Ginebra fue, el viernes 16 de junio, el escenario del reencuentro de las familias Borbón y Urdangarin. Once días después de alcanzar la mayoría de edad, Irene tuvo su mejor regalo. Todos juntos de nuevo en terreno neutral para su doble celebración: el final de sus estudios de bachillerato y su 18 cumpleaños. Un encuentro excepcional después de atravesar en los últimos años tiempos difíciles: el paso por la cárcel de Iñaki, el autoexilio de don Juan Carlos y la nueva relación sentimental de Iñaki con Ainhoa Armentia.
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Como había avanzado ¡HOLA!, no fue una fiesta de puesta de largo ni una presentación social. Fue una reunión familiar a lo grande organizada por doña Cristina. Lo que Irene quería, todos unidos, después de años, durante casi cuatro días. Hablando por primera vez ante un micrófono, la gran protagonista confirmó que ese había sido su mejor regalo: “¿Algo que destacarías de la jornada?”, le preguntó una reportera de Telecinco: “Mi familia”, respondió Irene.
Su 18 cumpleaños hubiera sido una gran oportunidad para vestir de largo y alta costura por primera vez, pero no es su estilo. Irene rescató un bolso de su madre de Chanel y optó primero por un conjunto low cost de Zara —falda y blusa—, con bordados marinos multicolor, y unas sandalias doradas planas de la misma firma, cuyos precios son 105 y 85 euros… Y, después, para el momento de la graduación, eligió un conjunto de seda con pantalones de estilo palazzo.
La infanta Cristina recibió a Iñaki Urdangarín sonriente, como no lo habíamos visto en años, y a su madre, Claire Liebaert, a su llegada a Suiza, y después cenaron juntos con sus cuatro hijos
Doña Cristina, que cumplió 58 años el 13 de junio, llegó a Ginebra el jueves 15 con Irene y Miguel. Casi al tiempo que sus otros hijos, Juan y Pablo, después de haber disfrutado de unos días juntos en Madrid y Córdoba. Ciudad que los jóvenes Urdangarín no conocían y que descubrieron de la mano de su madre con una ruta cultural y gastronómica.
Con las horas justas para dejar el equipaje en casa, la infanta habló con sus padres, que viajaron por separado. El Rey don Juan Carlos desde Abu Dabi, con su nieto Felipe, y doña Sofía desde Madrid. Y, después, recibió a Iñaki y a su suegra, Claire Liebaert, y organizó una cena para todos, con sus cuatro hijos, en el hotel Four Seasons des Bergues. El favorito de doña Cristina, a orillas del lago Leman y también un lugar de especial conexión con la Familia Real española. Desde la Reina Victoria Eugenia a los nietos de don Juan Carlos y doña Sofía son cuatro las generaciones que han pasado por este palacio neoclásico que abrió sus puertas hace 190 años. El mismo donde construyeron promesas de futuro y donde, en 2022, llegarían al primer acuerdo de separación.
La infanta e Iñaki
Su todavía marido regresaba a Ginebra, la ciudad que dejó atrás hace exactamente cinco años, cuando tuvo que ingresar en prisión —el 18 de junio de 2018—, para estar al lado de Irene. No era una visita fácil y, además, se marcaron las distancias, aunque nuestras fuentes apuntan a que entre la infanta y su todavía marido ya no hay desencuentros. Atravesaron meses muy difíciles, tras descubrirse la relación del exdeportista con Ainhoa Armentia , pero han encontrado la manera de seguir con sus vidas sin hacerse daño y mirando solo por sus hijos, que los unirán de por vida, son el centro de todo y protagonizarán momentos especiales que los llevarán a compartir escenario y emociones. Aunque han tenido reuniones que no han trascendido, esta era la quinta vez que se veían desde su separación de hecho y los gestos señalan el cambio de relación entre ellos. Lo vemos en las imágenes que publicamos en exclusiva. No son los mejores amigos —Iñaki sentado en la segunda fila con familiares—, pero tampoco se les ve incómodos. En abril de 2022 tuvieron un encuentro familiar en Barcelona. En agosto pasaron unos días en Bidart juntos con sus hijos, tal y como publicó ¡HOLA! en exclusiva. En septiembre de 2022 coincidieron nuevamente en Jaca, en el funeral del ex director y gerente de la estación de esquí de Candanchú, Eduardo Roldán. Y en diciembre de 2022 volvieron a verse en un partido de su hijo Pablo en Barcelona… Entonces sí había tirantez, tensión y mucha tristeza, pero ahora todo es diferente. Después de casi año y medio, la situación se ha normalizado.
Doña Sofía, una superabuela, suele decir que no hay nada más importante que la familia, a la que adora y que es lo que más feliz la hace
Divorcio a la espera
El último obstáculo para la firma era que Irene llegara a la mayoría de edad. Cuando hay hijos menores todo debe pasar obligatoriamente por un juzgado y doña Cristina no quería llegar a un convenio expreso de guardia y custodia ni tampoco que se publicara la sentencia. Cumplidos los 18 años, el 5 de junio, el camino ha quedado abierto para fijar la cita con un notario suizo. Según apuntan nuestras fuentes, el acuerdo de divorcio está consensuado desde hace meses con una cláusula de confidencialidad, pero no hay fecha todavía para la disolución del matrimonio y puede que la situación no cambie hasta después de las vacaciones de verano.
