Recuerda perfectamente cómo fue aquella llamada de teléfono. Con los rascacielos de Nueva York dibujándose en el horizonte. No sucedió por casualidad. Ni la llamada ni el enclave. Primero porque su vida es hoy un continuo ir y venir de aeropuertos, hoteles de lujo, pasarelas… de vivir en el corazón pulsante de la moda. Y segundo porque hoy, él, trasciende ese concepto tan difuso de ser influencer. Con mucho, además. Sin embargo, aquella conversación y todo lo que ha venido después con ella, le ha dicho descubrir el valor de su pasado. Quel tiempo, cuando su infancia transcurría plácida en Ribadesella y los pequeños placeres de la cotidianidad llenaban su vida, era en cierto modo el material con el que, no solo ha alimentado sus sueños, sino también con el que los ha hecho realidad. Aquellos recuerdos del niño que pegaba su nariz a los fríos escaparates de las «boutiques» donde su madre se probaba exquisitos vestidos; las vajillas de su abuela y sus mantelerías bordadas; las cuberterías de plata de los domingos; los motivos marineros de los restaurantes, testigos de las celebraciones familiares... Todo eso es Pelayo Díaz. Constituyen su mundo interior. Son sus raíces. Su esencia... De ahí que, cuando ha tenido la oportunidad de comerse el mundo a dentelladas, como tantas veces debió de planear en su residencia de estudiantes cuando asistía a la Saint Martin de Londres, en vez de dejarse llevar por destructivismos y vanguardias, ha vuelto su mirada a lo que es él. A la adoración por la Santina o a guarecerse, por ejemplo, de la galerna del Cantábrico, ese viento que tantas veces golpeó su eterno flequillo para, ahora, dar vida a los albornoces de seda que ha diseñado. Tanto es así que, ese amor por su tierra convenció a los siempre mediterráneos y pasionales Dolce & Gabbana a salir de su Sicilia racial y apuntar hacia el Norte. Hacia Asturias. El de Oviedo ha debutado como director creativo invitado de la firma internacional italiana. Un honor del que, solo antes que él, ha gozado Kim Kardashian. Pelayo reinventó su universo y lo hizo suyo. Hablamos con él y de su hazaña.Escribías en tu cuenta de IG que estaba a punto de suceder el momento más importante de tu carrera… Y ya está, ya ha ocurrido: tu colección cápsula con Dolce & Gabbana ya está en la calle. ¿Un sueño cumplido? ¿Una meta? ¿Algo inesperado que te ha regalado la vida? Dolce & Gabbana fue la primera firma de lujo que he admirado. Recuerdo ver las revistas de moda con mi madre, ambos tumbados en la hamaca de nuestra casa de Ribadesella y pensar: “Jo, que maravilla de estampados y de tejidos”. Así que cuando bajábamos de compras a Madrid y pasábamos por la tienda de Ortega y Gasset, yo pegaba la nariz al escaparate y la obligaba a entrar a probarse cualquier cosa para poder ver de cerca todo aquello que había visto en las revistas meses atrás. Así que, definitivamente, es algo que me ha regalado la vida y ha sido, al mismo tiempo, un sueño cumplido. Cuando comenzaste, pionero como tú solo, con Katelovesme, ¿pensabas que algún día llegaría este momento? Si te digo la verdad, la época de Katelovesme fue una época de grandes ambiciones y sueños. Todo lo que hacía era apostando por oportunidades grandes en el futuro. ¿Cómo convenciste a Stefano Dolce y Domenico Gabbana a dejar el Mediterráneo y explorar contigo el Cantábrico? Fueron las explicaciones sobre mis bocetos lo que les hizo interesarse por Asturias. Cuando les conté que la inspiración detrás de cada estampado, que eran historias tan personales como la vajilla familiar, la casa de mis abuelos o el pueblo donde veraneo desde pequeño, lo tuvieron muy claro. ¿Cómo nace/surge/se produce vuestra colaboración? Hace años, sobre el 2011, Dolce&Gabbana fue la primera firma en sentar bloggers en la primera fila para retransmitir el desfile en directo, entre los que yo me encontraba. Ellos