El mundo del espectáculo está de luto por la pérdida de una de las figuras más destacadas de la pequeña pantalla en la década de los 90: Maria del Carmen Martínez-Villaseñor Barrasa, conocida profesionalmente como Mari Carmen y sus muñecos. Según ha podido confirmar Semana, la humorista y ventrílocua ha muerto a los 80 años como consecuencia de una caída en Tenerife. Y es que desde hace un tiempo tenía fijada su residencia en la isla, donde vivía con doña Rogelia, Daisy, Nicol y Rodolfo, esos cuatro emblemáticos personajes que la convirtieron en una estrella más allá de nuestras fronteras.
-De doña Rogelia al pato Nicol, los inolvidables muñecos creados por Mari Carmen
Se ha mantenido muy activa hasta el final y seguía teniendo al público muy presente. No en vano, estaba preparando su cuarto libro con tintes biográficos. Su intención era compartir con los lectores los momentos más destacados de su vida. La publicación iba a dividirse en dos partes, la primera con su infancia, adolescencia y la parte más desconocida de su vida personal; en la segunda, sus muñecos tomarían la palabra para contar su experiencia puesto que siempre comentaba que tenían "vida propia".
Hija predilecta de Castilla-La Mancha, hace solo unos días comentaba ilusionada en La Razón que tenía otro importante proyecto en el horizonte: una película. Mari Carmen iba a participar en el rodaje de Prohibido reír, que une dibujos con imágenes reales y cuenta la historia de un payaso maléfico que domina el mundo y prohíbe la risa.
Muy discreta en cuanto a su vida privada, la artista era madre de Miguel, nacido en 1981 de su relación con Miguel Almazor, con el que se había casado un año antes. La relación con su hijo era muy estrecha y decía que eran socios. "Somos socios en todo. Muy cómplices. Vamos de la mano incluso en tareas que, a veces, no son de madre ni de hijo. Nos queremos y nos necesitamos, es un privilegio tener un hijo como el mío. Es único", indicaba en el citado medio.
Su trayectoria
Nació el 4 de mayo de 1943 en Cuenca y desde muy joven tuvo claro que triunfaría. No se equivocaba. Se adentró en el mundo del espectáculo de la mano de Natalio, el padre de José Luis Moreno, con el que hacía teatro de guiñol y quien creó a Daisy y Nicol. Doña Rogelia y Rodolfo fueron obra de Manuel Meroño. Entonces ella era menor de edad y fue detenida en un tren por no tener el permiso de sus padres, pero aquel episodio quedó en una anécdota más y su carrera fue in crescendo.
Su primera incursión en la pequeña pantalla fue en 1967 y cuatro años después participó en la película La graduada, donde tenía como compañeras a las recordadas Lina Morgan y Florinda Chico. Con el paso del tiempo se hizo amiga de José Luis Moreno y, a su lado, conquistó al público con sus muñecos en las galas de entretenimiento familiar que solían emitirse los fines de semana como Sábado noche, ¡Señoras y señores! y Humor cinco estrellas.
Revolucionó la televisión de los 90 también en México y Venezuela, donde incluso compuso temas musicales para la banda infantil Timbiriche, por la que pasaron Thalia y Paulina Rubio. En sus últimas entrevistas, ya desde Canarias y sin perder ni un ápice la energía y el humor que la caraterizaban, lamentaba que sus espectáculos ya no tuviesen cabida en la programación.