El acuerdo de divorcio está consensuado desde hace meses, pero no hay fecha todavía para la disolución del matrimonio y puede que la situación no cambie hasta después de las vacaciones de verano
Para doña Cristina, el divorcio no marcará ninguna diferencia. Su mundo sigue estando centrado en su familia y su trabajo; para Iñaki es la puerta que se cierra (o se abre) para poder avanzar con su situación sentimental, un mundo para dos, ya que sus hijos difícilmente pondrán un pie en él. De momento, sigue residiendo en la casa de su madre, pero, según diferentes informaciones, la intención es compartir vida con Ainhoa. Para el exdeportista, que sigue buscando trabajo, empezaría una nueva vida, aunque todavía —sigue en libertad condicional-, tiene que finalizar el tiempo de condena a la que fue sentenciado por el caso Nóos. Será en abril del 2024.
Padre querido
Hasta ahora, la única graduación y mayoría de edad que han celebrado juntos fue la de su hijo mayor, Juan Valentín (29 de septiembre de 1999), en 2017. La de Pablo, en junio de 2018, coincidió con el ingreso en prisión de Urdangarín. Llevaba exactamente cinco días en Brieva (Ávila) cuando tuvo lugar un almuerzo familiar, también en el Four Seasons des Bergues. En cuanto a los 18 años de Miguel (30 de abril de 2020), la situación se complicó más todavía: a la ausencia de su padre se sumó el confinamiento estricto en medio de la pandemia.
Irene, que recibirá sus notas el 6 de julio, ha asegurado que “de momento” quiere estudiar en Lausana, en la mejor Universidad del mundo en gestión hotelera
La doble celebración de Irene nos muestra que los hijos son lo primero y que Iñaki sigue siendo el padre querido, aun después de las comprometidas fotografías que arrasaron con su matrimonio en enero de 2022. Durante los días que pasó en Ginebra se le vio entrar y salir del hotel cogido de la mano de su madre y de Irene y arropado por sus otros tres hijos y hasta por Victoria de Marichalar, que llegó el mismo viernes a Ginebra con la infanta Elena. La hija de Jaime de Marichalar hizo mucha piña con sus abuelos maternos, los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía, y su hermano —trabaja en la Cumbre del Clima COP28, en Dubái…, al que no había visto desde enero y está realmente cambiado… Pero también fue la prima inseparable de la protagonista.
El cara a cara
La doble celebración de Irene también trajo de la mano el primer cara a cara público del exjugador de balonmano con doña Sofía y don Juan Carlos. El último encuentro tuvo lugar hace cinco años, el 15 de enero de 2018, cuando viajaron a Ginebra para asistir al 50 cumpleaños de Iñaki. Meses después, en noviembre, celebraron en el palacio de la Zarzuela los 80 años de doña Sofía, pero Iñaki llevaba ya cinco meses en la prisión de Brieva, cumpliendo su condena por el caso Nóos.
De ahí que le reencuentro generara tanta expectación. No se les vio juntos en público, pero sí se vieron en privado y todo transcurrió con normalidad. No ha sido fácil y se mantuvieron las distancias, pero nadie olvida el papel de Iñaki como padre.
La mañana antes de la graduación fue un ir y venir de la familia hasta que abandonaron el hotel, a las 13:30. Encabezó la fila la infanta Cristina, con un pantalón azul marino y una camisa blanca, acompañada de su hijo mayor. Tras ellos, Iñaki con su madre, Claire Liebaert; Irene, y Victoria de Marichalar. Y, dos horas más tarde, con todos cambiados de ropa, los seguían el Rey Juan Carlos, trajeado, con corbata verde y apoyado sobre su bastón; doña Sofía, con un conjunto con estampado tie dye; Felipe de Marichalar, y la infanta Elena. Todos juntos rumbo a los campus de La Châtaigneraie y des Nations de la Escuela Internacional de Ginebra, conocida como Ecolint, donde han estudiado los cuatro hermanos Urdangarín y donde tuvo lugar la graduación, sin límite de asistentes para las familias de los alumnos.
Emocionada
Don Juan Carlos y doña Sofía —esta es la cuarta vez que han coincidido en público desde que el ex jefe de Estado abandonara España, en agosto de 2020— se sentaron justo enfrente de sus hijas y nietos y detrás de la mesa en la que se habían colocado todos los diplomas. Y fue ahí donde se vio a doña Sofía, emocionada y abrazada a su nieta, diploma en mano, mientras Iñaki y sus hijos aplaudían a Irene, que entra ya en la etapa universitaria y quiere estudiar Gestión Hotelera.
Fue un acto privado y entrañable que culminó con una cena en el restaurante italiano Il Lago, del Four Seasons, y diferentes planes familiares de sábado. El domingo por la mañana, Iñaki Urdangarín y su madre regresaban a España, mientras que doña Cristina se quedaba en Ginebra con sus cuatro hijos, los Reyes Juan Carlos y doña Sofía, la infanta Elena y sus sobrinos, Froilán y Victoria Federica.