fueron los primeros en entender el poder de la era digital que se estaba gestando entonces. Años más tarde, me invitaron a desfilar junto con un grupo de Millenials y, desde entonces, hemos mantenido muy buena relación. Pero fue el pasado mes de septiembre cuando, una llamada por teléfono del mismo Domenico Dolce, me hizo presagiar que se venía algo grande. Nunca olvidaré esa llamada… Estaba en mi habitación del hotel, en lo alto de Times Square y se estaba poniendo el sol, la luz era preciosa reflejando en esos rascacielos. Su frase fue: “Para mí, no eres un influencer más. Eres un icono, y yo solo trabajo con iconos. Así que piensa que te gustaría diseñar y nos reunimos el día después del desfile”. Me quedé sin palabras. ¿Cómo es trabajar con unos grandes de la moda internacional como son Dolce&Gabbana? Porque tú ya desfilaste para ellos en varias ocasiones… Ha sido un gustazo la verdad. Me han dado libertad creativa absoluta. Desde la primera toma de contacto, me dieron alas. E, incluso, me invitaron a visitar su archivo y disponer de él si lo necesitaba. En nuestro segundo meeting, cuando les llevé el portafolio con mis ideas, me confesaron que no esperaban que les llevara tantas ideas y se mostraron entusiasmados con la idea de los recuerdos de infancia, mi familia y mis orígenes. Eso era lo que pretendía ya que esa es la esencia de Dolce & Gabbana, no quería llevarles algo rompedor y antagónico a ellos, porque me encanta su universo y quería que viera que sabía interpretarlo y llevarlo a mi terreno, y ¡parece que salió bien! ¿Qué destacarías de ellos, como profesionales -qué significan en la moda actual- y cómo son en lo personal? Porque entiendo que vuestra relación ya ha trascendido lo exclusivamente profesional…. Son unos auténticos genios y están constantemente trabajando. Solamente con estos dos factores uno puede construir de cero un imperio con esa identidad llena de iconografía como es Dolce&Gabbana. Además, viéndoles trabajar de cerca, la rapidez en la toma de decisiones y la seguridad en ellas ha sido realmente inspirador. Una auténtica lección y espero poder seguir aprendiendo mucho más a lo largo de los años ¿En qué te has inspirado para construcción tu colección y por qué? Me inspiré en mi infancia y en elementos que a simple vista pasarían desapercibidos pero que la marcaron. Piezas en seda con prints inspiradas en la vajilla familiar, el espejo de conchas que tenemos en el baño y dónde me miraba para prepararme e ir al colegio, el armario pintado a mano de mi infancia o las casas de la playa de Ribadesella, donde veraneo desde pequeño con mis abuelos o la virgen de Covadonga que es nuestra Santina y donde se casaron mis padres. Para un asturiano de pro como tú, ver a la Santina en un diseño, debe de ser un orgullo, ¿no?Es un orgullo y un homenaje que le quiero hacer a una tierra a la que le debo tanto como es Asturias y un homenaje a mis abuelos. Te sientes profeta en tu tierra?Profeta es una palabra muy grande, pero es cierto que siempre que vuelvo a Asturias me reciben con los brazos abiertos. ¿Cómo fue la sesión de fotos en Ribadesella?¡Increíble! ¡Un sueño! El alcalde nos dio permiso en tiempo récord para disponer de cualquier rincón para fotografiar la campaña y los propietarios de restaurantes y casas particulares en las que quise hacer fotos por los recuerdos y el valor sentimental que tienen para mí, como el Villa Rosario, Puente del Pilar o la casa de Los Uría. Además, el buen tiempo nos acompañó que era lo que más nervioso me ponía. Quería que la gente viera lo bonita que es Ribadesella. He leído que has recurrido a la infancia, a tus recuerdos ¿eres un hombre muy nostálgico? ¿Tu fuente de inspiración son tus raíces? No suelo ser nostálgico. No soy de los que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. A mí, me gusta pensar que lo mejor siempre está