Aunque parezca que fue ayer, han pasado cinco años y medio desde que Ana Boyer y Fernando Verdasco se dieron el ‘sí, quiero’ en el Caribe. Para ellos siempre será un día inolvidable, pero ahora, los recuerdos de ese momento afloran con más fuerza, al ver cómo Tamara está ultimando todos los preparativos para su enlace con Íñigo Onieva. Es el acontecimiento social más esperado del año, todas las miradas están puestas en ellos y todos los familiares de los novios están entusiasmados y apoyándolos en esta recta final, en la que es casi misión imposible que no aparezcan los nervios.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Hace unos días, era la propia Tamara quien recordaba con cariño cómo estuvo al lado de su hermana Ana en una de las pruebas de su vestido. “Y pensar que ¡parece que fue ayer! Fue probarse ese vestido ¡y saber que era el suyo! Se puso a llorar y nos abrazamos ella, mami y yo”, decía la marquesa de Griñón en sus redes sociales, donde compartió imágenes de ese momento.
Para Ana, como nos contaba en páginas de ¡HOLA!, su boda fue muy emocionante no solo por el paso que daba con el hombre de su vida, sino porque a su lado en la paradisíaca isla de Mustique pudo tener a las personas más importantes para ella, a su familia y a su círculo más íntimo de amigos. “Nos fuimos toda la semana a la isla en la que nos casamos. Así que disfrutamos muchísimo de los días previos porque estábamos con nuestras personas más cercanas en un sitio tan único”.
Ahora le toca a ella acompañar a su hermana, como Tamara estuvo a su lado en todos los preparativos y en el día de su enlace. Ana se vistió acompañada por ella y por su madre, Isabel Preysler, a las que está muy unida. “Admiro tantísimas cosas de mi madre y mi hermana. Sus valores, como cuidan a las personas cercanas, su saber estar, lo cariñosas que son, su sentido del humor… ¡Es una lista que no acabaría nunca!”, nos confesaba esta semana.
En esos momentos previos a su boda caribeña, Ana nos contó en su día que su madre no le dio ningún consejo de última hora, porque ya estaba todo dicho. “No hizo falta, me lo ha ido diciendo todo a lo largo de los años”. Y la marquesa de Griñón fue su mano derecha con todos los preparativos y todo lo necesario. Ahora que le toca el turno a Tamara, Ana no ha podido estar a su lado tanto como le habría gustado, ya que vive en Catar, pero nos cuenta que habla con ella todos los días y que, además, pudo ver la primera prueba de su vestido de novia en Nueva York con Wes Gordon, director creativo de Carolina Herrera, a través de una videollamada.
Ya falta muy poco para la gran boda y Ana cuenta con ilusión los días para ver a su hermana cumplir su sueño de casarse con Iñigo y pasar un día inolvidable rodeada de su familia y sus amigos. Le desea lo mejor, que sea tan feliz como lo es ella con la bonita familia que ha formado con Fernando Verdasco y solo espera que nunca le falte amor en la nueva y emocionante etapa que va a comenzar.