ahí. El duque de Segorbe es presidente vitalicio de la Fundación Casa Ducal Medinaceli, el ente que agrupa los palacios, tierras y obras de arte de la familia. A principios de 2021, ante las pretensiones judiciales de los demandantes (sus sobrinos y sobrinos nietos), Ignacio de Medina y Fernández de Córdoba los expulsó del patronato de la fundación.
Precisamente, esta guerra soterrada es lo que impide que Victoria celebre su boda en la imponente Casa Pilatos de Sevilla, una de las principales posesiones de la familia. Por esta razón, tras contraer matrimonio con Maxime Corneille en la iglesia de San Miguel, la celebración tendrá lugar en el entorno único de la finca Salto al cielo, que también tiene una ermita, una construcción religiosa del siglo XVIII, situada en la campiña jerezana, construida por los monjes cartujos.