por venir. Para atrás, ni para coger impulso, como siempre me dice mi padre. No eres mediterráneo pero… ¿eres igual de pasional?Soy pasional, muy familiar, muy amigo de mis amigos y muy mío. Me gusta mucho pasar tiempo solo con Vidu y cargar pilas. Soy un introvertido obligado a la vida social En el universo de Dolce&Gabbana la tradición, lo religioso-folclorico-festivo es casi un “leit motive” y eso combinado con la dolce vita y el dolce far niente… una forma de entender la moda, y la vida… En tu caso, ¿es así también? Siempre me ha encantado el universo Dolce & Gabbana. Las piezas lenceras, el encaje, sus prints de flores y de leopardo con esa sastrería maravillosa... Y sí, conecto con todos esos elementos ya que estudié 14 años es un colegio religioso, y el mundo folclore-festivo español siempre me ha fascinado desde Rocío Jurado a La Veneno pasando por Lola Flores. Tanto es así que, en mi desfile de graduación, sonó Pena Penita Pena, de Lola Flores. Y como ellos, tienes una personalidad que no deja indiferente a nadie, llamáis a las cosas por su nombre, sois de al pan pan y al vino vino. ¿Sientes que eso te convierte en un outsider? ¿En alguien a quien no siempre se le entiende?Más que es un outsider, me convierte en una edición eliminada. Hoy en día parece que no se puede decir nada, que todo ofende, y a veces es muy aburrido. Soy una persona muy sensible y todo me afecta, pero cada vez más estoy aprendiendo a no ser tan reaccionario con mi respuestas. Seda laboral, pijamas, boxers, tu eres un hombre al que le gusta mostrar su cuerpo o, al menos, no tiene complejos con él… ¿Siempre ha sido así? ¿Qué lugar ocupa tu físico, tu apariencia personal, en tu lista de prioridades…? He aprendido a quererme como soy y estar a gusto en mi piel. De pequeño, se burlaban mucho de mi aspecto, era muy delgado y el más bajo de mi clase. Pero, con el tiempo entendí que todo aquello me hacía más especial y que ser diferente es lo bonito. Así que, por supuesto que me gusto. Todos deberíamos gustarnos. Con los años, mi físico se ha convertido en mi herramienta de trabajo aunque creo que mis seguidores valoran mucho mi personalidad. Que no me rindo, que lucho por lo que creo. No sé si habías soñado con ser modelo y con que tu cara te reciba en el aeropuerto con un fotón maravilloso…Nunca he querido ser modelo, pero siempre ha gustado la idea de romper estereotipos y si para eso he tenido que ser modelo, lo he sido sin problema. Dicen que oportunidades como éstas llegan cuando uno se encuentra en un momento bueno, tranquilo, sosegado y que por eso llegan las cosas buenas, porque unas atraen a las otras… ¿Es así? Cómo estás personalmente?Creo que uno atrae aquello que proyecta, lo que visualiza y que todo llega en el momento en el que estás preparado para afrontarlo. Y lo que no llega es porque no era para ti. Estoy en un momento en el que estoy listo para el siguiente nivel que el universo me tiene preparado Tu relación con Gal, ¿viento en popa? ¿Algún paso adelante que nos quieras contar?¡Cada día más enamorado! ¿Cómo se presenta el verano?Normalmente hago muchos planes pero este año quiero improvisar aunque hay tres paradas obligatorias para mí: una es Ibiza, otra L’Empordà y otra, por supuesto, es Ribadesella No sé si ésta colección cápsula en un check box o el comienzo de una nueva etapa profesional de Pelayo Díaz…
Recuerda perfectamente cómo fue aquella llamada de teléfono. Con los rascacielos de Nueva York dibujándose en el horizonte. Pero no sucedió por casualidad... Ni el motivo de la llamada ni tampoco el enclave. Primero porque su vida es hoy un continuo ir y venir de aeropuertos, hoteles de lujo, pasarelas… un vivir, efectivamente, en el corazón pulsante de la moda. Y segundo porque hoy, él, Pelayo Díaz , trasciende ese concepto tan difuso que denominamos influencer. Y lo hace por mucho, además.
