Las peleas entre hermanos son habituales en todas las familias y en el clan de las Kardashian, también. La tercera temporada de su reality, Keeping Up with the Kardashians, ya ha dado comienzo y en ella se ha puesto de manifiesto la rivalidad existente entre Kim, de 42 años, y Kourtney, de 44, quienes, siendo sinceros siempre han mantenido una relación llena de altibajos, que escaló a un nivel nunca visto en el 2020 cuando protagonizaron una fuerte pelea por la que, incluso, tuvieron que parar las grabaciones del programa.
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Y es que cuando se pensaba que la tormenta ya había pasado, y que las hermanas habían enterrado el hacha de guerra, los nuevos episodios han dejado bastante claro que las discrepancias entre ambas están aún sobre la mesa y en el último capítulo ambas hermanas protagonizaron un encarnizado cruce de acusaciones después de que Kourtney, quien está esperando su primer hijo, acusara a Kim de usar su boda con Travis Baker celebrada en mayo de 2022 como una oportunidad "para hacer negocios".
El inicio de la disputa comenzó cuando Kourtney pidió personalmente a Domenico, uno de los diseñadores y fundadores de Dolce & Gabbana que diseñara sus vestuarios para su boda celebrada en la riviera italiana de Portofino basándose en algunos vestidos vintage creados en de la década de los 90 y tan solo cuatro meses después Kim participó en el diseño una colección de pasarela con Dolce & Gabbana, desatando así la ira de su hermana, quien acusó a la fundadora de SKIMS de plagiar las ideas de su boda en sus creaciones.
Kim, quien ha confesado que la relación con su hermana es una montaña rusa de emociones, negó tajantemente las acusaciones de su hermana mayor, asegurando que le pidió a Dolce & Gabbana que no hicieran nada en el desfile que se pareciera o se asemejara a lo que se hizo en la boda de Kourtney e incluso les pidió que se aplazara en el tiempo esta colección, para no deslucir la boda de su hermana, pero la agenda establecida por la firma de ropa no lo permitió.
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Kourtney también recrimina a su hermana su cara de apatía y falta de entusiasmo durante su boda, algo que según ella también notaron el resto de sus invitados. Sin embargo, y a pesar de estas rencillas Kim ha asegurado que no existe ninguna ruptura entre ellas.
"Hemos estado allí antes, y siempre estaremos bien. Siempre somos una familia, así es como nos criaron" ha admitido Kim en una entrevista para el programa estadounidense Today. Además, la empresaria también señaló que trata de tomar estos episodios como lecciones de aprendizaje para el futuro. "Creo que me gusta verlo como una terapia, superarlo, pero se vuelve muy complicado y emotivo”, dijo antes de aclarar que ella y su familia no tienen intención de dejar de mostrar los aspectos más privados de su día a día, “Al final del día todavía amamos compartir nuestra vida, y no veo que eso vaya a cambiar pronto".