Definir el estilo de Rosalía es complicado. No todos los días encuentras una fusión de flamenco, estética motera, notas de bachata, trenzas y cadenas doradas, guiños al Y2K, o prendas encontradas como el chándal trapero con tacones imposibles. En su armario, conviven firmas vanguardistas como Dion Lee, Palomo Spain , Dominnico, Acne Studios o Jacquemus…que han firmado algunos de sus looks más desconcertantes, con los vestidos de fiesta más deslumbrantes de Valentino o Dolce & Gabbana. El resultado de esta amalgama tiene que ser, por tanto, tan único como lo son sus canciones.
Hace dos años, la intérprete de Despechá pisó una alfombra roja con un conjunto lleno de cinturones, bolsos y logos mal hechos elaborado por Sebastián Albornoz, un diseñador chileno de 32 años e impecable talento que, al frente de su marca Sevali, ha conseguido atraer a numerosas famosas del mundo del espectáculo, entre las que también se encuentran la supermodelo Gigi Hadid, Kylie Jenner y la hija de Madonna, Lourdes Leon.
Su creatividad se despertó cuando tenía siete años. Y no, no fue de un día para otro. Fue cuando vio la película Titanic, protagonizada por Leonardo Di Caprio y Kate Winslet. Sus primeros estudios fueron en Santiago de Chile, en donde cursó la carrera de diseño en la Universidad Católica. A través de un intercambio universitario, continuó sus estudios en Milán, una experiencia que posteriormente lo llevó a establecerse de manera permanente en Londres, donde potenció sus conocimientos de moda en el Instituto Marangoni.
Se graduó finalmente en Central Saint Martins, desde donde obtuvo oportunidades para trabajar en firmas de lujo. Eso le llevó a trabajar con reconocidos diseñadores: su primer trabajo fue con Alexandre McQueen, donde fue parte del departamento de estampados y textiles. Trabajó con el diseñador estadounidense Tom Ford, y, en 2014, se sumó al equipo de Balmain; mismo año en el que ideaba su propio proyecto.
En 2019, Sevali se estableció como una marca sustentable, que, a través de la deconstrucción de prendas, crea diseños únicos de la mano del UpCycling Couture. Con cuatro años de trayectoria y seis colecciones, la marca ha replanteado las reglas de la moda mediante propuestas urbanas y vanguardistas. El arte, las performance y la pintura son también otros aspectos que motivan las creaciones suprarecicladas.
El upcycling o suprareciclaje es un movimiento que intenta aprovechar los desechos para crear nuevos materiales. Y eso es, precisamente, a lo que se dedica. Rebusca en la basura, bucea en los desguaces y recoge restos de la calle para hacer sus obras. Ha confeccionado monos con asientos de cuero de un coche, corsés con embalajes de FedEx, vestidos con tickets de metro, tops con zapatillas viejas y trajes con trozos de colchones.
Desde su base en París, el chileno busca seguir creando y colaborando con reconocidas marcas y diseñadores de la industria. Su más reciente trabajo lo realizó junto a Levi’s, donde mediante la deconstrucción del modelo 501, logró diseñar prendas desde cero que conmemoran los 150 años de este clásico.
Sebastián está casado con el también diseñador de moda Thomas de Ruffray, a quien conoció en 2013 mientras trabajaba en Londres y, tres años después, se mudaron a París. Fue en la capital francesa donde la pareja se comprometió y se casó por primera vez en Burdeos en 2018. Luego, en marzo de 2022, se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en Chile, lo que hizo que la pareja se sintiera obligada a casarse una vez más en el país de origen de diseñador fetiche de Rosalía.