Sin embargo, aquella conversación -y todo lo que ha venido después con ella- le ha dicho descubrir el valor de su pasado. Que aquel tiempo, cuando su infancia transcurría plácida en Ribadesella y los pequeños placeres de la cotidianidad llenaban su vida, era en cierto modo el material con el que, no solo ha alimentado sus sueños, sino también con el que los ha hecho realidad.
Aquellos recuerdos del niño que pegaba su nariz a los fríos escaparates de las boutiques donde su madre se probaba exquisitos vestidos; las vajillas de su abuela y sus mantelerías bordadas; las cuberterías de plata de los domingos; los motivos marineros de los restaurantes, testigos de las celebraciones familiares... Todo eso constituye lo que hoy es él. Es su mundo interior. También son sus raíces. Y, por supuesto, su esencia... De ahí que, cuando ha tenido la oportunidad de comerse el mundo a dentelladas, como tantas veces debió de planear en su residencia de estudiantes cuando asistía a la Saint Martin de Londres, en vez de dejarse llevar por destructivismos y vanguardias, ha vuelto su mirada hacía sí mismo. A la adoración por la Santina o a guarecerse, por ejemplo, de la galerna del Cantábrico, ese viento que tantas veces golpeó su eterno flequillo para, ahora, dar vida a los albornoces de seda que ha diseñado. Tanto es así que, ese amor por su tierra convenció a los siempre mediterráneos y pasionales Dolce & Gabbana a salir de su Sicilia racial y apuntar hacia el Norte. Hacia Asturias. El de Oviedo ha debutado como director creativo invitado de la firma internacional italiana. Un honor del que, solo antes que él, ha gozado Kim Kardashian. Pelayo reinventó su universo y lo hizo suyo. Hablamos con él y de su hazaña.
- Escribías en tu cuenta de Instagram que estaba a punto de suceder el momento más importante de tu carrera… Y ya está, ya ha ocurrido: tu colección cápsula con Dolce & Gabbana ya está en la calle. ¿Un sueño cumplido? ¿Una meta? ¿Algo inesperado que te ha regalado la vida?
-Dolce & Gabbana fue la primera firma de lujo que he admirado. Recuerdo ver las revistas de moda con mi madre, ambos tumbados en la hamaca de nuestra casa de Ribadesella y pensar: “Jo, qué maravilla de estampados y de tejidos”. Así que, cuando bajábamos de compras a Madrid y pasábamos por la tienda de Ortega y Gasset, yo pegaba la nariz al escaparate y la obligaba a entrar a probarse cualquier cosa para poder ver de cerca todo aquello que había visto en las revistas meses atrás. Así que, definitivamente, es algo que me ha regalado la vida y ha sido, al mismo tiempo, un sueño cumplido.
-Cuando comenzaste, pionero como tú solo, con Katelovesme, ¿pensabas que algún día llegaría este momento?
-Si te digo la verdad, la época de Katelovesme fue una época de grandes ambiciones y sueños. Todo lo que hacía era apostando por oportunidades grandes en el futuro.
-¿Cómo convenciste a Stefano Dolce y Domenico Gabbana a dejar el Mediterráneo y explorar contigo el Cantábrico?
-Fueron las explicaciones sobre mis bocetos lo que les hizo interesarse por Asturias. Cuando les conté que la inspiración detrás de cada estampado, que eran historias tan personales como la vajilla familiar, la casa de mis abuelos o el pueblo donde veraneo desde pequeño, lo tuvieron muy claro.
-¿Cómo nace/surge/se produce vuestra colaboración?
