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Marta Ortega estrena el verano con su familia en Francia tras un año de récord en su imperio

Su verdadera pasión es su familia: su marido, Carlos Torre­tta, con el que cumple cinco años de casada; sus hijos, Amancio, de diez años, y Matilda, de tres, y sus padres


14 de junio de 2023 - 9:00 CEST

Marta Ortega, la mujer más poderosa de la moda, tiene debilidad por la Costa Azul y no hay año en el que no se escape unos días nada más asomar el verano. Al principio, hace mucho tiempo, con sus padres, y ahora, con su marido, Carlos Torretta, y sus dos hijos. La pequeña, Matilda, de tres años, nacida de su segundo matrimonio. Y, Amancio, de diez, de su unión con el jinete Sergio Álvarez Moya, con el que estuvo casada desde 2012 hasta casi principios de 2015.

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Con el estío a la vuelta de la esquina, Marta ha vuelto a cambiar el Atlántico por el Mediterráneo. Le espera el barco en alta mar y, en tierra, sus caballos, que también van de victoria en victoria. El último triunfo ha sido en Francia, durante el Gran Premio de Cannes del Longines Global Champions Tour.

Marta ha vuelto a cambiar el Atlántico por el Mediterráneo. Le espera el barco en alta mar y, en tierra, uno de sus caballos, que también va de victoria en victoria
© Carlota Buracch

Tras graduarse en la European Business School, de Londres, ‘abandonó’ el sueño de la equitación con 22 años. Colgó las botas, pero no la ilusión y ahora se la ve disfrutar desde los palcos y terrazas de las competiciones de nivel como propietaria de caballos.

Junto a Carlos Torretta, con quien en otoño celebrará cinco años de matrimonio (se casaron en A Coruña, en 2018), y su hija, Matilda, la empresaria fue testigo de cómo su amigo y jinete Maikel van der Vleuten se convertía en campeón, tras el triunfo de su caballo, ‘Beauville Z’. Empezó a montar a los diez años, siguió practicando mientras estudió bachillerato en un internado de Suiza y llevaba buen camino en la hípica —conquistó el trofeo Príncipe de Astu­rias y fue campeona de España de su categoría—, pero no podía ser amazona.

El sueño

Tras graduarse en la European Business School, de Londres, comprobó que no había tiempo para seguir dedicándose en serio a este deporte y, a los 22 años, ‘abandonó’ el sueño de la equitación. Colgó las botas, pero no la ilusión, y ahora se la ve disfrutar desde los palcos y terrazas de las competiciones de nivel como propietaria de caballos.

Comenzaba un período de formación internacional. Su padre quería que conociera cómo funcionaba el negocio de arriba abajo. Otra carrera de saltos haciendo inmersión en diferentes puestos de la empresa que la llevaron a ser dependienta en una de sus tiendas, en Londres, y a vivir en ciudades de Europa y Asia para descubrir nuevos mercados. Fueron los primeros cuatro años de aprendizaje en los que exploró sus capacidades para el mando guiada por expertos a través de todos los departamentos de Inditex: diseño, análisis de ventas, responsabilidad social y corporativa y comunicación, servicios jurídicos, finanzas, números… Lo que menos le gusta.

Le gusta la lectura, el arte y la fotografía, el cine, la música, viajar… y la hípica, y vive este deporte con pasión junto a su familia a través de sus caballos ganadores
© Carlota Buracch

Marta y Carlos Torretta se escaparon a Cannes el pasado fin de semana para disfrutar del Gran Premio de Cannes del Longines Global Champions Tour. La empresaria fue testigo de cómo su amigo y jinete Maikel van der Vleuten se convertía en campeón, tras el triunfo de su caballo, ‘Beauville Z’.

Cuando volvió a A Coruña se puso al frente del equipo del departamento de producto y diseño de Zara Woman y fue elegida vocal de la fundación Amancio Ortega y consejera y vicepresidenta de Partler y Gartler, las sociedades patrimoniales Ortega de Amancio Ortega y… después llegó el salto. En 2016 se dieron los primeros pasos en su proyección pública que vinieron a sumarse a su presencia oficial como miembro del patronato de la fundación Amancio Ortega … También, su primer posado para el fotógrafo Mario Sorrenti en las Bahamas. Un plano que fue realizado mientras se preparaba la última campaña de Zara Woman y dio «la vuelta al mundo». Algo estaba cambiando en el reino de Zara.

