Fotos, mentiras y cintas de vídeo… Podría recordar al título de la película de Steven Soderbergh, pero también describe la última semana en la ‘guerra’ abierta entre Alessandro Lequio y Ana Obregón. Este sábado, 17 de junio, el colaborador de El programa de Ana Rosa cumple 62 años; cuando soplé las velas y pida un deseo, tal vez, uno de ellos, sea borrar los últimos meses en los que se ha visto salpicado en polémicas, desmentidos y un cruce de acusaciones -constantes- con la actriz.
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Atrás quedaron aquellos años idílicos, de confianza, comprensión y buena sintonía. Ahora, recordamos el primer posado del colaborador y la actriz en ¡HOLA!, cuando eran novios y nos anunciaban una bonita noticia: estaban esperando su primer hijo.
“El médico nos acaba de dar la noticia y el bebé nacerá el próximo mes de junio”, nos contaban emocionados. El amor entre Ana y Alessandro Lequio surgió en el otoño de 1990, cuando el aristócrata italiano vino a España por motivos laborales. De hecho, en esa época estaba casado con Antonia Dell’Atte, madre de su hijo Clemente y con quien protagonizó innumerables enfrentamientos en los platós de televisión.
“Si es niña -que es lo que nos gustaría- se llamará como yo; si es niño, le pondremos Alessandro”
Sin embargo, cuando el hijo del conde Clemente Lecquio di Assaba y de la princesa Alessandra Torlonia vino a España, no atravesaba el mejor momento con la musa de Armani y quedaría prendado de Ana Obregón. Varios encuentros harían falta para ir fraguando su historia de amor.
“Hemos intentado casarnos por la Iglesia, pero no es posible hasta que Alesandro consiga el divorcio de su matrimonio civil. En estos casos la ley siempre va más lenta que los sentimientos”
El bienestar familiar
“Alex y yo estamos esperando algo... que hemos deseado muchísimo”, contaba la actriz en las páginas de nuestra revista. El conde Lequio era sincero; los dos deseaban ser padres, pero él lo quería más: “Ana, aunque parezca que tiene menos los pies sobre la tierra, era la que me decía ‘vamos a esperar a que todas las cosas se arreglen’, pero para mí era el momento”.
Y es que la bióloga quería esperar para poder casarse por la Iglesia, algo que nunca llegó. ¿Los motivos? Antonia Dell’Atte no estaba dispuesta a divorciarse así como así. Durante la década de los noventa, el triángulo amoroso formado por la italiana y la reciente pareja, acapararía numerosos programas de televisión, disparando los índices de audiencia. Pero Ana Obregón era concisa: “Yo no he roto nada que no estuviera roto”. Finito.
El amor triunfaba entre ellos, pero sin boda. “Cuando una pareja se quiere y está muy enamorada, llega un momento en que se quiere prolongar ese amor... en un hijo de los dos”. Y añadía: “cuando una mujer está enamorada -cosa que, de verdad, a mí nunca me había pasado- siente la necesidad de dar vida a algo, a algo que es fruto de ese amor”. Para la bióloga, darle un hijo a Alessandro Lequio era una prueba de amor... “y nunca había sentido la necesidad de ser madre hasta que he conocido a Alessandro”, apuntaba.
Ambos querían una niña. “Le pondríamos Ana, como yo”. Rápidamente, el italiano remarcaba: “O Alessandra”. Pero si era niño, que así fue, lo tenían claro: “Se llamará Alessandro, eso sí”. Y Álex Lequio llegó al mundo en la noche más especial del año: el 23 de junio de 1992.
“He comenzado a vivir el papel más importante de mi vida y pienso dedicarme al cien por cien a mi hijo”
La infidelidad
Aquella felicidad tenía fecha de caducidad, concretamente, 1994: el año en el que rompieron por una supuesta infidelidad del aristócrata con Silvia Tinao. La actriz de Ana y los siete no iba a soportar terceras personas en su relación, y el colaborador de El programa de Ana Rosa abandonaba la vivienda que compartían en La Moraleja. Después de su historia de amor y desamor, llegaría la cordialidad por un objetivo común: el bienestar de su hijo.
Sin embargo, desde que Ana Obregón presentó en ¡HOLA!, a su nieta Ana Sandra Lequio, las heridas entre ellos parece que se han reabierto. Acusaciones y mensajes muy directos, que han dejado ver la nula relación que mantienen. Desde “Alessandro, tu nieta te está esperando en casa. Está deseando conocerte” a “la gente dice que este libro es una historia preciosa, cuando en realidad la muerte de un hijo es una auténtica historia de terror”. Hace unos días, se daban una tregua, pues el deseo de su hijo era verlos unidos, pero quien sabe que pasará. Continuará...