Hace años, sobre el 2011, Dolce&Gabbana fue la primera firma en sentar bloggers en la primera fila para retransmitir el desfile en directo, entre los que yo me encontraba. Ellos fueron los primeros en entender el poder de la era digital que se estaba gestando entonces. Años más tarde, me invitaron a desfilar junto con un grupo de Millenials y, desde entonces, hemos mantenido muy buena relación. Pero fue el pasado mes de septiembre cuando, una llamada por teléfono del mismo Domenico Dolce, me hizo presagiar que se venía algo grande. Nunca olvidaré esa llamada… Estaba en mi habitación del hotel, en lo alto de Times Square y se estaba poniendo el sol, la luz era preciosa reflejando en esos rascacielos. Su frase fue: “Para mí, no eres un influencer más. Eres un icono, y yo solo trabajo con iconos. Así que piensa que te gustaría diseñar y nos reunimos el día después del desfile”. Me quedé sin palabras.
-¿Cómo es trabajar con unos grandes de la moda internacional como son Dolce&Gabbana? Porque tú ya desfilaste para ellos en varias ocasiones…
-Ha sido un gustazo, la verdad. Me han dado libertad creativa absoluta. Desde la primera toma de contacto, me dieron alas. E, incluso, me invitaron a visitar su archivo y disponer de él si lo necesitaba. En nuestro segundo meeting, cuando les llevé el portafolio con mis ideas, me confesaron que no esperaban que les llevara tantas ideas y se mostraron entusiasmados con la idea de los recuerdos de infancia, mi familia y mis orígenes. Eso era lo que pretendía ya que esa es la esencia de Dolce & Gabbana, no quería llevarles algo rompedor y antagónico a ellos, porque me encanta su universo y quería que viera que sabía interpretarlo y llevarlo a mi terreno, y ¡parece que salió bien!
-¿Qué destacarías de ellos, como profesionales -qué significan en la moda actual- y cómo son en lo personal? Porque entiendo que vuestra relación ya ha trascendido lo exclusivamente profesional….
-Son unos auténticos genios y están constantemente trabajando. Solamente con estos dos factores uno puede construir de cero un imperio con esa identidad llena de iconografía como es Dolce&Gabbana. Además, viéndoles trabajar de cerca, la rapidez en la toma de decisiones y la seguridad en ellas ha sido realmente inspirador. Una auténtica lección y espero poder seguir aprendiendo mucho más a lo largo de los años.
-¿En qué te has inspirado para construcción tu colección y por qué?
-Me inspiré en mi infancia y en elementos que a simple vista pasarían desapercibidos pero que la marcaron. Piezas en seda con prints inspiradas en la vajilla familiar, el espejo de conchas que tenemos en el baño y donde me miraba para prepararme e ir al colegio, el armario pintado a mano de mi infancia o las casas de la playa de Ribadesella, donde veraneo desde pequeño con mis abuelos o la virgen de Covadonga que es nuestra Santina y donde se casaron mis padres.
-Para un asturiano de pro como tú, ver a la Santina en un diseño, debe de ser un orgullo, ¿no?
-Es un orgullo y un homenaje que le quiero hacer a una tierra a la que le debo tanto como es Asturias y un homenaje a mis abuelos.
-¿Te sientes profeta en tu tierra?
-Profeta es una palabra muy grande, pero es cierto que siempre que vuelvo a Asturias me reciben con los brazos abiertos.
-¿Cómo fue la sesión de fotos en Ribadesella?
-¡Increíble! ¡Un sueño! El alcalde nos dio permiso en tiempo récord para disponer de cualquier rincón para fotografiar la campaña y los propietarios de restaurantes y casas particulares en las que quise hacer fotos por los recuerdos y el valor sentimental que tienen para mí, como el Villa Rosario, Puente del Pilar o la casa de Los Uría. Además, el buen tiempo nos acompañó que era lo que más nervioso me ponía. Quería que la gente viera lo bonita que es Ribadesella.
-Has recurrido a la infancia, a tus recuerdos ¿eres un hombre muy nostálgico? ¿Tu fuente de inspiración son tus raíces?
-No suelo ser nostálgico. No soy de los que piensa que cualquier tiempo pasado fue mejor. A mí, me gusta pensar que lo mejor siempre está por venir. Para atrás, ni para coger impulso, como siempre me dice mi padre.
