Este pasado fin de semana prometía ser muy especial para Irene Urdangarin. Tal y como adelantaba ¡HOLA! hace un par de semanas, la hija pequeña de la infanta Cristina -que cumplió el cinco de junio su mayoría de edad- no quería una fiesta de puesta de largo a lo grande -como sí tuvieron su prima, Victoria de Marichalar, o su madre, en su momento, junto a la infanta Elena-. Ella prefería una celebración distinta, acorde a su manera de ser -no le gusta estar en el centro del foco mediático-.
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Primero festejó sus dieciocho años con su madre y sus amigos, pero la verdadera fiesta se hizo esperar. Fue este 16 de junio cuando Irene hizo coincidir la celebración de su aniversario y su graduación en bachillerato. Dos ocasiones que propiciaron el significativo reencuentro de toda la familia -sus padres, sus hermanos, sus primos y sus abuelos- después de años, junto al lago Leman. Iñaki y doña Cristina volvían a verse en un momento crucial de su matrimonio: con su divorcio en ciernes.
Cuando anunciaron su separación, Irene era entonces menor de edad, por lo que la Infanta no quería llegar a un convenio expreso de guardia y custodia -no quería pasar obligatoriamente por un juzgado-, y se optó por esperar a que cumpliese los dieciocho años.
Una imagen que lo dice todo
Irene no sufrió el caso Nóos ni la debacle familiar como sus hermanos mayores y siempre fue la más protegida. Aun así, no ha sido fácil para ella navegar en la tormenta. El ingreso en prisión de Iñaki Urdangarin fue el punto y aparte. Tenía 13 años, se la había preparado, pero el impacto de la realidad lo superó todo. Era su padre, pero también su aliado. Lo hacían todo juntos. La ayudaba con los deberes, la acompañaba a todas las extraescolares, cocinaban juntos... Nunca más la llevaría al colegio. El curso siguiente, Irene cogería el autobús.
No sería el último disgusto. Con 16 años, camino de 17, le tocó de lleno la ruptura de sus padres. El impacto de la noticia, la traición, las lágrimas de su madre... Le costó muchas semanas perdonarle, pero, tal y como dijo su hermano Pablo: “Son cosas que pasan”. Irene ha vuelto a encontrar en su padre a un confidente.