De la duda al aplauso

Amancio Ortega dejo a su hija un listón altísimo, pero también todo muy atado tras profesionalizar la empresa, sacar el holding a bolsa y multiplicar beneficios apostando por una compleja estructura de venta online que gestionó con Pablo Isla.

Aun así, había dudas cuando llegó la hora de transición y la presidenta (no ejecutiva) fue recibida con todos los ojos puestos en ella. Era el 1 de abril de 2022 —en Inditex ya había un nuevo CEO, Óscar García Maceira— cuando, con más de quince años de formación, asumió el cargo. Estaba decidida a honrar el legado de su padre, pero también a poner en marcha sus propios planes… y sus resultados son espectaculares.

El gigante textil se marcó el mejor año de su historia: 4.130 millones de beneficios. Un 27 por ciento más que el año anterior. Aún con la inflación y el cierre de sus tiendas en Rusia —uno de sus mejores mercados— han conseguido incrementar el beneficio neto y abrir más tiendas por todo el mundo.

Marta tiene mucho que celebrar con 39 años. Además de los buenos resultados empresariales, atraviesa una magnífica etapa personal que se refleja en su sonrisa
© Carlota Buracch

© GettyImages

En esta imagen, con su padre, en 2016, durante el Concurso Internacional de Hípica.

Mucho que celebrar

Marta tiene mucho que celebrar. Además de los buenos resultados empresariales, atraviesa una etapa personal maravillosa. Tiene una vida llena con sus hijos y su familia. Es una madre cariñosa que saca el tiempo de donde sea para poder estar con el máximo tiempo con sus pequeños. Por eso, en la medida de lo posible viajan con ellos. En cualquier caso, cuenta siempre con el apoyo de la ‘superabuela’: su madre, Flora, quien los lleva a pasear, a sus extraescolares, al parque. Los nietos son el mayor premio y la alegría de la casa. Especialmente para Amancio abuelo —más mayor que su mujer—, quien tiene otros tres muy queridos de su otra hija.

Todos residen en la misma casa, en O Parrote. Un edificio de cuatro plantas con fachada de piedra, portadas de madera negra y galerías blancas —arquitectura típica de A Coruña—, que se asoma al paseo marítimo y a la dársena del Club Náutico. Amancio y Flora ocupan las plantas inferiores y, su hija con su marido y sus hijos, el ático, un espacio más moderno y diáfano. En A Coruña hacen una vida tranquila y nadie los molesta.

© Carlota Buracch

Marta Ortega, con su hija, Matilda, de tres años, el pasado fin de semana en Francia,

Las escapadas

Y los fines de semana se escapan a Madrid, a alguna ciudad europea, al pazo de Aián que se ha comprado o al de sus padres, el de Drozo, en Ancéis. La residencia del siglo XVIII, blasonada y barroca con huerta y gallinero —a petición de don Amancio—, el hórreo, las fuentes de caños con pila y, por supuesto, la capilla, en la que se casaron sus padres y donde celebró, también, su matrimonio con Sergio Álvarez. Sin olvidar Melide, donde están las raíces de su madre.

Marta es igual que su madre físicamente y tiene la forma de ser de Amancio, al que adora. Es detallista, tímida, discreta y muy amiga de sus amigos. Una personalidad que la ha llevado a conciliar dos vidas. Por un lado, la familiar, íntima, cerrada a su mundo y a su posición en Inditex; por otro, la pública, su asistencia a bodas, a las pasarelas de moda o a las exposiciones de Peter Lindbergh y Steven Meisel, que organizó como mecenas de arte. Son esos momentos en los que el foco gira hacia Marta y en los que la presidenta apuesta por diseños y complementos de grandes firmas internacionales. En el día a día, educada para no destacar, viste la ropa que se diseña en su casa.

El gran triunfo de la mujer más poderosa de la moda: de la primera crisis en bolsa a hacer historia con un máximo de ventas y beneficios como presidenta ejecutiva
© Carlota Buracch

En esta imagen, en su primera junta como accionista. Al lado, en 2022, en la reunión en la que se votó su nombramiento y el de Oscar Maceiras, consejero delegado. El gigante textil ha hecho el mejor año de su historia: 4.130 millones de beneficios. Un 27 por ciento más que el año anterior.