-No eres mediterráneo pero… ¿eres igual de pasional?
-Soy pasional, muy familiar, muy amigo de mis amigos y muy mío. Me gusta mucho pasar tiempo solo con Vidu y cargar pilas. Soy un introvertido obligado a la vida social.
-En el universo de Dolce&Gabbana la tradición, lo religioso-folclorico-festivo es casi un leit motive y eso combinado con la dolce vita y el dolce far niente… una forma de entender la moda, y la vida… En tu caso, ¿es así también?
-Siempre me ha encantado el universo Dolce & Gabbana. Las piezas lenceras, el encaje, sus prints de flores y de leopardo con esa sastrería maravillosa... Y sí, conecto con todos esos elementos ya que estudié 14 años es un colegio religioso, y el mundo folclore-festivo español siempre me ha fascinado desde Rocío Jurado a La Veneno pasando por Lola Flores. Tanto es así que, en mi desfile de graduación, sonó Pena Penita Pena, de Lola Flores.
-Y como ellos, tienes una personalidad que no deja indiferente a nadie, llamáis a las cosas por su nombre, sois de al pan pan y al vino vino. ¿Sientes que eso te convierte en un outsider? ¿En alguien a quien no siempre se le entiende?
-Más que es un outsider, me convierte en una edición limitada. Hoy en día parece que no se puede decir nada, que todo ofende, y a veces es muy aburrido. Soy una persona muy sensible y todo me afecta, pero cada vez más estoy aprendiendo a no ser tan reaccionario con mi respuestas.
-Seda, pijamas, boxers, tu eres un hombre al que le gusta mostrar su cuerpo o, al menos, no tiene complejos con él… ¿Siempre ha sido así? ¿Qué lugar ocupa tu físico, tu apariencia personal, en tu lista de prioridades…?
-He aprendido a quererme como soy y estar a gusto en mi piel. De pequeño, se burlaban mucho de mi aspecto, era muy delgado y el más bajo de mi clase. Pero, con el tiempo entendí que todo aquello me hacía más especial y que ser diferente es lo bonito. Así que, por supuesto que me gusto. Todos deberíamos gustarnos. Con los años, mi físico se ha convertido en mi herramienta de trabajo aunque creo que mis seguidores valoran mucho mi personalidad. Que no me rindo, que lucho por lo que creo.
-No sé si habías soñado con ser modelo y con que tu cara te reciba en el aeropuerto con un fotón maravilloso…
-Nunca he querido ser modelo, pero siempre ha gustado la idea de romper estereotipos y si para eso he tenido que ser modelo, lo he sido sin problema.
-Dicen que oportunidades como éstas llegan cuando uno se encuentra en un momento bueno, tranquilo, sosegado y que por eso llegan las cosas buenas, porque unas atraen a las otras… ¿Es así? Cómo estás personalmente?
-Creo que uno atrae aquello que proyecta, lo que visualiza y que todo llega en el momento en el que estás preparado para afrontarlo. Y lo que no llega es porque no era para ti. Estoy en un momento en el que estoy listo para el siguiente nivel que el universo me tiene preparado.
-Tu relación con Gal, ¿viento en popa? ¿Algún paso adelante que nos quieras contar?
-¿Cómo se presenta el verano?
-Normalmente hago muchos planes pero este año quiero improvisar aunque hay tres paradas obligatorias para mí: una es Ibiza, otra L’Empordà y otra, por supuesto, es Ribadesella.
-No sé si ésta colección cápsula es un check box o el comienzo de una nueva etapa profesional de Pelayo Díaz…
-No sé si es el comienzo de una nueva etapa pero, desde luego, que una firma como Dolce & Gabbana confie en mi visión es el resultado de muchos años de trabajo. Solamente han confiado la dirección creativa a dos personas a los largo de su historia: una es Kim Kardashian y la otra, yo. Es un lujo y una responsabilidad. Me encantaría que esta colaboración durara mucho en el tiempo pero, sea lo que sea, lo que quiero es disfrutar por el camino.